Liga de Naciones

El catalán que cierra la puerta a Mourinho y enamora a Portugal

Robert Martínez ha levantado un equipo muy competitivo con la selección portuguesa, encontrando el equilibrio entre el carácter de Cristiano y el juego colectivo

BarcelonaRobert Martínez (Balaguer, 1973) se ha ganado el corazón de los portugueses. Cuando en 2023 recibió la propuesta por ser su seleccionador, tuvo claro que había que ir a vivir a Lisboa y aprender portugués. La primera rueda de prensa la hizo ya con un portugués bastante digno, pero tras caer en los cuartos de final de la Eurocopa en el 2024 sentía cierta presión, ya que en Portugal se hablaba de la posibilidad de apostar por José Mourinho como seleccionador de cara al Mundial del 2026. Con la Liga de las Naciones en el saco, Martínez respira tranquilo. Mourinho tendrá que esperar.

"Lo que tenemos es un grupo de jugadores que te dan esto, la posibilidad de creer. Podemos tener los sueños que los aficionados quieran. Después de 30 partidos empiezas a percibir cierta confianza para ganar títulos. Hay 16 o 17 jugadores que están al mismo nivel y que permiten al seleccionador utilizar conceptos diferentes como en el partido." Portugal tiene una generación joven magnífica y Martínez sabe sacar el mejor rendimiento de Cristiano a sus 40 años. Portugal juega bien y tácticamente, supo detener a España. La forma de encarar el partido fue la correcta, y anuló el juego de Lamine o Nico Williams. "Quiero dedicar el triunfo a Martínez. Hay que aplaudir lo que ha hecho y puedo decir a los portugueses que seguiremos por ese camino", decía ayer Pedro Proença, presidente de la Federació. El mensaje está claro: el técnico de Balaguer va por el buen camino, en parte porque también se ha ganado Cristiano Ronaldo. Con él en el banquillo, el delantero sigue marcando goles.

Cargando
No hay anuncios

Una vida en el extranjero

Cuando Martínez llega a un sitio, se involucra. Tanto, que sus amigos se sorprendían cuando él los visitaba, porque hablaba catalán con acento inglés, después de tantos años en Reino Unido. Ahora el acento es portugués. Martínez es un vagabundo del fútbol que recuerda que de pequeño compraba los cromos del Mundial de 1982. Fue un buen futbolista y se ha convertido en un mejor entrenador. Formado en el Balaguer, llegó a debutar en Primera con el Zaragoza. Pero jugó un solo partido. Después volvió a casa, en el Balaguer, hasta que en 1995 fichó por el Wigan inglés junto a dos amigos suyos de la época de Zaragoza, Seba e Isidro. Juntos fueron acogidos en Wigan, una ciudad con tradición de rugby, y recibieron el apodo de los three amigos, haciendo referencia a una película famosa en Reino Unido. Con el tiempo, fue saltando por diferentes clubes ingleses. La temporada 2001/02 probó suerte en el Motherwell escocés, donde conoció a su mujer, Beth. Después jugaría en varios equipos antes de dar el salto al banquillo, donde ha entrenado el Swansea, el Wigan –ganó una Copa con ellos– y el Everton. "Ejercí todas las funciones de un managerbritánico: planificar la visión de los próximos tres o cuatro mercados de fichajes, apostar por jóvenes con gran potencial y tener el tiempo necesario para trabajar con ellos. Desde entonces hasta ahora, he mantenido este enfoque: tomar decisiones con una perspectiva de futuro, como si quedarse en el club o en selección durante los próximos 50 años. Es la única manera de saber cómo hacerlo", explicaba en un artículo en The Coaches' Voice.

Cargando
No hay anuncios

Esta cultura británica le ha marcado: quiere controlarlo todo. Quiere estar pendiente de todos los detalles. Tras brillar en el Swansea, ficharía por el Wigan, donde conoció las dos caras del fútbol: en una semana bajó a Segunda, pero también ganó la Copa. "En sólo 72 horas, pasamos de ganar la primera FA Cup de la historia del club en bajar. Este contraste describe muy bien el viaje no sólo del entrenador, sino también de los futbolistas y equipos de fútbol: pasas de estar en lo más alto en cuestión de días. Es una situación que te permite aprender mucho de todo lo que pasa y te da una experiencia. El siguiente paso fue el Everton. "La primera campaña conseguimos 72 puntos, el máximo registro de la historia del club en la Premier League, un logro que refleja la consistencia y el trabajo diario del equipo. A partir de ahí, las expectativas se dispararon. No entramos en la Liga de Campeones, pero sí nos clasificamos para el Europa Leasgue fuera, algo que no ha ocurrido desde la era de los años 60. También conseguimos una victoria por 3-0 contra el Arsenal en casa y tuvimos experiencias memorables en competiciones europeas... Llegamos a dos semifinales en el 2016, en la Copa de la Liga y en la FA Cup porque la gran lástima fue no poder completar. fans lo merecían".

Cargando
No hay anuncios

Fue entonces cuando recibió la propuesta de ir a dirigir la selección de Bélgica. Un equipo que tenía una generación dorada, con Hazard, Courtois, Lukaku, Kompany, De Bruyne... “Desde que era un niño, mis recuerdos futbolísticos están vinculados a ver los Mundiales de televisión, especialmente los de 1978 y 1982. clasificarse para el Mundial de 2018, se convirtió en casi siete años" hasta llegar a las semifinales del Mundial de 2018, donde quedó al borde de la final. "Después de ser tercero en el Mundial de Rusia, me ofrecieron la posibilidad de conciliar mi trabajo como seleccionador con el de director deportivo de la federación belga", recuerda. Pero en el último Mundial el equipo no pasó de la primera ronda y Martínez entendió que había que acabar de mutuo acuerdo el proyecto. Se cerró esa puerta y se abrió la portuguesa. "La selección dispone de generaciones de jugadores icónicos, combinados con jóvenes con talento y hambrientos de triunfo. Esta mezcla siempre me ha atraído y sentí que no podía rechazar el reto. A lo largo de los años, he aprendido a valorar a los jugadores en tres aspectos clave: su talento individual, su experiencia y su actitud es su clave a Cristo. Cuando hablo de un jugador como Cristo. indiscutible, es uno de los mejores de la historia del fútbol. Su experiencia es también única: el único jugador que ha jugado seis Eurocopas y supera los 200 partidos internacionales", explica.

Robert, que ha vivido casi toda su vida en el extranjero pero no olvida a Balaguer, donde viven los familiares, ha logrado aguantar la presión y ahora genera consenso en Portugal. Un país donde se animan a conseguir en 12 meses el título que les falta: el Mundial.