Estreno teatral

Josep Maria Pou es un Roald Dahl antisemita en el Teatro Romea

'Gegant' recrea uno de los momentos más polémicos de la vida del escritor

BarcelonaHay dos motivos por los que Josep Maria Pou (Mollet del Vallès, 1944) se echó de cabeza a llevar Gigante de Mark Rosenblatt en los escenarios catalanes. La razón más egoísta, admite el actor y director del Teatro Romea, fue descubrir que el protagonista era Roald Dahl (Llandaff, 1916 - Oxford, 1990). extraño y complicado. El papel parecía escrito para mí", bromea Pou. El otro motivo –el principal– es la temática del espectáculo. Gigante, que se estrena el 5 de julio en el Teatre Romea dentro del festival Grec, recrea un día en la vida de Roald Dahl en agosto de 1983, justo después de que publicara una reseña incendiaria contra los israelíes en la revista Literary Review. En ese texto, Dahl se refería al conflicto con el Líbano de 1982 y decía que durante la invasión "todos empezaron a odiar a Israel".

Han pasado 40 años de los hechos, pero el conflicto entre Israel y Palestina hace que el espectáculo resuene directamente con la geopolítica actual. "Es un teatro de urgencia, que habla de lo que está pasando. Hay muy poca diferencia entre lo que se dice en el escenario y lo que se dice en la calle o en casa de cada uno de nosotros", afirma Pou. Gigante es una coproducción de Focus y del Grec y es la primera traducción del montaje (a cargo de Joan Sellent), que se estrenó el pasado otoño en el Royal Court de Londres y que actualmente se está representando en el Harold Pinter Theatre de la capital británica.

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Josep Maria Mestres dirige la producción catalana, que también tiene Victòria Pagès, Pep Planas, Clàudia Benito, Aida Llop y Jep Barceló en el reparto. Según Mestres, el espectáculo "es un espejo de lo que vivimos todos los días", que pone de manifiesto "cómo nos hemos acostumbrado a la deshumanización, a oír cifras de heridos y de muertos todos los días". La función acompaña a Roald Dahl en un solo día, durante la preparación de una comida, la comida y la sobremesa. Aparte del escritor, que se acaba de separar y vive en una casa en obras, por el escenario pasan también su amante, el editor británico, la editora estadounidense, el jardinero y la cocinera.

Verdades y barbaridades

Tras la publicación de la reseña, un grupo de libreros judíos exigieron disculpas a Dahl bajo la amenaza de dejar de vender sus libros. "Se puso en marcha una gran maquinaria para proteger su figura, su imagen y las ventas de Las brujas, que estaba a punto de publicarse", explica Mestres. "Aquel momento fue un prólogo de lo que viviríamos años después, con la llegada de la política de la cancelación", añade Pou. Todo lo que el escritor dice en el escenario lo pronunció realmente en declaraciones y entrevistas y sólo un personaje (el de la editora estadounidense) es ficticio. verdades pero también muchas barbaridades. Lo que verá en el escenario es lo que ocurre en los últimos meses en tertulias y televisiones, pero aquí sin gritos ni peleas, con educación y con razonamientos intelectuales", subraya el actor.

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"El texto es brillante porque no adoctrina. No quiere generar un posicionamiento claro sobre ninguno de los personajes, sino que todo el mundo salga y reflexione", afirma Clàudia Benito. Una de las particularidades de la obra es que contrapone a los dos editores de Dahl: ambos son judíos, pero cada uno de ellos tiene una manera diferente de ver la situación y de reaccionar con ella. "Mi personaje romperá la supuesta paz de la obra, adelanta Benito.

Roald Dahl no se retractó nunca de sus palabras ni pidió perdón. Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate es uno de los escritores ingleses de libros infantiles más vendidos de todo el mundo.