Esto nunca se había visto en el teatro

Platón y Aristóteles consideraban Thauma (sorprendida) la impulsora de la sabiduría, y por eso fundamento de la misma filosofía. Andreu Martínez y Magda Puig Torres han hecho suyo el concepto en una propuesta escénica tan inhabitual entre nosotros como exitosa, aunque no pretenda filosofar sino cautivar, maravillar. Sí, realmente asombroso.

Thauma es un espectáculo que nos recuerda las sorpresas que durante años nos proporcionaba el Festival Internacional de Títeres y posteriormente el Festival de Teatro Visual y de Títeres organizado desde el Institut del Teatre, tristemente desaparecido en 2004. No sé si Martínez y Puig Torres han bebido de aquello u otras propuestas de teatro de objetos para acercarse a un juego escénico con un nivel equiparable al que se hace en otros países con mayor tradición en el género. La propuesta, que ha contado con la ayuda intelectual del director griego Dimitris Papaioannou, seguro que hubiera encantado a Joan Brossa, porque las imágenes y las acciones destilan una admirable poética sin buscar ningún resultado ni conclusión.

Thauma es, como dicen sus creadores, un viaje visual y sonoro por un territorio imaginario en el que animales, artefactos y homínidos de color azul cobran vida. Una mezcla de objetos animados, de robots, de circo, de danza, de magia, de ilusiones que mueven paredes: uno Tyrannosaurus rex detiene un concierto de metrónomos, las figuras geométricas bailan, dos cowboys cabalgan por el desierto y un avestruz coquetea con una especie de gallina cloca.

El espectáculo es fruto de la residencia artística de Magda Puig en el Lliure, bajo el paraguas de las ayudas Carlota Soldevila, cuenta con tres magníficos performers (Erol Ileri Llordella, Juan Carlos Panduro y Marina Rodríguez) ya nuestro entender tiene vida para seguir en la cartelera, para girar por Cataluña y por el extranjero. ¿Es necesario que diga que es muy recomendable?