El Barça vuelve a vestirse de Barça y jugará la quinta final de Champions

BarcelonaMisión lograda con éxito. La espera valió la pena y el Barça ya tiene los billetes para la final de la Champions League después de una exhibición en Stamford Bridge (0-2), en un partido en el que las azulgranas levantaron el resultado del partido de ida (1-2 en el global). Bilbao ya puede anunciar que el Barça será el primer finalista en San Mamés, a la espera del ganador entre el PSG y Olympique de Lyon de la segunda semifinal. Las jugadoras del Barça abandonaron hace unos días el Estadio Olímpico con el aliento de los aficionados al grito de "¡Sí que se puede!" Ya dicen que la unión hace la fuerza. Y así fue. Pese al resultado adverso de la ida, el Barça no desfalleció. El conjunto de Jonatan Giráldez puede respirar tranquilo después de plantarse en su quinta final de la máxima competición europea, la cuarta de forma consecutiva.

Hacía días que Stamford Bridge lucía el cartel de “Sold out” y 39.398 espectadores disfrutaron de una magnífica tarde de fútbol con una amplia presencia de aficionados azulgranas. Un cambio en el once inicial para cada equipo respecto al que presentaron hace una semana en Montjuïc. Giráldez alineó a Lucy Bronze por banda derecha, lo que hizo que Ona Batlle volviera al lateral derecho y Rolfö ocupara la posición de extremo. Por su parte, Emma Hayes dio entrada a Macario después de que Mayra Ramírez fuera baja por lesión a última hora.

El inicio del partido fue vibrante, con un ritmo frenético. El juego vertical y la presión tras pérdida de las azulgranas provocaron un montón de espacios entre líneas y en la espalda de la defensa local. Sin embargo, el guión fue similar al de la ida, con pocas llegadas y poco peligro para la portería de Hampton. En cuanto al conjunto inglés, y por sorpresa de nadie, se limitó a especular y dar pases cortos y seguros entre sus jugadoras con una Lauren James omnipresente sobre el terreno de juego. Los pocos argumentos ofensivos del Chelsea fueron aprovechados por el Barça gracias a la magia de Aitana Bonmatí, que por enésima vez, demostró por qué es la mejor futbolista del planeta. Que la de Ribes era especial y que podía crear obras de arte sobre el césped ya sabíamos. Pues ahora también sabemos que es capaz de decidir unas semifinales de la Champions. Tras una larga posesión en campo contrario, la 14 recibió un balón filtrado en la frontal del área, controló, recortó y con un disparo raso cruzado al palo largo, favorecido por un rebote en las piernas de Buchanan, envió el balón al fondo de la red para igualar la eliminatoria.

Corría la media hora cuando el Barça dio el primer puñetazo sobre la mesa. Fue entonces cuando el Chelsea despertó y gozó de sus mejores minutos del partido. Primero, a través de un remate a la madera de Leupolz que sirvió para advertir al Barça de que no jugaba solo, que a su lado había un señor equipo como es el Chelsea. Pero la jugada quedó anulada por fuera de juego. Lo siguieron intentando las estadounidenses Macario y Lauren James, pero la seguridad y presencia de Cata Coll bajo palos fueron claves para evitar el gol local. La curva blue duró poco más de diez minutos. El conjunto de Jonatan Giráldez logró reponerse con el balón y la posesión y disfrutó incluso de un par de ocasiones por parte de Graham y Rolfö antes de llegar al descanso.

Con la suerte de cara

La segunda mitad empezó con el mismo patrón que la primera, con contragolpes de ocasiones para ambos conjuntos. Y si bien la semana pasada la suerte estaba anegada con las catalanas, ahora fue todo lo contrario. Los segundos cuarenta y cinco minutos solo tuvieron un color: el amarillo con la bandera en el pecho, ayer en sustitución del azulgrana habitual. Antes, una jugada colectiva del Chelsea finalizó con un lanzamiento en la base del palo de Cata Coll. Fue a partir de ese instante que el monólogo y la fortuna azulgrana han surtido efecto. En poco más de cinco minutos, Buchanan vio dos tarjetas amarillas, y en consecuencia que viera la última media hora del partido desde la gradería.

El partido se rompió, con ambos equipos yendo arriba y abajo, hasta que cerca del minuto 75 Aitana –¿quién, si no?–, cayó en el área desequilibrada por Lawrence y Carter. La catalana se escurrió entre las dos recibiendo un empujón que lo derribó. Esta vez, a diferencia del partido de ida, el penalti fue revisado y concedido por el VAR. Fridolina Rolfö, la otra heroína de Eindhoven, fue la encargada de transformar el disparo desde los once metros. A la sueca no le tembló el pulso. Tres pases y una rápida carrera acabaron con el segundo y definitivo gol, que selló la eliminatoria y el pase a la final de la Champions League tras remontar el resultado adverso de la ida. El próximo 25 de mayo, el estadio de San Mamés volverá a ver en acción a las campeonas, buscando un nuevo título. El rival será un equipo francés, con el PSG buscando levantar la derrota 3-2 en Lyon del partido de ida.