El Barça de Flick pierde la magia y queda desnudo en Pamplona (4-2)
El técnico alemán hace muchas rotaciones en un campo complicado y los azulgrana pierden de forma clara el primer partido en la liga
BarcelonaEl hechizo se ha roto. En una noche fría de otoño, el Barça de Flick encajó la primera derrota en la Liga, viendo cómo se aleja de la posibilidad de igualar el mejor inicio en el campeonato de todos los tiempos. Entre el acierto local y el exceso de rotaciones del técnico alemán, de un posible récord se pasó a una goleada de las que duelen, de esas que te persiguen en forma de pesadilla a unos dos (4-2) .
Ganar siempre no ocurre nunca. Bien, quizá en las ficciones estadounidenses o en los cuentos para niños sí, pero en la vida real, te toca arrodillarte y perder de vez en cuando. Que este equipo con un montón de niños y de lesionados lo ganara todo en la Liga era irreal. Si la derrota en Mónaco fue lógica, puesto que se quedaron con un hombre menos ya de entrada, sufrir la primera derrota en Pamplona tampoco era un accidente inesperado. Osasuna ha logrado mantener, como casi todos los equipos del norte, el vínculo entre los jugadores y los aficionados intacto. A diferencia de otros lugares, en los que el estadio se ha convertido en un parque de atracciones, en Pamplona el estadio es una olla a presión donde la gente no se calla, lo que da una vida extra a sus jugadores. Flick lo sabía, pero también tenía claro que tocaba realizar rotaciones en algún momento. ¿Podría esperar a hacerlo al martes, con la visita del Young Boys, penúltimo de la liga de Suiza? Quién sabe. Como no las hizo contra el Getafe, prefirió hacerlas en un escenario complicado y se golpeó los dedos. Perder aquí no era de extrañar; perder jugando así, sí. Tras animar durante semanas, pareció un equipo sin rumbo ni aliento durante buena parte del encuentro.
Raphinha, Lamine Yamal, Balde e Iñigo Martínez estaban en el banquillo, mordiéndose las uñas, con cara de manzanas agrias al ver cómo, en el césped, un Barça muy joven se iba agrietando con el paso de los minutos. Sin Lamine hay menos magia. La defensa, con Cubarsí y Sergi Domínguez de centrales, quizás no era la más adecuada para enfrentarse a uno de los mejores delanteros centros de la liga, Ante Budimir, que cabeceó el primer gol tras un centro precioso de Bryan Zaragoza, que logró martirizar a Koundé un montón de golpes. El extremo malagueño, uno de esos futbolistas que parece jugar en la calle, dejó en el suelo a Iñaki Peña en el 2-0, acción en la que existía una falta sobre Pau Víctor al inicio de la acción. El VAR no quiso verla, cuando era similar a aquella de Koundé que sí se pitó para anular un gol azulgrana en Vallecas. A veces funciona, el VAR. A veces se apaga.
Pero más que cabrearse con el VAR, el Barça tenía que estar enfadado con él. Se miraba en el espejo y no se reconocía. Ni un tiro a puerta en los primeros 45 minutos y mucho sufrimiento en defensa. El equipo que durante las primeras jornadas emocionaba y hacía levantar de las sillas a sus aficionados, por un día les hundía en el sofá desesperados. Hacía mucho que no se veía a un Barça así de feo, difícil de reconocer, como la camiseta. Brillante, no como el juego. Gritadera, pero alejada de la identidad del club. Pablo Victor, por un lado, lo intentaba. Ferran Torres, en la otra, se desesperaba. Habían cambios, pues.
Pero Flick, quizás por no hacer quedar mal a ningún jugador, no le hizo al descanso. Prefirió hablar con sus titulares, dar consejos en positivo y ver si conseguían ellos mismos arreglar la situación. Y en 10 minutos los hechos le dieron la razón con una gran ocasión de Lewandowski primero y un golpe de suerte después, ya que un grave error de Sergio Herrera permitió a Pau Víctor estrenarse como goleador en primera. Ahora sí, el técnico alemán hizo entrar a Lamine y Raphinha por Pablo Torre y Pau Víctor. Parecía que Flick quería proteger como fuera a Ferran Torres, reconvertido en delantero centro pero sin puntería ni acierto. Y si Ferran falló, Osasuna a la contra no lo hizo, forzando un claro penalti de Sergi Domínguez sobre Budimir. Iñaki Peña, vendido, no pudo hacer nada.
Condenado a perder, el Barça acabó goleado, roto, cuando Bretones hizo el cuarto. No tuvo la culpa, el guardameta de Alicante, pero recibió cuatro goles en cinco disparos. Una derrota merecida, un aviso para navegantes, pese al golazo de Lamine al final para maquillarlo un poco. Perder con lesiones y con esa plantilla es normal. Pero caer goleado por 4 a 2 en Pamplona jugando así ya no lo es tanto. El hechizo se ha roto. Lo bueno es que, dentro de pocos días, se puede levantar la cabeza en la Champions.
Osasuna 4-2 FC Barcelona
- Osasuna: Sergio Herrera; Areso (Herrando, 83'), Catena, Boyomo, Juan Cruz (Nacho Vidal, 83'); Turrón, Ibáñez; Rubén García (Rubén Peña, 59'), Aimar Oroz, Bryan Zaragoza (Bretones, 76') y Ante Budimir (Raúl Garcia, 76).
- Barça: Iñaki Peña, Koundé, Cubarsí, Sergi Domínguez (Fuerte, 87'), Gerard Martín (Balde, 69'); Eric Garcia, Pedri; Ferran, Pablo Torre (Lamine Yamal, 59'), Pau Víctor (Raphinha, 59') y Lewandowski (Casadón, 69').
- Goles: 1-0 Budimir (17'), 2-0 Bryan Zaragoza (28'), 2-1 Pau Víctor (54'), 3-1 Ante Budimir de penalti (71'), 4-1 Bretones (85' ) y 4-2 Lamine Yamal (90').
- Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (balear).
- Tarjetas amarillas: Pablo Ibañez (61'), Bryan Zaragoza (70'), Sergi Domínguez (70') y Pedri (96').
- Tarjetas rojas: ninguna
- Estadio: El Sadar de Pamplona.