Immobiliaria

Estafa en Mallorca: “Vendimos la casa y perdimos 85.000€”

Lujo Casa se embolsó 3,3 millones de euros a costa de engañar a 235 personas entre el 2016 y el 2018

Alba Tarragó
y Alba Tarragó

PalmaUn negocio inmobiliario con una treintena de propiedades inexistentes, desfalcos millonarios y fiestas de lujo regadas con Moët & Chandon que culminan con un fugado en Colombia y un operativo policial internacional. Podría ser el guion de cualquier película de mafiosos, pero son los ingredientes del caso de Lujo Casa, una de las estafas inmobiliarias más grandes de la historia de las Baleares, basada en la venta de casas sobre planos.

La juez que ha investigado la causa ha concluido la fase de instrucción esta semana, con nueve procesados –entre propietarios, constructores, arquitectos, testaferros y otros cómplices– por pertenencia a grupo criminal, entre otros delitos. Ahora, una de las 235 personas que fueron víctimas del fraude entre 2016 y 2018, y posiblemente la más afectada, rompe el silencio. “Vendí mi casa y perdí 85.000 euros”, lamenta Isabel (nombre ficticio) en declaraciones al ARA Balears.

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“Sientes que te han tomado el pelo: te han robado todos los ahorros de tu vida”, admite la perjudicada, que tuvo que recibir tratamiento psicológico cuando fue consciente que lo había perdido todo. Los días que vinieron después fueron un tormento para ella y su marido. “No sabíamos como decírselo a los niños, pasé noches sin dormir y tuve que ir al médico, que me recetó antidepresivos y ansiolíticos”, recuerda.

La víctima de la macroestafa insiste que su caso “es diferente del resto”. “Los otros afectados se han quedado su casa. Yo, con una mano delante y otra detrás. Y con 43 años ya no te puedes comprar nada. Ahora, gracias a mi madre, al menos puedo tener un techo”, afirma. A pesar de que el desenlace de su historia es más trágico, su caso empieza en el mismo lugar que el de la mayoría de afectados: en las oficinas de Palma de Lujo Casa y Mallorca Investment –las dos sociedades principales del entramado, compuesto por un total de cinco. Al frente estaban Carlos García Roldán y Michele Pilato, respectivamente, aunque la juez considera que el primero –Charly, como era conocido– era el jefe de la trama, y el segundo, su mano derecha.

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“Vimos el anuncio por internet y nos parecía que la casa se ajustaba a lo que buscábamos, así que mi marido y yo decidimos visitar la oficina de ventas. Todo parecía normal. Había gente trabajando, anuncios de segunda mano y nueva promoción”, indica Isabel, que ya había comprado su primera casa sobre planos. Pero la realidad es que aquello solo era una puesta en escena. La juez explica lo que realmente sucedía entre bambalinas: utilizaban imágenes de obras ajenas y fotografías de arquitectos de internet, colocaban carteles de promoción en solares de los cuales no eran propietarios, pagaban sueldos de trabajadores ficticios... “En ningún caso se destinó [el dinero a la promoción inmobiliaria”, resume la titular del Juzgado de Instrucción 11 de Palma. De hecho, la sociedad Promociones Lujo Casa SL se creó en 2015 “sin nada de solvencia, fondos propios, recursos o financiación externa para emprender la construcción de las viviendas ofrecidas”, dice la juez en el auto.

Por toda la isla

El modus operandi era aparentemente el de cualquier inmobiliaria. En su página web –lujocasa.com, ahora cerrada– publicitaban la treintena de propiedades que llegaron a ofrecer en todo Mallorca. Cuando los clientes mordían el anzuelo, les pedían una paga y señal del 10% del precio total de la vivienda, unos 200.000 euros de media. Y cuando decían que el inicio de obras se acercaba, pedían un 20% más. Ahora bien, “de las 32 promociones ofrecidas, en ninguna se empezó la construcción”, dice la juez.

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Con el primer pago, Isabel abonó 15.000 euros como reserva y sacó adelante la venta de la casa donde vivía. Para el segundo abono, de 70.000 euros, ya le habían comprado la casa y utilizó este dinero para transferirlos a Lujo Casa. Entonces empezaron las sospechas. Charly dejó de contestar al teléfono. Isabel insistió dos meses hasta que un día desistió y lo vio claro: “Me dije a mí misma: «Me han robado 85.000 euros». Me quería morir”, indica. Denunciaron los hechos a la Guardia Civil, que les informó de que no eran los únicos en la misma situación.

Fuga a Colombia

Pero en aquel momento el hombre que se había quedado con sus ahorros ya estaba en Colombia, donde huyó en abril de 2018, a casa de unos familiares de su pareja. Allí, Carlos García modificó su aspecto para evadir la justicia, pero su estrategia solo lo mantuvo en libertad diez meses. En febrero de 2019 culminó un operativo conjunto entre la policía colombiana y la española con la detención de Charly en Valle del Cauca, totalmente desplomado.

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Tres años más tarde, el auto revela que, gracias a este “tipo de estafa piramidal”, se gastaron “cantidades ingentes de dinero en restaurantes, servicios de compañía y casinos”, y “se adquirieron joyas y vehículos”. Ahora, para recuperar el dinero, se han abierto dos vías judiciales: una penal, contra los delincuentes, y otra civil, contra los bancos. En el primer caso, puede pasar que los procesados se declaren insolventes, hecho que obligaría a liquidar los pocos bienes que tengan. El segundo caso es el que está más adelantado. Se trata de una vía judicial que reclama a los bancos este dinero, en la que los abogados alegan que incumplieron la ley de prevención del blanqueo de capitales, que les obliga a vigilar que los fondos no procedan de la actividad delictiva.