La despedida por la puerta grande de Serena Williams, la última reina del tenis femenino
La norteamericana cae en tres sets en el Open de Estados Unidos emocionando con su pasión sobre la pista
BarcelonaNoche cerrada en el barrio de Queens de Nueva York. Y una mujer lloraba emocionada. Serena Williams no ha podido aguantarse las lágrimas cuando se ha despedido de la pista central Arthur Ashe, poniendo punto final a una de las carreras más grandes de una jugadora de tenis en medio siglo. El último partido de esta hija de una familia humilde, aquella niña que acompañada de su hermana mayor, Venus, iba a entrenarse en pistas de baloncesto de barrios duros, donde su padre Richard improvisaba redes, convencido de que sus hijas triunfarían en un deporte donde todavía hoy, más de uno arruga la nariz cuando ve entrar a una persona que no sea blanca a ciertos clubes elitistas. Y sí, las dos hermanas triunfaron. Tanto, que todos los ricos, todos los famosos, todos los aficionados al deporte querían estar en la pista central para ver cada partido de Serena Williams estos días, para despedirla. La última aventura ha llegado hasta la tercera ronda, con una derrota épica contra la australiana Ajla Tomljanovic en tres sets (7-6, 6-7 y 6-1). Con casi 41 años, Serena Williams ha llegado a salvar seis pelotas de partido en un último juego que el público ha vivido de pie, emocionado viendo como la gran campeona se aferraba con uñas y dientes a la pista, alargando unos segundos más un sueño que ha durado 27 años.
No sabía dónde ponerse, la jugadora con pasaporte australiano nacida en Zagreb una vez ha visto que había derrotado a Serena. Como si le diera vergüenza. Y por la cabeza de todo el mundo han pasado un montón de recuerdos. En 1995 Ratko Tomljanovic se iba a jugar a balonmano al País Vasco con Elgorriaga Bidasoa, huyendo de la violencia de los Balcanes. Y la pequeña Ajla empezaba a ver mundo, con dos años. En la otra punta del mundo, en Canadá, una familia norteamericana se paseaba nerviosa por las pistas secundarias del torneo Bell Challenge. Su hija, Serena, se disponía a debutar en el circuito profesional con apenas 14 años. Perdió en la primera ronda contra Anni Miller, una tenista de Michigan que era la número 149 del mundo, entonces. A la joven Williams le pagaron 240 dólares por aquel primer torneo. 27 años después, Miller solo es recordada por ser la primera rival de Serena Williams. Estos días ha dado entrevistas, explicando cómo dejó el tenis sin poder ganar nunca ningún título profesional. El círculo que ella abrió en 1995 lo ha cerrado Ajla Tomljanovic, derrotando a Serena en tres sets en la tercera ronda del Open de Estados Unidos. "Algunos de mis primeros recuerdos es mirar los partidos de Serena por la televisión. No me habría podido imaginar nunca que me tocaría a mí jugar este partido", decía la balcánica.
Serena, desde que había anunciado que esta sería su última participación en el Open de Estados Unidos "antes de evolucionar a una nueva etapa de mi vida", como dice ella sin citar la palabra retirada, había jugado apenas tres partidos, este año. Demasiadas lesiones, demasiado dolor en un cuerpo castigado por tantos años arriba y abajo. Pero ha conseguido llegar a la tercera ronda, ganando puntos increíbles en un partido que se ha alargado tres horas. En 24 horas, de hecho, Serena ha perdido su último partido en dobles, en el que ha participado haciendo pareja con Venus, con quien no jugaba desde hacía cinco años, y después en categoría individual. "No había visto nunca tanta dignidad en una retirada", comentaba emocionado el exjugador Matts Vilander. Serena ha perdido compitiendo a un nivel muy alto, emocionando con unos últimos puntos donde ha subido hasta la red, donde se ha sacado de la manga golpes imposibles. "Supongo que estas deben de ser lágrimas de alegría, en el fondo. No habría Serena sin ti, Venus. No habría Serena sin mis padres. Gracias", ha dicho la campeona al final del partido. La jugadora que ha ganado 23 títulos de Grand Slam, más que ninguna mujer u hombre en la era profesional, pero uno menos que la australiana Margaret Court, que levantó 24 en la era amateur. La mujer que ha construido con sacrificio una carrera que la ha convertido en la última gran reina del tenis femenino. Estos últimos años en los que ella ya ha sufrido lesiones y le ha costado seguir el ritmo de juego de las jóvenes, ya se ha visto que no hay ninguna mujer que imponga un dominio como habían hecho mujeres como Martina Navratilova, Steffi Graf y Chris Evert. Los últimos años cuesta acertar quién ganará Grand Slams femeninos, con muchas sorpresas y jugadores que tocan el cielo, pero después desaparecen del mapa. La japonesa Naomi Osaka parecía con opciones de mandar, pero ya no ha vuelto a ser la misma desde que abandonó la competición unos meses afectada por problemas de depresión. La australiana Ashleigh Barty directamente se ha retirado con 26 años después de ganar en su casa el Open de Australia. Con la retirada de Serena, se acaba definitivamente una época.
Además de los 23 títulos de Grand Slam, Serena ha ganado cuatro medallas de oro olímpicas (tres en dobles) y 73 títulos individuales. Las cifras son espectaculares, con una carrera donde ha ganado 859 partidos y ha perdido 155. Sumando partidos en dobles, ha ganado 1.078 partidos y ha liderado el ranking mundial un total de 319 semanas; 186 de las cuales, de manera consecutiva, de 2013 a 2016. Cifras espectaculares. Y en Estados Unidos, donde gustan mucho los números, otro hecho significativo: ha ganado casi 100 millones de euros en premios; y la publicidad, aparte. Ha construido un imperio que ha cambiado el tenis femenino. Cuando las hermanas Williams debutaron, las jugadoras de color eran muy pocas. Ahora, en Estados Unidos, casi el 40% de las jugadoras profesionales son de otras razas. "Has inspirado a toda una nueva generación, has ayudado a cambiar las cosas", le decía estos días la presentadora Oprah Winfrey. "Un día diremos que te vimos en directo", explicaba el director de cine Spike Lee, siempre presente en los grandes eventos deportivos en primera fila. Un día lo diremos todos, que vimos a Serena. Una reina que se ha ido por la puerta grande. Cuando su último golpe ha acabado en la red, en pocos segundos ha empezado a sonar Simply the best de Tina Turner por megafonía. La voz de una gran mujer que superó mil trabas para triunfar dedicada a la jugadora que abandonó los barrios duros donde muchos jóvenes no tienen futuro, para convertirse en mucho más que una campeona. Simplemente, la mejor.