El gran tren de vida de los Borbones
Esther Isla y Paloma Córdoba protagonizan en el TNC 'Breve historia del ferrocarril español', de Joan Yago (La Calórica)
'Breve historia del ferrocarril español'
- Autoría: Joan Yago
- Dirección: Beatriz Jaén
- Intérpretes: Paloma Córdoba y Esther Isla
La historia del ferrocarril español está íntimamente ligada a la zaga borbónica que manda en ese territorio de la Península Ibérica. Así lo ha visto Joan Yago, el dramaturgo de la compañía La Calòrica, que tras una residencia artística en el Centro Dramático Nacional (CDN) volcó sus descubrimientos en la obra de teatro documental estrenada en el CDN en el 2022 y que termina la su pequeña gira española en el TNC con las localidades agotadas.
No es que los monarcas hayan sido ingenieros, matemáticos o geólogos poniendo su sabiduría al servicio de la sociedad, sino que gracias a su inviolabilidad han hecho y deshecho negocios millonarios con los caminos de hierro para mantener su lujoso y lujurioso tren de vida. Y lo han hecho desde la inauguración del primer convoy favorecido por la reina Isabel II y el farol del marqués de Salamanca que circuló de Madrid a Aranjuez en febrero de 1851 hasta la del AVE en la Meca intermediado por Juan Carlos I el Comisionista.
Al fin y al cabo, Yago se sirve de la anécdota ferroviaria para denunciar con el humor y la ironía que le son características la estafa real sostenida a lo largo de los años por las élites y por una justicia suficientemente despeinada para justificar el saqueo de el estado. Bien mirado, pues, la breve historia de los ferrocarriles es anecdótica hasta el punto de que se tardan 45 minutos en clavarle el diente a la cuestión, con una introducción histórica bastante tediosa, pero que nos recuerda las fechorías de la saga borbónica de quien en tenemos pruebas recientes. Entre ellas, claro, los trapicheos sentimentales y financieros de la regenta siciliana María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, exiliada en París, una constante de esta casa real de origen francés. La sátira es bastante explícita y obtiene una respuesta bastante entusiasta del público. Las dos buenas actrices empatizan con los espectadores y realizan un buen trabajo, aunque la importante escena de Corinna Larsen quede desdibujada por una dicción poco clara y una presencia insípida, errores de la dirección.