El paraíso ficticio del Barça femenino
Barcelona"Hay más filtraciones que nunca en el Barça femenino", me aseguró recientemente una persona con vínculo directo con el vestuario del equipo. Probablemente sea así. Por primera vez hay grietas relevantes en la imagen mediática de paraíso sin problemas en la que ha vivido el equipo azulgrana desde su profesionalización en el 2015. Aquel que, por ejemplo, comportó la ausencia de críticas de los periodistas, los seguidores y la junta directiva en las dos finales de la Champions League perdidas contundentemente ante el Olimpique de Lyon en un ataque de condescendencia que dudosamente favorece el crecimiento del fútbol femenino.
El tira y afloja durante las negociaciones para renovar a Alexia Putellas, la marcha de Jonatan Giráldez y Markel Zubizarreta y las dudas en relación con el futuro del equipo debido a la disminución de la inversión que habrá por parte del club han roto la capa de silencio público que envolvía los asuntos espinosos. Claro que Aitana y Alexia tienen una relación personal incómoda; claro que Markel y Giráldez no se marchan únicamente por dinero y ganas de vivir nuevas aventuras; claro que hay personas en la zona noble de la entidad que llevan tiempo considerando que debería invertirse menos en el primer equipo femenino. Pero todo ello no roba ni una migaja de esplendor a uno de los mejores equipos de la historia del deporte y a que el Barça sea uno de los clubs del fútbol europeo que ha apostado más decididamente por el fútbol femenino durante la última década. Se tienen que explicar las dos partes: la brillante y la oscura. Es compatible una cosa con la otra.
Los Chicago Bulls de Michael Jordan y el Barça de Pep Guardiola también tuvieron sus miserias. No hay ninguna razón para robar al lector informaciones como ha ocurrido en el Barça femenino desde el 2015, el momento en que el departamento de comunicación del club, haciendo su trabajo, logró un control casi absoluto del relato del equipo que no ha empezado a perder hasta casi una década después. La profesionalización del fútbol femenino conlleva que las jugadoras tengan cada vez más personas que forman parte de sus entornos, y cada uno de ellos también tiene el anhelo de construir su propio relato. Así, como está ocurriendo en las renovaciones pendientes, es fácil encontrarse con que las varias partes del asunto dan versiones contrapuestas sobre un mismo hecho y que, cuando algún medio publica una información que molesta, se filtran rápidamente supuestos desmentidos a otros medios.