Francisco no sigue en el banquillo del Girona
El técnico andaluz, que acaba contrato, no renueva y deja el equipo gerundense un año después de su llegada
GIRONAHace apenas un año Francisco Rodríguez era presentado como nuevo entrenador del Girona. 365 días más tarde, y después de haber perdido las dos finales de play-off de ascenso a Primera que ha disputado, deja de serlo. El técnico andaluz, que acababa contrato este 30 de junio, no amplía el vínculo y abandona la entidad, que ahora se tendrá que apresurar para buscar un sustituto que lidere el enésimo intento de los gerundenses en su lucha para recuperar la Primera División. Tanto el club como el entrenador han publicado un comunicado firmado conjuntamente, un síntoma inequívoco de que las dos partes están de acuerdo en separar sus caminos. Seguramente, por el desgaste que provocan las derrotas. En la lista de candidatos, según Tv3, figuran Andoni Iraola y Míchel Sánchez en un puesto de privilegio.
La historia de Francisco en Montilivi, sin embargo, deja más buenos que malos recuerdos. Los batacazos duelen, pero sin su energía el Girona no habría tenido ni la opción de creer que podía volver a la élite. Llegó a finales del curso pasado y se convertía en el cuarto técnico de un banquillo que quemaba: ni Unzué ni Moreno ni Martí habían hecho funcionar una constelación de estrellas diseñada para mandar y que se pasó el verano frustrada, porque nunca estuvo en lugares de ascenso directo y porque se clasificó para las eliminatorias en el penúltimo momento, y el batacazo contra el Elche en el tiempo de descuento de ese último partido en el que Stuani fue injustamente expulsado y todo fue mal dejaba las esperanzas en el cajón.
A pesar de que la dirección deportiva estaba satisfecha por el rendimiento de Francisco, un técnico que en todo momento se ha implicado, él dudó sobre su continuidad. Finalmente, decidió quedarse, a pesar de ser consciente de que los recortes económicos debilitarían el proyecto. Lo que no se imaginaba, en ningún caso, era que esta temporada sería tan complicada. De los fichajes que había pedido, nada de nada. Las incorporaciones no eran la primera opción, aterrizaron a última hora y todo el mundo rogaba para que firmaran. La plaga de lesiones, el hecho de prácticamente no tener pretemporada y un alud de inconvenientes hicieron que liderar el vestuario fuera, en muchos momentos, un peaje demasiado caro. Ni así se rindió y demostró que su personalidad está por encima de todas las cosas.
Cuando ya nadie contaba con ello, ni la propia plantilla, el equipo, situado a media tabla durante todo el año –y con Francisco cuestionado, esta vez por el club–, encadenó victoria tras victoria hasta situarse en lugares de play-off. Esto, por sí solo, es el gran éxito de unos resultados que han superado cualquier expectativa. Francisco consiguió reanimar una ciudad que ni confiaba en ello ni se lo esperaba. Y faltó poco para subir a la Primera División, con una plantilla llena de chicos jóvenes que han ofrecido rendimiento al mismo tiempo que daban los primeros pasos en el fútbol profesional. Un mérito inmenso que, por voluntad y deseo, merecía un ascenso que rozaron con la punta de los dedos, después de la victoria por 1-2 en la ida de la final contra el Rayo. Pero en la vuelta pasó lo que siempre pasa en Montilivi y el Girona sigue un año más en la Segunda División.
Juan Carlos, renovado
Lo hará sin Francisco, que se marcha con la conciencia muy tranquila. Es el momento de Quique Cárcel, que ya ha activado encuentros con diferentes entrenadores para intentar aclarar quién será el nuevo propietario del banquillo. Suenan con fuerza Iraola, el actual entrenador del Rayo, y Míchel, que en el currículum luce un ascenso a Primera con el Huesca. El primer movimiento confirmado es en la portería, con la renovación de Juan Carlos hasta 2023. Este 30 de junio, aparte de Francisco, también acaban contrato Aday, Cristóforo y Luna. Esto no significa que no se puedan quedar, sin embargo. También se despiden los cedidos Couto, Bustos, Pablo Moreno, Franquesa, Monchu y Bárcenas.