Bruselas se propone reducir la dependencia europea de los chips asiáticos

La Comisión presenta una ley para que la UE produzca el 20% de los semiconductores de todo el mundo en 2030

BruselasNo es solo el gas. La crisis de los chips es otro ejemplo que ha puesto en evidencia la dependencia europea de las grandes potencias mundiales en sectores indispensables. Por eso este martes la Comisión Europea ha presentado un plan para aumentar la producción de semiconductores en el continente europeo y reducir así la dependencia externa de potencias como las asiáticas. Bruselas quiere que Europa pase de producir el 9% de este preciado material actual al 20% en 2030, y para conseguirlo cree que habrá que invertir más de 50.000 millones de euros tanto públicos como privados.

"A corto plazo tenemos que aumentar nuestra resiliencia ante futuras crisis de suministro, y a medio plazo queremos convertir Europa en líder industrial de este mercado energético", ha dicho la presidenta Ursula von der Leyen. Más allá de las declaraciones políticas y de los grandes objetivos que supone este plan de acción, lo cierto es que a base de las varias crisis que ha desencadenado el coronavirus, la Unión Europea ha ganado conciencia de la necesidad de ser más autosuficiente, de ganar autonomía estratégica o soberanía digital, como dice el ejecutivo comunitario. Primero fue con la producción de equipación sanitaria esencial y medicamentos, y después el gas y los microchips.

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"Hoy el 50% de los semiconductores se producen en Taiwán. Si por cualquier motivo Taiwán no puede exportar, en solo tres semanas casi todas las fábricas que tenemos (de automóviles, de carne, de electrodomésticos) dejarían de funcionar, porque no tendrían semiconductores. Esto no es aceptable, tenemos que dotarnos de capacidad para responder a estas eventualidades", ha dicho en declaraciones a Efe el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, que este martes ha presentado la propuesta como la más importante en el ámbito industrial que Bruselas ha promovido desde hace mucho tiempo, también desde la vertiente geopolítica.

Una ley europea de chips

¿Cómo se articulará en la práctica? A través de una ley europea de chips, que quiere tener en cuenta tanto la necesidad de aumentar la producción local como la de conseguir el liderazgo en el sector de la investigación de semiconductores, especialmente los más punteros. Para aumentar la producción se prevé destinar 30.000 millones de euros de dinero público a construir nuevas fábricas y hacer crecer las existentes. Un segundo bloque de financiación prevé destinar entre 11.000 y 12.000 millones a investigación, priorizando los microchips y los más eficientes desde el punto de vista energético. Por otro lado, se creará un fondo que tendría que movilizar hasta 6.000 millones en inversiones para que pymes y start-ups del sector también prosperen. En total son unos 48.000 millones, que según Von der Leyen se añaden a 30.000 millones de euros ya previstos en los mecanismos de financiación actuales. Bruselas se compara con los Estados Unidos en este sentido, puesto que el gobierno de Joe Biden anunció un plan de 52.000 millones de dólares para la industria de chips norteamericana.

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Una de las medidas que prueba la importancia que da Bruselas a esta cuestión es que para garantizar que se canaliza suficiente dinero el ejecutivo de Bruselas propone hacer un uso más flexible de las estrictas normas que regulan las ayudas de estado para poder subsidiar las fábricas de chips. Actualmente el marco que regula las ayudas de estado ya se ha flexibilizado temporalmente para dar respuesta a la pandemia, pero la idea de la Comisión es hacerlo permanentemente para dar prioridad al sector de los microchips.

Este es un punto especialmente importante, porque Bruselas tiene plenas capacidades a la hora de regular la libre competencia dentro de la Unión Europea, hecho que se considera un pilar fundamental del mercado único. Pero la Comisión considera que hay "barreras de entrada extremadamente elevadas" a la hora de invertir en un sector que necesita cantidades masivas. Por eso está dispuesta a activar el artículo 107 (3) del tratado de funcionamiento de la UE, que le permite aprobar ayudas de estado para facilitar el desarrollo de ciertas actividades económicas. El mismo ejecutivo deja claro que habrá unas condiciones estrictas y muy delimitadas, solo para inversiones que no serían posibles si no fuera por la participación pública.

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La otra medida que prueba la importancia que tiene la cuestión para la Comisión es una propuesta de protocolo para que el conjunto de la UE reaccione con rapidez a posibles crisis de suministro como la actual. Bajo esta iniciativa, por ejemplo, se activaría un control de exportaciones de microchips para garantizar el suministro, como ya ha pasado con las vacunas durante la pandemia.