Fútbol - Liga de Campeones

El Barça silencia al infierno jugando como los ángeles (2-5)

Exhibición ofensiva del equipo de Flick en Belgrado, goleando al Estrella Roja para subirse a la clasificación de la Champions (2-5)

Enviado especial a BelgradoLa Liga de Campeones es la competición de los sueños. La Copa más deseada, un torneo convertido en una especie de tierra prometida. Y el Barça va haciendo camino estimulando, creciendo cada paso que da. En el pequeño Maracaná de Belgrado, escenario de grandes hazañas del pasado, el Barça anunció un futuro mejor. ¿Cómo no podemos ilusionarnos viendo a Lamine Yamal cómo iba dejando rivales extendidos, como si fuera Diego Armando Maradona en 1982 en el mismo escenario? ¿Cómo no soñar cuando ves a jóvenes chiquillos que llevan cinco goles en un escenario temible? ¿Cómo no hacer volar palomas cuando Pedri parece un mago con la capacidad de detener el tiempo? El equipo de Hansi Flick, el rey Midas azulgranas, se sacudió de encima al Estrella Roja subiendo paulatinamente a la clasificación de esta nueva Champions convertida ya en una especie de Superliga. Esa derrota de la primera jornada en Mónaco parece ya un recuerdo lejano.

La Champions es una competición para soñar. Y ese equipo lo hace. En Serbia, en cambio, todavía sueñan en aquellos penaltis de Bari de 1991 y recuerdan cuando ellos fueron los mayores del mundo con un equipo que tenía jugadores de todo un estado, Yugoslavia, que estaba desapareciendo. Viven del pasado y de viejas batallas. En Barcelona, ​​en cambio, puede reivindicarse el pasado avanzando en la dirección correcta. Tras adormecerse en la segunda parte del derbi, el equipo de Flick se puso serio a un estadio que puede dar miedo, ya que hay que acceder al terreno de juego por un túnel que parece una trinchera. Con cánticos de guerra en la grada y un rival agresivo. Pero los niños azulgranas no temen nada. Quieren zamparse el mundo y no se esconderán, como demostró Pau Cubarsí en la segunda parte, cuando para despejar un balón, recibió una patada en la cara que le dejó sangrando. Nada de miedo, cuando juegas en el Barça.

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Flick, viendo que este ballet azulgrana funciona, sigue sin hacer grandes rotaciones. El día que hizo muchas en Pamplona, ​​se golpeó los dedos, así que ahora se limita a pequeños cambios para dar descanso a jugadores clave y dar ritmo a otros. En Belgrado, De Jong entró en el centro del campo para mandar en lugar de Dani Olmo. En la banda Gerard Martin daba descanso a Balde. Y nada más, el resto del equipo ya se sabe de memoria la afición, con Marc Casadó creciente. De Jong, en cambio, es aún un elemento extraño. La vieja historia del neerlandés en el Barça. Él hace lo que puede, pero siempre parece que hable un idioma diferente, buscando encajar a un equipo que ya empieza a vivir situaciones similares a las de los grandes Barça del pasado: rivales muy defensivos y bastante paciencia en partidos con una gran posesión.

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En Belgrado, Iñigo Martínez abrió el marcador tras una falta servida por Raphinha. Parecía que iba a ser un partido plácido, pero el pequeño Maracaná tiene la fama que tiene por alguna razón. Buscando romper el ya famoso fuera de juego azulgrana, los serbios marcaron dos goles. El primero de Elsnik, claro fuera de juego. El segundo de Silas, no, pues Gerard Martin le rompía. Siempre que entra en la rotación un nuevo defensa, el riesgo de que cometa un error está ahí. En Belgrado pasó y el Estrella Roja lo creyó durante unos minutos. No duró mucho. Antes del descanso, Lewandowski llevaba ya el 1-2 tras una larga jugada en la que Pedri y Raphinha dejaron su firma. Sin embargo, la acción la había comenzado Lamine. Y mira que los defensas serbios, altos como un San Pablo y con cara de boxeador, le habían intentado asustar encarándose con él dos veces. La respuesta de Lamine fue hacer dos jugadas de las suyas que casi terminan en gol. En la misma zona del campo por donde Maradona había arrancado a correr para marcar un gol histórico en 1982, él dejaba su tarjeta de presentación en el Estrella Roja.

10 minutos redondos

Y el partido ya había terminado, aunque los serbios no lo sabían. El Barça subió el nivel después del descanso, con la conexión Kounde-Lamine agrietando los muros balcánicos. En diez minutos el Barça marcó dos goles y Lewandowski perdonó un tercero. No hay problema, ya que el polaco hizo el 1-3 y Raphinha, el cuarto. Trabajo hecho y una nueva goleada de un equipo que cada vez tiene más fondos de armario. Flick, de hecho, tardó treinta segundos en realizar un doble cambio cuando cayó el cuarto gol. Tocaba proteger las piernas de los titulares, haciendo entrar a Dani Olmo, que hizo un máster en eso de jugar en ambientes hostiles cuando jugaba en Croacia; Gavi, que cada vez parece más enchufado, y Fermín, que se estrenaría como goleador esta temporada haciendo el quinto.

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Con el quinto gol hecho y sin Cubarsí, el Barça se distrajo un poco concediendo el segundo gol local, un recordatorio de que éste todavía es un equipo joven. Un equipo que aún pudo marcar más goles a un infierno que fue apagándose, hipnotizado por un equipo que juega como los ángeles. El Barça de Flick va subiendo hacia arriba, en la Champions. Va creciendo. Y nadie ve ningún techo que lo detenga, sólo el cielo para volar alto.

Estrella Roja 2-5 FC Barcelona

  • Estrella Roja: Marko Ilić, Young-Woo Seol, Nasser Djiga, Uros Spajić, Milan Rodić (Milson, 59'), Rade Krunić, Guélor Kanga (Dalcio Gomes, 72'), Timi Max Elšnik, Andrija Maksimović (Luka Ilic, '), Silas (Egor Prutsev, 82') y Cherif Ndiaye (Aleksandar Katai, 82').
  • FC Barcelona: Iñaki Peña, Jules Kounde, Pablo Cubarsí (Sergi Domínguez, 67'), Iñigo Martínez, Gerard Martín, Marc Casadó, Frenkie de Jong (Gavi, 67'), Pedri (Dani Olmo, 58'), Lamine Yamal, Robert Lewandowski (Pau Víctor, 79') y Raphinha (Fermín López, 58').
  • Goles: 0-1 Iñigo Martínez (12'), 1-1 Silas (27'), 1-2 Lewandowski (42'), 1-3 Lewandowski (53'), 1-4 Raphinha (55'), 1- 5 Fermín López (76') y 2-5 Milson (84').
  • Árbitro: Espen Eskaas (Noruega).
  • Tarjeta Amarilla: Ndiaye (61'), Spajić (64')
  • Tarjeta roja: ninguna
  • Estadio: Rajko Mitic de Belgrado, 54.000 espectadores.