Una canción que le llegará al alma y que no escuchará en la radio

Si te apetece escuchar una canción preciosa, que os llegue al alma, aquí tenéis una propuesta que quizá no escucháis en la radio ni oirá cantar en ningún concurso de televisión. Cuando descubra la historia que se esconde detrás, se emocionará. Vaya a Spotify o alguna plataforma de streaming y busque un álbum titulado Too muchque firman un grupo de amigos, Los de la Mesa Redonda. Una de las seis canciones se titula Fuera de friend. La autora es Adhara Ventura. Ella es bajista, pero para esta ocasión tan especial también ha puesto la voz, porque necesitaba enviar un mensaje a un amigo: "Give me a signo, justo por saber que yo're in peace(Dame una señal, sólo para saber que estás en paz). Es un tema lleno de madurez, con ritmo de bolsa nueva y jazz. Cuando te dicen que Ventura sólo tiene dieciséis años, la sensibilidad y sinceridad que desprende la canción te conmueven profundamente.

Too much es un homenaje a uno de esos amigos "de la mesa redonda", Tomàs Gispert y Torrent, que el año pasado, con quince años, se suicidó. Tomás fue el cohesionador de un grupito que se encontraban en el bar Can Pep. Se sentaban en la mesa redonda del establecimiento. Y de ahí el nombre de esta iniciativa tan bonita que recuerda ese espacio de felicidad compartida. Ellos mismos han compuesto, arreglado, interpretado y hecho la producción de los seis temas. Looking for you to be seen, de Ariadna Fort, es delicada y luminosa. En el rock de Hero, de Siso Costa, nota el rastro de las heridas. Volar bien alto es una despedida sin remedio de Laia Planagumà, donde el piano dice tanto como las palabras. Flores en mi cuaderno es un poema de Joan Bech donde se nota el deseo de verter todo lo que te quema dentro. La versión de Resplandor, original del Canijo de Jerez, está llena de fuerza y ​​dolor. En este homenaje han puesto el corazón y las ganas una veintena de compañeros de Tomàs.

Cargando
No hay anuncios

El vínculo entre todos ellos es la Black Music Big Band de Girona, donde se conocieron. Black, le llaman. Está integrada por jóvenes de entre 15 y 25 años e impulsada por dos entidades, la Fundación Casa de la Música y el Black Music Festival. Se accede a ella a través de un casting anual que busca el compromiso y el talento. Su director, Adrià Bauzó, prioriza la motivación, que es esencial para la excelencia musical. El reto va más allá de los conciertos. Es un dinamizador cultural que ofrece un espacio de crecimiento al talento más joven y donde el soul y el funk son a la vez herramientas para acercar la música a los barrios, donde los integrantes comparten sus conocimientos. Es un proyecto artístico completísimo, lleno de creatividad, con gente muy buena, con ambición, sensibilidad y un proyecto pedagógico propio. En YouTube encontrará un documental sobre la Black Music Big Band donde se ve la profesionalidad y el rigor que hay detrás. Tomás era muy feliz tocando el bajo con la Black.

La televisión ha deformado lo que entendemos por talento. Los talent shows han pervertido el arte y lo han convertido en una estrategia competitiva de consumo fugaz. El álbum Too much de homenaje a Tomàs Gispert nace de la verdad, de hacer arte desde la necesidad más íntima y no desde la ilusión de salir disfrazados en un escenario y conseguir la fama. Porque los adolescentes no son como la televisión nos dice que son. Estos chicos y chicas no trabajan para encajar como sea en un mercado comercial que los catapulte en pocos meses. Son auténticos y vocacionales, y Black les ha proporcionado este espacio de aprendizaje colectivo, que huye de individualismos, que guía en el camino de la constancia y el esfuerzo, que les estimula a vivir todo el proceso artístico, las dinámicas y los obstáculos y no simplemente a ser fagocitados por la industria. En unas edades complejas, también les ha dado un espacio para cerrar filas, expresarse, ser escuchados y escucharse entre ellos, a través de la música y más allá de la música. Y para recordar juntos al amigo añorado siempre que lo necesiten.