Los nuevos perfiles que transforman las aulas
Los TEA y los trastornos de aprendizaje disparan la demanda de apoyo mientras la escuela realiza equilibrios para garantizar una inclusión real
Hace una década la inclusión en las aulas era una aspiración. Hoy es la medida de la calidad de un sistema educativo. Cataluña comienza el curso 2025-2026 con 1.326.352 alumnos, según fuentes del departamento de Educación y FP. Pese al descenso general de matrícula, aumentan los estudiantes que necesitan apoyo específico: 335.746 de E3 a 4º de ESO, casi 9.000 más que el año anterior. De éstos, 43.366 son NESE-A –alumnos con trastornos del desarrollo o discapacitados–, y dentro de este grupo el TEA (trastorno de espectro autista) es uno de los perfiles que más crece.
Es una tendencia que viene de lejos: los datos del curso 2023-2024 sitúan a los TEA en 19.199 casos. Y según el informe del Síndic de Greuges de educación inclusiva en Catalunya, los diagnósticos han aumentado un 111% entre 2017 y 2023, un incremento sin precedentes en el sistema educativo catalán.
"Ahora hay más posibilidades de diagnóstico, lo que contribuye al aumento progresivo de los TEA", explica Llúcia Viloca, psiquiatra infantil y fundadora de Carrilet, uno de los centros pioneros en atención al autismo en Catalunya. La mejora en la detección, desde pediatría hasta los CDIAP (los centros de desarrollo infantil y atención precoz, que valoran a niños de 0 a 6 años), ha permitido identificar perfiles que antes pasaban desapercibidos. Pero Viloca también advierte que, en paralelo, "en este momento existe una sobrevaloración del TEA y dentro del mismo espectro hay grandes diferencias y evoluciones que en el futuro habrá que discernir mejor".
Por otra parte, Viloca apunta como posible factor el uso excesivo de las pantallas en la primera infancia, que "puede afectar al desarrollo relacional y provocar cierta desconexión".
Paradójicamente, el incremento del diagnóstico y de la conciencia social convive con un sistema que todavía arrastra ciertos déficits en diagnosis, formación y recursos. En concreto, el TEA, por su impacto en la comunicación, la relación y la regulación sensorial, se convierte en uno de los perfiles que más claramente ponen a prueba los límites actuales del modelo inclusivo.
Perfiles nuevos y más sutiles
Sin embargo, Viloca destaca cómo han evolucionado estos casos, dado que "antes los niños con TEA llegaban tarde, sin tratamiento y con deterioros importantes, y ahora, gracias a los CDIAP ya la buena coordinación entre servicios, los detectamos antes". Pero también aparecen nuevos perfiles: niños "mucho más verbales, con buen lenguaje pero con alteraciones en la relación, la reciprocidad o las funciones ejecutivas, que a menudo se confunden con altas capacidades o TDAH, por ejemplo". De hecho, el informe del Síndic de Greuges señala que en las aulas todavía hay alumnado con necesidades educativas especiales sin detectar.
Ante este gran incremento, Viloca también subraya que la escuela y los centros de apoyo deben estar muy coordinados con las familias, que en estas situaciones tienen muchas necesidades de acompañamiento.
Cuando el diagnóstico y el soporte no llegan a tiempo
Desde Educación ponen de relieve un incremento importante de los recursos, y enumeran algunos: "El aumento en las plantillas docentes, la creación de los apoyos intensivos para la educación inclusiva (SIEI) y del apoyo intensivo para la audición y lenguaje (SIAL), el aumento de fisioterapeutas, la creación de la figura de dina de orientación educativa, el aumento del número de profesionales de servicios educativos como los EAP y otros destacados, el aumento del servicio de monitorización, la incorporación de logopedas a servicios educativos, la creación de las aulas integrales de apoyo (AIS), por citar algunos”.
Pero a pesar de este incremento de recursos y la mejora en la detección precoz, la respuesta no siempre es lo suficientemente ágil. "Los CDIAP y los CSMIJ (los centros de salud mental infantil y juvenil) estánfuerzasaturados, pese al aumento del presupuesto. Todavía hay mucha demanda que no puede asumirse", explica Viloca.
