El biogás, clave en la transición energética y la economía circular
La energía renovable fue la protagonista en la mesa redonda organizada ayer por el ARA en colaboración con Naturgy
En 2024, el gobierno de la Generalitat aprobó la estrategia catalana de biogás 2024-2030 y su plan de acción, que se enmarca en la transición de Cataluña hacia un nuevo modelo energético más limpio, sostenible, democrático y justo, para conseguir la neutralidad climática en el año 2050. El objetivo es definir consolidar el sector en el horizonte 2030.
El biogás, siendo una fuente de energía renovable esencial en la transición energética, es una gran desconocida. Con la voluntad de saber más sobre esta alternativa a la descarbonización, el ARA en colaboración con Naturgy organizó ayer en el Institut d'Estudis Catalans el encuentro El biogás, una energía renovable clave en la economía circular. El acto contó con la participación de Rubén Martínez Burgal, responsable de Gases Renovables zona Este de Naturgy, y Joaquim Daura Ayza, presidente del Cluster de la Energía Eficiente de Catalunya (CEEC) y director del Área de Gestión Activa de la Energía de Schneider Electric, moderados.
Aunque ya ha comenzado una revolución energética, todavía estamos en la era fósil y el 86% de la energía primaria que utilizamos proviene de combustibles fósiles. Mauri abrió la mesa redonda apuntando a que "la descarbonización nos lleva hacia la electrificación como columna vertebral del futuro energético del planeta, pero hay otros actores, el biogás y el biometano, que también juegan un papel importante". El biogás proviene de la digestión anaerobia de la materia orgánica en descomposición, se transforman los residuos en recursos útiles y se convierten en gas para usos energéticos y nutrientes orgánicos que pueden sustituir a fertilizantes químicos, reduciendo las emisiones que contribuyen al cambio climático. El biometano se obtiene cuando se purifica el biogás, separando el metano, el dióxido de carbono y otros componentes.
El hecho de que Naturgy haya creado una dirección general dedicada al desarrollo de los gases renovables evidencia que es un elemento esencial en la transición energética. Además, tiene mucho sentido en un territorio como Cataluña, donde la industria agroalimentaria representa el 20% de la producción económica, y cada año el sector agroalimentario genera 14 millones de toneladas de residuos. "Hay que aprovechar la capacidad que tenemos para generar biometano; Catalunya es la cuarta comunidad autónoma de España con mayor potencial para producirlos", dijo Rubén Martínez. Dora recordó que el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero están vinculadas a los residuos fósiles: "Si no nos dirigimos hacia la descarbonización estamos perdidos".
Los retos de la transición
Hay una serie de retos a superar para impulsar los proyectos de biogás de manera eficiente y que se acepten en el territorio. "Uno de los principales retos es que no hay una normativa sobre cómo hacer las plantas, con qué productos, las distancias a las que deberían llevarse los residuos, qué hacer con los digeridos… y eso genera inseguridad porque no se sabe cómo plantear los proyectos para conseguir la luz verde de la administración", comentó el responsable de Gases Renovables de Naturgy. Desde el punto de vista económico existe un coste añadido, las energías renovables son más caras que las convencionales, habría que establecer incentivos a la demanda haciendo que las empresas comercializadoras tengan que tener un porcentaje mínimo de productos que sean biometano. "Debemos incentivar la demanda de biogás y biometano, que la sociedad entienda que debe pagar más porque es un valor añadido", dijo Martínez. Si no llegan estos incentivos, existe el peligro de que la producción de aquí se marche hacia Holanda o Alemania, que sí cuentan con sistemas de incentivos. Dora, presidente del CEEC, añadió que con el biogás vamos lentos y tarde. Conceptualmente, todo es perfecto, se dispone de los residuos, que pueden aprovecharse, pero las procedencias de los residuos son diversas y también hay que valorizarlas y tener presente que quien vende los residuos quiere sacar rédito, "pero si quieres hacer una planta de biogás necesitas disponer de un volumen constante del residuo, y el payés, el ganadero o la industria no están acostumbrados a este compromiso". A estos inconvenientes se le suma la necesidad de definir bien qué es digerido y qué no, y qué se puede aprovechar y qué no.
Por el contrario, existen una serie de ventajas que juegan a favor de la transición de la mano del biogás y el biometano. El biogás no se puede inyectar directamente en la red, requiere un proceso de purificación para que pase a ser biometano, y entonces sí se puede inyectar sin necesidad de realizar ningún cambio. La infraestructura está ya creada. Cataluña cuenta con los residuos y la red, concentra una tercera parte de los 80.000 kilómetros de red de gas natural que existen en España. Es una cadena de valor en la que participan muchos agentes, desde productores a gestores, transportistas, la administración pública o las plantas. "No deja de ser una industria que debe saber engranarse", recordó Daura. De ahí la necesidad de tener una visión global, ponerse en el papel de todos los agentes necesarios y que se pongan de acuerdo.
Oportunidades de futuro
A raíz de la pregunta de Francesc Mauri sobre qué debería hacerse para acelerar el despliegue del biogás en Cataluña en los próximos dos años, Daura tiene claro que es imprescindible la existencia de proyectos viables y escalables que se fomentan, por un lado, en la simplificación administrativa acompañada de la declaración del biometano como proyecto estratégico; también garantizar la conexión a la red de gas y la estabilidad regulatoria, e impulsar modelos colaborativos con el sector primario y el territorio. "Sin la aceptación social este proceso irá lento y será complicado" –dijo Martínez– "tenemos que explicar el proceso de transformación de forma transparente, explicar esta evolución a todos los actores y sobre todo al territorio, que exista un diálogo entre los promotores y los vecinos del territorio". Por su parte, Daura añadió que habrá que ser valientes, "y aprovechar la capacidad del relato. Es muy fácil criticar y buscar los puntos débiles, pero así no avanzaremos". Para garantizar que el despliegue del biogás se hace de forma equilibrada y beneficiosa para el territorio proponen hacer partícipes a todos los agentes, "porque éste es el futuro de nuestros nietos y bisnietos. Debemos ser valientes y entender que o vamos todos juntos o nos derrumbaremos", dijo Duran.
Para seducir al territorio el modelo de aproximación de las empresas debería ser más atractivo. "Nuestra responsabilidad es explicar las cosas. Naturgy existe desde hace 180 años porque tiene la vocación de permanencia y un desarrollo industrial", dijo Martínez, quien explicó que el biogás es una industria que aparte de la descarbonización supone una serie de beneficios para la sociedad, con la creación de puestos de trabajo, y haciendo que lo que en estos momentos es un producto –el producto–. El presidente de la CEEC añadió que el siglo XXI es el siglo de la circularidad, y que si debe proveerse a todo el mundo o se hace de forma circular o será inviable porque los recursos se agotan rápidamente.
"Tampoco podemos olvidar que la energía juega un papel fundamental en la geopolítica, y tanto en Cataluña como en España y Europa tenemos una gran carencia energética. Ahora tenemos la oportunidad de dar una vuelta e ir hacia la energía renovable". Una oportunidad que nos permitirá tener energía abundante y barata que abrirá la puerta a la reindustrialización y hará que Cataluña sea atractiva para vivir en ella, crear empleo y atraer talento. "Supone la cuadratura del círculo, circularidad y competitividad", zanjó Martínez.