Finanzas

Revuelta contra el trato de los bancos a la gente mayor

Una campaña propone no usar las tarjetas durante todo este sábado para exigir más atención presencial

BarcelonaEn los últimos doce años, en Catalunya han desaparecido más de 5.000 oficinas bancarias. En 2019 había 4.287 municipios en España sin acceso a este servicio. Desde el comienzo de la crisis de 2008, el sector ha despedido a más de 100.000 trabajadores en el Estado. El cierre progresivo de buena parte de la red comercial de las entidades se ha convertido en un problema tanto para las poblaciones que se han quedado huérfanas de cajeros automáticos como para la gente mayor a la que la digitalización ha cogido a contrapié. Pero esta tendencia también está generando una crítica contundente para reclamar a la banca que se haga cargo de su responsabilidad en la inclusión financiera de estos colectivos.

Día sin tarjeta

"Soy mayor, no idiota". Es el mensaje que ha empezado a correr en forma de cadena masiva en WhatsApp para pedir a los consumidores que este sábado, 5 de febrero, no paguen nada con tarjeta para evidenciar su enojo con el trato de los bancos a la gente mayor. Esta campaña, parecida a acciones como los apagones de electricidad para protestar contra la subida de la luz, quiere "dar una lección" a las entidades financieras para que garanticen la atención presencial en sus oficinas.

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Firmas contra el cierre de oficinas

Carlos San Juan es el jubilado valenciano de 78 años que ha puesto en marcha una petición en Change.org que ya suma más de 560.000 firmas. Su lucha es hacer entender al sector que cerrar más oficinas (o reducir el horario en el que se pueden hacer consultas en persona) implica obligar a la gente mayor a usar tecnologías que a menudo no saben utilizar: "Muchas personas mayores están solas y no tienen a nadie que los ayude, y otras muchas, como yo, queremos seguir siendo cuanto más independientes mejor también a nuestra edad".

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Más impuestos a los bancos que quiten a cajeros

Esta desprotección de las personas de edad avanzada también ha comportado que algunos ayuntamientos, como el del Vendrell, tomen medidas para desincentivar el cierre de oficinas. Así, ha aprobado una moción para imponer una tasa de 10.000 euros a las entidades financieras que descuiden a este colectivo. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, también ha anunciado esta semana que estudiaba incrementar el impuesto de los cajeros a los bancos que no fomenten la atención presencial. En Barcelona, el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, proponía al sector que instale los puntos de retirada de efectivo en edificios públicos como por ejemplo los centros cívicos o los centros de gente mayor.

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Investigación del Síndic de Greuges

El impacto social del cierre de oficinas ha llegado hasta el Síndic de Greuges, que el mes pasado anunció una investigación sobre este desmantelamiento de la banca. En este caso, ha pedido más información sobre este problema al Banco de España y las cuatro principales entidades bancarias que trabajan en el Principat. En sus preguntas, los interroga sobre cuántas sucursales han suprimido en los últimos dos años, cuáles de las oficinas físicas se han sustituido por oficinas móviles y cuál es el medio de pago más común de los clientes.

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Alternativas a los cajeros

Esta eliminación de oficinas ha acabado generando soluciones más inventivas como la de permitir que los estancos suplan funciones muy básicas de un banco. En algunos de estos establecimientos, además de poder comprar tabaco, también se puede pagar el recibo de la luz o hacer ingresos. Caixa d'Enginyers también ha llegado a un acuerdo con los supermercados Bonpreu-Esclat por el que sus clientes pueden retirar hasta 150 euros en efectivo cuando hacen una compra con tarjeta de más de 15 euros.