Natación

"La fotografía más icónica de Barcelona 92 es de un deporte que no podemos practicar en la ciudad"

El joven saltador Max Liñan compite en los Europeos con el sueño de ser olímpico en una disciplina que apenas tiene instalaciones

Sant Cugat del VallésSeguramente es la fotografía más icónica de los Juegos Olímpicos de 1992: un saltador volando sobre el cielo de Barcelona, ​​en la piscina municipal de Montjuïc. Cuando los saltadores del concurso de plataforma daban un salto, la ciudad quedaba detrás suyo. saltador catalán, el joven Max Liñan (Barcelona, ​​2005), que se entrena en el CAR de Madrid para perseguir su sueño: ser olímpico en el 2028 en Los Ángeles. miraba, y pedí probarlo. Cuando con la familia volvimos hacia Barcelona pude ingresar en el CAR de Sant Cugat a través de Mar Rovira, la directora técnica. hay una instalación cubierta con plataforma y trampolines de diferentes alturas. El otro lugar donde debería poder hacerse es en el escenario de los Juegos de Barcelona, ​​la piscina de Montjuïc, pero "ya no se utiliza para los saltos". visto al mundo, es increíble. Cuando estás ahí arriba y ves la ciudad... impresiona", dice Max, que una vez subió a su madre a la plataforma de los diez metros. "Quedó impresionada. No saltó, claro", recuerda.

Max quisiera que Cataluña tuviera más instalaciones, ya que así se podría hacer escuela. "Se hace difícil que a los más pequeños les guste un deporte que no pueden practicar. Estamos esperando a que acaben la piscina de saltos del CN ​​Barcelona para que suba aún más el nivel, pero parece que va por largo", dice el saltador vinculado a este club, donde se forman niños y niñas en trampolín que deben marcharse al CAR si tienen calidad y quieren ser saltadores. Algunos clubs, como el Joan Peregrino de Hostafrancs o el propio CN Barcelona, ​​forman niños y niñas en trampolín, pero no tienen las instalaciones para permitir que puedan llegar a competir en el primer nivel. Liñan, pues, pasó al CAR de Sant Cugat cuando empezó a destacar en una época en la que al menos podía saltar a Montjuïc durante el verano.

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Max se convirtió en el primer saltador de trampolín catalán en participar en un Mundial de esta espectacular disciplina en el 2024 en Doha (Qatar). Ahora compite en los Europeos este fin de semana en Antalya (Turquía). Y el próximo 26 de julio irá también al Mundial de Singapur. "Este año he cambiado de especialidad, y la verdad es que me siento muy cómodo. En un principio tenía la intención de hacer las dos modalidades: la plataforma, que era lo que había hecho hasta ahora, y el trampolín. Pero a medida que fue avanzando la temporada empecé a entrenar mucho mejor el trampolín. De hecho, en el cuerpo técnico ya tenían pensado hacerme", explica.

Imitar el hito histórico de Antoni Tort y Santiago Ulió

Liñan empezó en la plataforma, es decir, la superficie de cemento para saltos de más de diez metros, pero ahora ocurre en el trampolín de madera algo más bajo, con saltos de tres metros o uno. Un corto salto pero más técnico. Y lo hace en parejas sincronizadas con el madrileño Juan Pablo Cortés. "El año pasado nos quedamos a menos de un punto de tener medalla en los Europeos de Belgrado en plataforma sincronizada de diez metros. Dio rabia. Así que ahora aspiramos a medallas pese a ser una nueva disciplina. Con Juan Pablo nos entendemos. Vivimos juntos y nos coordinamos bien, algo importante, ya que pasamos muchas horas trabajando juntos".

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¿Cambia saltar desde diez metros o desde tres? "Los diez metros son más complicados mentalmente. Para los tres metros se necesita más técnica. Ahora que he tenido la posibilidad de probar las dos modalidades me encuentro mucho más cómodo en trampolín. De pequeño suele ser habitual probar ambas disciplinas. El proceso normal es que con el paso de los años los saltadores pasamos de la plataforma al trampolín, y yo lo he hecho muy joven". En la piscina o en el gimnasio, cuidándose y con técnicas de gimnasia para los giros y la coordinación. "Las posiciones deben ser muy rectas, y todo este trabajo de posición lo hacemos con un preparador físico de gimnasia", explica. Y sin dejar de estudiar ingeniería de datos. "A veces es difícil compaginarlo todo, pero es un sacrificio que debe hacerse", dice.

El sueño de Max es poder ser olímpico en el 2028 en Los Ángeles, imitando el hito de Antoni Tort y Santiago Ulió, los primeros saltadores catalanes que participaron en unos Juegos Olímpicos en 1924 en París. "El ciclo olímpico lo haré en trampolín de tres metros individual y sincronizado. Hace un año miraba los Juegos de París y pensaba "Ajos cercanos tengo que estar como sea"", concluye.

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