Xavi Hernández, espectador de lujo de la lección magistral de Míchel
Con su triunfo el Girona sueña y de paso comienza a dar forma a una rivalidad cada vez menos amistosa
BarcelonaHace poco, a muchos aficionados del Barça les hacía gracia ver al Girona en Primera. Ahora quizás ya no tanto. El Girona no sólo derrotó por primera vez al Barça, sino que lo hizo con personalidad, saliendo del Olímpic como líder en solitario. El premio al trabajo bien hecho. Y el nacimiento de una nueva rivalidad, ya que ahora ambos equipos luchan por el mismo objetivo: estar entre los cuatro primeros e intentar ganar la Liga. La diferencia es que el Girona es pura consistencia y alegría. Y el Barça, ahora que parecía despegar, redescubre las dudas. Míchel volvió a enviar a Xavi al rincón de pensar con el guión perfecto. Buen juego, algo de sufrimiento y el gol final de Stuani.
Gerona, la capital. Joan Roca, uno de los hermanos que han hecho de El Celler de Can Roca el mejor restaurante del mundo, decía con un tuit una gran verdad: muchos gerundenses entraron en el Olímpic como aficionados visitantes, pero sintieron por megafonía a uno de los himnos de su vida, el del Barça. La mayor parte de aficionados del Girona han crecido cantando goles del Barça de Cruyff y Guardiola. Hasta ahora se podía ser de ambos equipos con cierta normalidad, pero eso está cambiando. A muchos barcelonistas ya no les hace gracia el Girona ahora que planta cara. Y nace una nueva generación de aficionados gerundenses que abiertamente sigue a un solo equipo. Es el nacimiento de una rivalidad, con la afición gerundense cantando olés en el Olímpic y confirmando que ya no necesitan seguir al Barça. Una verdadera revolución.
Míchel, el profesor. El técnico madrileño, después de años de pasarlo mal y conocer las dudas en el mundo del fútbol, se ha convertido en el técnico de moda. Qué gran acierto tuvo Quique Cárcel cuando apostó por él, en primer lugar, y lo defendió cuando el balón no entraba. Aunque el partido tuvo fases de juego igualado, Míchel le ganó la partida a Xavi, y supo encontrar los espacios para atacar con verticalidad y acierto. Es el hombre del momento. El Girona es un proyecto redondo, de arriba a abajo. Lo suficientemente fuerte para recordar las grietas del Barça. Pese a sufrir al inicio de la segunda parte, el Girona pudo marcar más goles.
Raphinha, tenemos un problema. El brasileño, todo corazón, lo intenta una y otra vez. Pero no lo logra. Primero chocaba con los palos, pero contra el Girona se le vio demasiado nervioso, tomando decisiones equivocadas. En algunos momentos el fantasma de Dembélé sobrevoló el estadio Olímpico. Ese control equivocado, esa acción difícil de entender. Raphinha está perdiendo el duelo contra él mismo, y mira que Xavi, tal y como hizo con Démbélé, le ha dado suficientes oportunidades. Lo mismo ocurre con Lewandowski. Con algo más de acierto suyo el Girona quizá no hubiera ganado.
La Masía, desaparecida. Entre la baja de Gavi y que Xavi confía más en otros jugadores antes que Balde y Lamine Yamal, el Barça salió a jugar con un solo futbolista de La Masia, Iñaki Peña. Algunos consideran a Araujo como un futbolista de La Masia; un servidor no. No puedes considerar como un jugador de la casa un hombre que te llega con 19 años y que lleva dos años jugando en la Primera División de su país, por mucho que pase unos meses en tu filial. Cuando era necesario, La Masia dio la cara con jugadores como Marc Guiu, Fermín y Yamal. Ahora tiene poco protagonismo. Lo siento, cuando el técnico siempre dice que La Masia es un tesoro. Un tesoro aparcado.