El tráfico en las autopistas se dispara en el primer año sin peajes

La afluencia en la AP-7 crece a pesar de la pandemia entre un 20% y un 40% ahí donde ya se han levantado las barreras

El levantamiento de los peajes tiene un efecto directo en el tráfico, según muestran los datos de las autopistas en las que se han retirado las barreras después de décadas. El 1 de enero del 2020 se levantaron varios tramos de peaje y durante el primer año de circulación sin pago la afluencia de coches ha aumentado hasta un 40%, y esto a pesar de la pandemia del covid, según datos del ministerio de Transportes obtenidos por el ARA.

En concreto, en el tramo Valencia-Alicante el incremento fue del 40,3%, mientras que en el tramo Tarragona-Valencia la subida fue del 20,8%. Aun así, los datos de este segundo trayecto no muestran una fotografía completa, puesto que no incluyen los datos de los cinco primeros meses del año (entre enero y mayo). Según el ministerio, esto se debe al hecho de que hasta junio no se instalaron sistemas para contabilizar el tráfico.

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La fuerte subida del tráfico también se produjo con el fin del peaje de la AP-1, entre Burgos y Armiñón (Álava), a finales del 2018. En el primer año, el paso de coches creció un 32%. La única autopista donde el aumento no fue tan importante fue la AP-4 (que une Sevilla con Cádiz y que también perdió el peaje con el fin del 2019). En ese caso el incremento solo fue del 5%.

Lo que también muestran los datos es que, si la subida del tráfico fue muy pronunciada, en el caso del transporte pesado (básicamente, camiones) todavía lo fue más. La circulación de estos vehículos creció cerca de un 29% entre Tarragona y Valencia, un 90% entre Valencia y Alicante y por encima del 100% en el caso de las otras dos autopistas que han perdido el peaje en los últimos años.

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Cuenta atrás

El 31 de agosto de este año se acaban los peajes de la AP-7 (entre Tarragona y la Jonquera) y la AP-2 (entre Barcelona y Zaragoza), que son propiedad del Estado, y también los de la C-32 (en el tramo Montgat-Palafolls) y la C-33 (que conecta Barcelona con Montmeló). A estas alturas ya es seguro que las barreras se levantarán: tanto el gobierno español como el catalán así lo han confirmado. Pero es muy probable que se vuelvan a implantar nuevos sistemas por el uso de las carreteras.

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Cuando el gobierno español estaba en manos del PP, no había debate: el ejecutivo repitió hasta la saciedad que el pago por uso desaparecería sí o sí. Pero la llegada del PSOE al poder cambió las cosas. El nuevo ministro de Transporte, José Luis Ábalos, abrió la puerta a mantener algún sistema de pago por uso. Desde entonces ha ido lanzando globos sonda. El último fue en noviembre, con dos propuestas: que el pago tiene que ser homogéneo para toda España (y no concentrado en algunos territorios, como ha pasado hasta ahora) y que se podrían introducir exenciones en ciudadanos concretos, como por ejemplo los que utilizan la autopista para ir a trabajar. 

Además, esta misma semana el gobierno central ha insistido en la idea dentro del plan de recuperación que ha enviado a Bruselas, en el que se asegura que se desarrollará "un sistema de pago por uso de la red de vías de alta capacidad". El ministerio de Transporte, sin embargo, no quiere poner fecha ni tampoco detalla cómo se hará.

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Seopan, la patronal de los constructores, ha planteado al gobierno español que se implanten unos peajes blandos (es decir, de importes bajos), dado que las carreteras ya están construidas y tan solo hay que pagar el mantenimiento.

En cambio, la Cámara de Concesionarios de Infraestructures cree que habría que ir algo más allá e implantar un sistema de peajes en toda España que permita no solo pagar el mantenimiento sino "adaptar las infraestructuras al futuro", según explica Francesc Sibina, presidente de esta institución. "Las carreteras se diseñaron con un modelo de movilidad determinado y ahora necesitan una transformación importantísima para adaptarlas al coche conectado, a los coches autónomos o a los vehículos eléctricos", plantea. "En Europa cada vez habrá más coches eléctricos, y ¿qué haremos cuando vengan aquí? ¿Nos encontraremos colas quilométricas para poderlos cargar?", se pregunta.

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Sibina aplaude que se implante un pago diferenciado en función del uso que se haga de la carretera o de cuántas personas vayan dentro de cada vehículo, por ejemplo. Y también afirma que no habría que poner barreras de peaje, sino que con cámaras ya se podría cobrar, como se hace en muchos países. "Todo esto es muy fácil de hacer, tecnológicamente", afirma. Lo más difícil, detalla Sibina, es decidir cómo se hace el cribaje de quién tiene que pagar qué. Pero una vez decidido, la implantación podría ser muy rápida.

Las propuestas para generalizar los peajes en las carreteras

  • Generalitat de Catalunya. Fue la primera en posicionarse: querían una viñeta al estilo suizo para toda Catalunya: se hace un único pago anual y se puede circular ilimitadamente, a pesar de que esto premia a quien más uso hace de la carretera y penaliza a quien hace un uso puntual.
  • Gobierno central. El ministerio de Transporte quiere implantar el pago por uso, pero no detalla cómo. Solo dice que sería homogéneo en toda España y que se podrían introducir exenciones en caso de ir al trabajo, por ejemplo. 
  • Seopan. La patronal de los constructores defiende unos peajes blandos (muy bajos) que sirvan para pagar el mantenimiento de las vías.
  • Cámara de Concesionarios. Creen que hacen falta peajes algo más altos para, además del mantenimiento, adaptar las vías a las nuevas necesidades, como el coche eléctrico.