La batalla en los despachos para reabrir el Camp Nou
Por el momento no se cumplen los requisitos de seguridad para que los Bomberos den luz verde a la reapertura del estadio
BarcelonaLa fecha de reapertura del Camp Nou sigue siendo una incógnita. Las obras avanzan a buen ritmo. Quizás no tan rápido como quisiera la junta directiva presidida por Joan Laporta, pero a una velocidad suficientemente elevada como para imaginar que antes del final de temporada se puede dar por terminada la primera fase. La segunda gradería está prácticamente terminada. En cambio, queda bastante trabajo por hacer a la primera. También hay que sacar toda la maquinaria y barracones del centro del campo, instalar el césped y habilitar todos los servicios –vestuarios, iluminación, infraestructuras para retransmitir los partidos, el VAR...– porque es puedan disputar partidos oficiales de fútbol. Por el momento, el club sólo ha confirmado que habrá que esperar hasta febrero. Ahora bien, todo el mundo tiene cuello abajo que el regreso será bastante más tarde.
Las grúas y los operarios no son el único problema. De hecho, si en algo coinciden las fuentes consultadas es al asegurar que la mano de obra es extraordinariamente numerosa. Pero, como en cualquier proyecto de estas características, son necesarias una serie de permisos para poder abrir las puertas al público. Y ese es el segundo inconveniente con el que se encuentra el Barça. En octubre, cuando la vicepresidenta Elena Fort hablaba sobre el regreso al estadio y anunciaba el proceso para adquirir las localidades para los abonados, ya admitía entre líneas que, aunque los trabajadores realizaran el trabajo, la decisión estaba en manos del consistorio. El club puso a la venta sus abonos, pero ni los ha cobrado ni tiene previsto hacerlo a corto plazo.
El viernes, cuando el Barça presentó el Plan de Sostenibilidad para el regreso de los aficionados al Camp Nou, el concejal de Deportes, David Escudé, se sacudió las pulgas y se limitó a decir que "las licencias se tramitarán cuando las obras estén terminadas". No fue una respuesta casual. La junta ha hecho una primera aproximación al Ayuntamiento y los Bomberos de Barcelona, que son los que deben firmar toda la documentación. Y la respuesta ha sido negativa porque, de momento, no se cumplen los requisitos de seguridad para permitir que el Camp Nou abra sus puertas en una primera fase, con una capacidad provisional de 62.000 espectadores.
El Barça, disgustado con la respuesta del Ayuntamiento y los Bomberos
La respuesta no gustó lo más mínimo al presidente barcelonista, que se marchó de la reunión visiblemente decepcionado. La versión del Barça es que las conversaciones con los Bomberos de Barcelona son recurrentes, y que desde hace mes y medio se trabaja de forma "alineada" con ellos para cumplir con los requisitos establecidos. Aunque los Bomberos de Barcelona no han confirmado esta información, fuentes del cuerpo explican que los requisitos para la reapertura no pueden cumplirse de forma inminente, sino que habrá que esperar unos meses. Esta fuente va más allá y cree que, "al ritmo que se avanza, habrá que esperar hasta la próxima temporada". "Es una decisión arriesgada por las características de las obras y cuesta que alguien quiera asumir la responsabilidad si no lo ve muy claro", sostienen fuentes del consistorio barcelonés, que detallan que se han producido cambios de personal que dificultan aún más el proceso .
La normativa permite que se den licencias provisionales o parciales. El gran problema es que los 62.000 espectadores tendrán que entrar y salir del estadio atravesando zonas que están en obras. En otras reformas que no están terminadas y obtienen permisos provisionales de reapertura, lo habitual es "que las fases de construcción sean horizontales", explica un arquitecto conocedor del Espai Barça. Es decir, que se puede cerrar el paso a una zona que está por terminar y evitar que nadie ajeno a la obra pase. En el Camp Nou, en cambio, "las fases son verticales". Esto significa que los accesos serán provisionales y "habrá que atravesar tanto la estructura de la tercera gradería como las obras de la explanada, que van por largo". Estos permisos no sólo tienen en cuenta que las obras tendrán que detenerse completamente los días de partido, sino que también calculan la capacidad de la infraestructura en caso de que se tenga que realizar una evacuación de emergencia.
Las fuentes consultadas admiten que hay mucho nerviosismo en el club, sobre todo en el núcleo duro de Laporta, que sigue insistiendo en acelerar el proceso de retorno. Entre sus argumentos, la promesa que hicieron cuando escogieron la empresa turca Limak para sacar adelante la reforma. También se tiene en cuenta el agravio económico de jugar en Montjuïc, donde se debe pagar un alquiler y donde los ingresos por ticketing son muy inferiores. Pero más allá de este grupo de personas –cada vez más reducido–, existe un número destacable de directivos y ejecutivos que opinan que sería mejor alargar el regreso y dar más margen a los operarios. Finalmente, los arquitectos y los ingenieros que trabajan en el Espai Barça creen que debería ser en septiembre, y añaden que es la única vía si se quiere tener totalmente terminado el Camp Nou en el verano del 2026.