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Los Balañá, la discreta estirpe de los teatros, los cines y los toros que ahora pone un pie en Telefónica

Anna Martínez Balañá, que de pequeña había sido una de las imágenes de los cines del grupo familiar, ahora es consejera en la 'teleco'

MadridDurante años, una niña de cabellos castaños pedía silenciar a los espectadores del cine que iban a ver una película en alguna de las salas que tenían una letra B de color azul marino como sello. Era una B de Grup Balañá y la niña que ordenaba callar a los asistentes a través de un breve anuncio previo a la película, estaba estrechamente vinculada: era Anna Martínez Balañá (Barcelona, 1992). Ahora, quien forma parte de la cuarta generación de una de las estirpes más influyentes del mundo empresarial catalán, los Balañá, acaba de poner un pie en Telefónica. La teleco que preside el catalán Marc Murtra le ha fichado como miembro del consejo de administración y desde la semana pasada ocupa la silla de consejera independiente, lo que la convierte en una de las consejeras más jóvenes del Ibex35.

Anna Martínez Balañá es, probablemente, una de las figuras de la familia Balañá que más se ha dejado conocer –entre otras cosas, conduce el podcast del negocio familiar–. Desde siempre, los Balañá han destacado por su discreción, sobre todo mediática, aunque esto no les ha impedido levantar un imperio de salas de teatro y cine, pero también de plazas de toros, negocio en el que destacó la gestión y posterior compra de la Monumental de Barcelona. "Fueron empresarios que nunca han querido hacer ruido", sostiene una voz cercana a la familia.

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La empresaria es bisnieta del fundador de todo ello, Pedro Balañá Espinós –Don Pedro, como se le conocía en el mundo taurino–. Pero los primeros pasos del patriarca para ganar dinero no fueron en torno a la cultura ni a la tauromaquia, sino a una lechería situada en el barrio barcelonés de Sants. A partir de ahí ganó popularidad y también se vinculó a la política; primero con el republicanismo, e incluso se le consideró un "hombre de país", aunque bajo la dictadura se acercó al franquismo, como se explica en el libro Cien empresarios catalanes (LID Editorial, 2006). Es en los años 20 cuando ve en los toros un filón de negocio: se ocupa de vender ese ganado estocado en las Arenas ya partir de ahí todo empieza a rodar. Las Arenas fue, de hecho, la primera de una serie de plazas que acabaría gestionando. "A toda España se le conocía como el empresario de los toros", explican desde el mundo empresarial catalán. Entonces, los toros eran el espectáculo de masas por excelencia en el Estado.

No es hasta 1943, ya bajo la dictadura de Franco, que se adentra en el mundo cinematográfico, con la compra de una primera sala en Barcelona –el cine Avenida de la Luz– y que rápidamente gestionaría su hijo único, y abuelo de Anna Martínez Balañá, Pere Balañá Forts. "Sentía una profunda admiración [por su padre]", explica quien le conoció de cerca.

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Balañá Forts lo heredó todo, pero a diferencia de su padre tenía entre ceja y ceja hacer crecer el negocio de los cines y los teatros pero no el taurino. "Su verdadera pasión era el arte escénico. También las obras de arte. Tenía una gran colección", dice la voz de antes, que lo ejemplifica de esta manera: "Un día, con su Mercedes Clase A aparcamos ante los [Cines] Aribau y contó las motos de afuera: «Hay 90 personas». iba a una sala distinta a mirar cuánta gente había ya controlar el negocio".

De entre los hijos de Pere Balañá Fuertes, es María José Balañá Mumbrú, o Tete, como se le llama en la intimidad, madre de Anna Martínez Balañá, que se queda con la gestión de los teatros. Su hermano, Pedro Balañá Mumbrú, o Pete, se ocuparía de los cines y plazas de toros.

