Al Barça de Xavi le crecen alas y vuelve a soñar (4-0)

BarcelonaDespués de unas semanas en las que Xavi Hernández explicaba al mundo una realidad que nadie parecía ver, los hechos empiezan a darle la razón al técnico egarense. La realidad y su discurso se van alineando paulatinamente gracias a un triunfo plácido contra el Getafe (4-0). Costaba recordar un cómodo triunfo del Barça, abonado últimamente a los goles salvadores en tiempos de descuento. Por fin el Barça jugó bien, de inicio a fin, goleando y pasándolo pipa sobre el césped en un partido en el que al equipo le salieron alas en la espalda. El Barça despegó gracias a las carreras verticales de Raphinha y João Félix. Una fiesta en la que se recuperaron efectivos para la causa y con la que se da continuidad a una buena racha de resultados que permite empezar a respirar en la nuca del Girona, todavía encaramado en la segunda posición.

Si bien cuando Xavi dijo que este verano haría las maletas el equipo reaccionó ganando como podía, sufriendo y haciendo sufrir, contra el Getafe fue sorprendentemente fácil. El equipo de Bordalás, especialista en los últimos años en empatar sin goles con el Barça, puso de su parte con una defensa adelantada que fue una invitación a atacar una y otra vez. Le hacía falta al Barça. Y les hacía falta a sus goleadores, Raphinha y João Félix, dos hombres que han pasado más rato en la grada, lesionados, o el banquillo en los últimos meses que sudando la camiseta en el terreno de juego. Xavi les dio la titularidad en un gesto que era simbólico: si jugaban bien, quizás tendrían más relevancia hasta el final de temporada. Y ambos dieron el paso adelante, especialmente el brasileño, que es todo corazón. Raphinha es un jugador que por momentos desespera, pero se esfuerza tanto que la afición prefiere acompañarle que regañarle. El primer gol fue suyo, pero antes del descanso pudo hacer dos más. El Getafe defendía con todos los jugadores juntos en medio del campo, intentando ahogar el juego de posición azulgrana. La defensa azul estaba tan avanzada, que un mínimo error a la hora de echar el fuera de juego se convertía en un disparo al pie de los madrileños. Así fue en el gol de Raphinha, que pudo correr 20 metros solo antes de decidir por dónde batir a David Soria, y así fue en otras dos ocasiones en las que no estuvo acertado. En una chutó al cielo y en la segunda quiso hacerle un regalo a João Félix, que lo hizo lo más mal posible. Pese a hacer el primer gol, Raphinha se marchaba cabreado en el vestuario, con sus compañeros intentándole animar. Seguro que iba pensando que si el Getafe empataba a la gente recordaría estas ocasiones.

Pero por una vez los fantasmas y los miedos no entraron en el estadio olímpico, no lleno del todo. Como si fuera un viaje a un pasado reciente medio olvidado, el Barça se paseó cómodamente en la segunda parte, en la que João Félix marcó el segundo tras una buena internada de Andreas Christensen, reconvertido en centrocampista con cierto éxito. El tercero lo hizo De Jong tras una asistencia de Raphinha, que se hacía perdonar los pecados así. Xavi le había dado una oportunidad y él la había aprovechado.

Como lo aprovecha Pau Cubarsí, que con 17 años juega en medio de la defensa como si lo llevara haciendo toda la vida. Como si hubiera nacido para ello, predestinado. Como si después de dar los primeros pasos en el pueblo de Estanyol ya hubiera empezado a dar órdenes ya sacar balones. Ante el Getafe, el equipo que más goles marca en la Liga en jugadas de estrategia, supo amargar a uno de los delanteros de moda de la Liga, Borja Mayoral. La Masía siempre está, cuando es necesario. Siempre hay soluciones y jóvenes que llevan media vida esperando una oportunidad. Sólo hace falta que los técnicos confíen en ellos y que luego ellos toquen con los pies en el suelo, que es fácil hacer volar palomas y perder el norte, como le ocurrió a Ilaix Moriba, el joven que parecía destinado a comerse el mundo cuando debutó con el Barça y que ahora es un alma en pena en el Getafe.

A Xavi Hernández, por fin, le salió un partido redondo. No tuvo que cansar más las piernas de Pedri y de Lamine Yamal, bastante cansados, vio cómo los ojos de João Félix y Raphinha brillaban de nuevo celebrando goles y cómo la defensa, demasiado inestable, conseguía acabar un partido sin recibir goles apenas por tercera vez este año 2024. Solo faltó un gol de Lewandowski para dar continuidad a su racha goleadora, aunque el polaco supo entender bien su papel, jugando lejos de la portería, para generar espacios en la defensa madrileña. Se sacrificó, lo que era necesario. Y el equipo lo agradeció, porque acabó el partido con varios jugadores de la casa, como Fermín, que hurgó en la herida de un Getafe que volvió a casa con la cola entre las piernas marcando el último gol cuando algunos aficionados ya desfilaban en casa. El equipo de Xavi, que ahora podrá descansar cinco días, visitará este próximo fin de semana un estadio del que últimamente todo el mundo sale escaldado, San Mamés, para poner a prueba sus sueños. Para ver si son solo eso, sueños volátiles, o si es la realidad de la que habla Xavi cuando todavía dice que se puede ganar la Liga. Si en Bilbao gana al Athletic, que juega las semifinales de Copa entre semana, puede que no sea una locura decir que todavía hay opciones de ganar la Liga. Jugando como contra el Getafe no parece una locura.