Una gala preciosa por la Valencia que lo ha perdido todo
'Amunt el telón por Valencia' reúne a un centenar de artistas del teatro y la música en una gala emotiva y reivindicativa
Barcelona"Me resisto a creer que todo lo he perdido ya / que he perdido mi derecho, quiero decir, a la alegría..." La poesía de Coral roto de Vicent Andrés Estellés sonaba con la voz potente e indignada de Emma Vilarasau mientras la Girona Jazz Project interpretaba la Muixeranga de Algemesí y la coreógrafa alcoyana Sol Picó plantaba sus puntas en el escenario. Así empezaba, arriba, la gala Arriba el telón por Valencia, el acto unitario del sector teatral catalán –con el apoyo de las entidades de ámbito estatal– celebrado este lunes en el Teatre Tívoli para recaudar ayuda para las compañías y productoras valencianas que lo han perdido todo. laborando en masa en la limpieza de pueblos y espacios públicos, algunos de los cuales acabaron subiendo al escenario para describir aquella "tristeza que cala dentro y se queda". Entre la descripción de la tragedia y la solidaridad, entre la emoción y la indignación, la tristeza y la esperanza se movió la gala, que fue redonda: emocionante, divertida, ágil, poética , reivindicativa y, además, con acento valenciano. Joan Arqué dirigió un espectáculo que debería ser un referente (por favor) para todas las galas que vendrán.
Teatro, música y poesía (es cierto, muy Estellés) se fueron pasando el relevo sin perder ni un segundo, en un espectáculo lleno de momentos especiales y bonitos. La poesía recitada con la emoción contenida por las valencianas Raquel Ferri y Cristina Plazas al son de País pequeño, un solemne Pere Arquillué continuando el Coral roto con "el corazón lleno de grillos", el tándem exquisito de rapsodas Julio Manrique y Josep Maria Pou o la valenciana Carme Portaceli dando pie a una decena de artistas más a través del vídeo. "Todo el mundo quería estar", admitía el presentador del acto, Santi Millán.
También hubo un sencillo y precioso número de danza de Las Impuxibles con Clara Peya en el piano, el brillante monólogo sobre el capitalismo de La Calórica y el divertido número de circo de Manel Rosés (¡qué ingenio!). Los números musicales deEl hilo invisible, Dagoll Dagom haciendo el corazón del Canto de la Muixeranga de Al Tall y el dúo de Mariona Escoda y Daniel Anglès con Amor particular contribuyeron a dar belleza y ritmo al acto, junto a los temas llenos de sentido de Joan Dausà, Miki Núñez, Sopa de Cabra y Judit Neddermann, con un canto tradicional valenciano.
El momento climático no fue ningún discurso sectorial o institucional de manual. Lo protagonizaron los artistas valencianos, mirando de hito al público y recordando todo lo ocurrido con un "imagínate que". "Imagínate que no has podido despedirte de tu madre". "Imagínate que trabajas en una residencia de ancianos y no tienes suficiente fuerza para subirlos todos al primer piso, imagínate si has tenido que escoger, imagínate si te hubieran avisado antes". Imagínate cómo le dices al hijo que no verá a su padre porque se ha ido a aparcar, imagínate huesos de tumbas reventadas esparcidos por el suelo, imagínate que el responsable está haciendo un almuerzo, imagínate. .
Y acto seguido hacen levantar el brazo en las nueve primeras filas del teatro: imagínate que estas 221 personas no vuelven hoy a casa. Tan sencillo y tan dramático como esto. "El teatro hace presentes a los ausentes. Les da voz. Tenemos que volver a los escenarios y contar sus historias; porque nadie deja de existir mientras alguien cuenta su historia", dijeron. Esto es el teatro, belleza y mensaje, y la gala volvió a demostrarlo de forma excepcional. Como decía un niño, que era la voz de la esperanza, y la voz de los teatreros: "Que los naranjos vuelvan a florecer".