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La indemnización por la Monumental

Quizás el golpe en que los Balañá se han visto mediáticamente más expuestos fue en el 2011, cuando la Generalitat, bajo el gobierno de Artur Mas (CiU), puso punto y final a la tauromaquia en Catalunya. La última corrida, de hecho, se celebró en la plaza de la Monumental. El cierre fue de la mano de una indemnización de 329.699 euros a la familia. La única compensación que se dio. Sin embargo, los Balañá habían llegado a pedir 10 millones. "No fue un momento fácil para él [Pere Balañá Forts]. No es que no comprendiese el fin de los toros en Catalunya, sino que le sorprendió que nadie [de la Generalitat] hablara con él, ni Artur Mas", asegura un íntimo suyo.

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Políticamente, a Balañá Forts se le había vinculado con CiU, mientras que sus hijos siempre han convivido con las insinuaciones de estar cercanos a Ciutadans (el partido alquiló el Tívoli, un teatro del grupo familiar, para hacer el acto fundacional). La fuerte oposición a la prohibición de la tauromaquia que hizo el partido liderado entonces por Albert Rivera alimentó aún más los rumores. "Nada", sentencia el periodista Albert Balanzà en una investigación a publicada en Média.cat, en la que señala cómo "los Balañá les pasaron la factura sin descuento".

En todo caso, el adiós a la tauromaquia en Catalunya no sólo supuso un toma y daca con la Generalitat. Desde el mundo taurino no se dudó en mostrar decepción: "[Dels Balañá] la afición esperaba más. Ha habido sensación de desamparo", afirmó Salvador Boix, apoderado del torero José Tomàs, en una entrevista con el ARA, en el 2011.

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De Pere Balañá Forts explican que heredó el "pragmatismo" de su padre. Hoy, la Monumental alberga espectáculos, fiestas y conciertos, mientras que las Arenas son un centro comercial, donde también hay parte de las salas de cine que la familia gestiona. A ambos negocios se suman otras salas de cine repartidas por Barcelona, así como los teatros Borràs, Coliseum o Tívoli. Los toros nunca los han abandonado por completo y mantienen una parte de la propiedad de las plazas de Palma y Jerez de la Frontera.

De una 'start-up' a directora general de Balañá en Vivo

La semana pasada, cuando Anna Martínez Balañá desembarcó en Telefónica, desde la teleco destacaron su experiencia en el "desarrollo de proyectos empresariales en los sectores cultural y de gestión de servicios", tal y como dice el comunicado de prensa. "Tiene una trayectoria corta pero intensa", defiende una fuente que ha vivido el fichaje de cerca.

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Cuenta con un grado en dirección de empresas por la Esade Business School y con un máster en innovación y emprendeduría en la misma escuela. Antes de seguir los pasos de la familia y adentrarse en el negocio del espectáculo, los teatros y cines, fundó elstart-up Sheltair, dedicada a ofrecer espacios privados de trabajo. En 2023, cuando el Grupo Balañá se divide en Balañá en Vivo y Mooby Cines, es nombrada directora general del primer negocio, dedicado a los espectáculos en vivo, principalmente el teatro. Después ha asumido el cargo de consejera delegada de Marianna en Viu, la productora vinculada al grupo que se ha estrenado este 2025.

"Proviene de una estirpe en la que el negocio cultural no sólo ha pasado de generación en generación, sino que se ha sabido sofisticar", reflexiona la fuente anterior. Uno de los retos que tiene la Telefónica de Marc Murtra es hacerse fuerte en contenidos y entretenimiento y transformar la plataforma Movistar+ en una máquina de producción. Y eso, que es vital para Murtra, también será uno de los retos de Anna Martínez Balañá en la compañía. El presidente de la teleco ha depositado la confianza en ella para detectar lo que puede atraer –pero sobre todo fidelizar– clientes hacia la plataforma. Hacer, por tanto, lo que los Balañá consiguieron programando espectáculos como los de Rubianes o La Cubana, hoy historia del teatro catalán. "[Pedro Balañá Forts] era un hombre aparentemente conservador y La Cubana un grupo totalmente transgresor por la época, pero cuando veía potencial artístico lo fichaba, y no se equivocó", reflexiona un íntimo amigo suyo.