Por su parte, los EAP -los equipos de asesoramiento y orientación psicopedagógica, que atienden y valoran al alumnado con necesidades en las escuelas- "no tienen disponibilidad para tener presencia suficiente en los centros educativos para hacer un buen acompañamiento", asegura el informe del Síndic. Esta distancia "puede ser especialmente crítica en TEA, en la que la intervención puede alterar radicalmente el pronóstico", advierte Viloca. Cuando el apoyo llega tarde, se acumulan dificultades emocionales, sociales y académicas.
La pública asume el peso de los TEA
Más del 69% de los alumnos y alumnas con TEA están escolarizados en centros públicos, una proporción superior a la del conjunto de NESE. La concentración es especialmente elevada en zonas urbanas y centros de alta complejidad, que acumulan más alumnos y menos recursos especializados.
Desde el departamento destacan el incremento de la plantilla docente con 1.672 nuevas dotaciones, así como la disminución de los ratios de los últimos cursos en I3 y 1º de ESO. La mayoría de grupos de infantil 3 (más del 95%) tienen 20 alumnos o menos, y en 1º de ESO el 97% de los grupos tienen un máximo de 30 alumnos. Sin embargo, "un aula de ESO con 30 alumnos es demasiado, y más con ese volumen de necesidades especiales", advierte Viloca.
¿Y es suficiente la formación del profesorado para abordar las necesidades de atención más individualizada que tienen estos alumnos? "Cada año se ofrecen planes de formación desde servicios centrales, pero también planes de formación de zona, ajustados a las necesidades de cada territorio", explican desde Educació. Y destacan la formación en trastornos del aprendizaje, en complejidades en relación al autismo, altas capacidades, situaciones de duelo o conocimiento en lengua de signos catalana.
"Los maestros tienen mucha voluntad y se ha mejorado muchísimo, con profesores con capacidades de alertar sobre un niño con TEA antes de que sea diagnosticado", apunta Viloca. Y es importante porque desde el punto de vista psicológico el profesor "debe tener una sensibilidad y un conocimiento profundos de las características del niño en cada etapa, así como de la forma diferenciada de aproximarse hil". En este sentido, destaca la importancia de los CEEPSIR, que ofrecen apoyo docente, o de las AIS, las aulas integrales de apoyo a la educación inclusiva, en las que profesionales externos intervienen en el aula ordinaria. "Es una apuesta importante, en la que profesionales intervienen en el aula, ofreciendo apoyo psicológico y tratamiento para niños con TEA y otros trastornos de conducta, lo que une Enseñanza y Salud".
Ahora bien, el informe del Síndic de Greuges alerta de que las familias a menudo se quejan de enfoques centrados en déficits, que corren el riesgo de estigmatizar a los niños y niñas y dificultar su integración.
Por otra parte, también es imprescindible que los docentes reciban apoyo para atender necesidades a veces muy complejas. En este sentido, cobra fuerza la labor de los EAP, de los CEEPSIR y de los SIEI (apoyos intensivos para la educación inclusiva), actualmente 993 en centros públicos. "Esto supone un aumento de los recursos humanos para la inclusión en el aula ordinaria", aseguran fuentes de Educación, y destacan, en concreto, un gran despliegue del SIEI Plus, que con ratios de 4 alumnos incorpora a profesionales como logopedas y fisioterapeutas en entornos ordinarios.
Viloca coincide en esta importancia en el caso de niños con trastornos relevantes que no pueden estar en el aula ordinaria, porque "hay que dar a cada niño la posibilidad de que la escuela le ayude a desarrollarse a nivel psicológico, intelectual y de relación social". Sin embargo, en este sentido, echa de menos en muchos casos que estos niños también dispongan de un entorno terapéutico en las escuelas, con profesionales de la salud que, a pesar de no ser del personal docente, podrían asegurar una atención individual intensiva.
Los TEA se han convertido hoy en buen indicador para medir el estado del sistema inclusivo. Los avances son evidentes, con diagnósticos más precoces, más conciencia y con objetivos en el horizonte de nuevas acciones de mejora, como el refuerzo de la acción tutorial y personalizada para mejorar la atención individualizada en todas las etapas educativas. Pero también se manifiestan los límites de un sistema que todavía no ha resuelto algunos cuellos de botella.