Crónica

“Ojalá pronto un nuevo 15-M”

Cori no tiene dudas: “Esto tiene que acabar con un nuevo 15-M, ojalá sea así”. Ha venido a manifestarse a la plaza Urquinaona para protestar contra el aumento del precio de la energía, de los carburantes y de los precios en general. Está afiliada a CCOO y tiene una vecina dos pisos por encima que pronto no podrá pagar el recibo de la luz: “No puede salir de casa, le tienen que llevar la comida y si le cortan la luz será el fin para ella”. ¿Un nuevo 15-M? No parece tan diferente el descontento presente del que se vivía en 2011. Y más a juzgar por la cantidad de manifestaciones, movilizaciones y protestas convocadas en un solo día. La marcha lenta de los taxistas en el aeropuerto, los transportistas en huelga, la protesta contra la sentencia del TSJC y el 25% de las horas lectivas en castellano, la manifestación contra el precio de la luz y, algo más tarde, todavía una última protesta en contra de la política española con el Sáhara. El descontento es notorio y sangriento.

En Urquinaona, muy poca asistencia de personas no sindicadas. Maruja, igual que la vecina de Cori, sufre por llegar a final de más y también sufre, y todavía más, por no poder ayudar a sus hijos y a su nieta. “¿Qué podemos hacer? Gritar y protestar, poca cosa más. Y ahora la guerra, estamos muy mal, no sé si habíamos estado nunca tan mal”. Camil Ros y Javier Pacheco se esfuerzan por explicar que bajando los impuestos, la política que enarbolan los partidos políticos y el gobierno central, no haremos gran cosa: “Para acabar de hundirnos solo nos falta vaciar la caja de dinero público que ayuda a los más desfavorecidos y apacigua, en parte, las crecientes desigualdades”, argumenta el líder de CCOO en Catalunya. También está Tito Álvarez, a quien todo el mundo conoce porque es el portavoz de Elite Taxi. Por la mañana ya ha tenido trabajo, pero a la manifestación de la tarde asiste como representante de las asociaciones de autónomos. Es igual de impetuoso que siempre: “Estamos en manos de multinacionales, de grupos de presión autonómicos y de buitres. ¡Esto es un infierno!” Escuchando a los líderes sindicales, queda claro que emparentan indefectiblemente el malestar presente –los precios, la energía– con el malestar de la crisis sanitaria fruto de la pandemia, casi como un relato continuista y enfermizo. “Y ahora con la guerra en Ucrania todavía se desata todo más”, concluye Ros.

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“Ojalá pronto un nuevo 15-M”. Las palabras de Cori resuenan por toda la Vía Laietana.