Josep Santacreu: "Tener propósito y apostar por la responsabilidad social es imprescindible para ser competitivo"

BarcelonaLa estimulante visión de Josep Santacreu es importante para dibujar el escenario real de las empresas con propósito en un entorno geopolítico más incierto que nunca, ya que además de presidir la Cámara de Comercio de Barcelona lleva más de 25 años implicado de forma activa en temas de responsabilidad social.

¿Qué visión tiene de las empresas con propósito?

— Cuando pusimos en marcha Respon.cat, yo siempre decía que la manera catalana de hacer empresa siempre ha tenido tres características que le han hecho algo diferente al resto de España. Como siempre hemos tenido mucha actividad emprendedora, lo primero es la innovación. Las empresas catalanas han incorporado siempre las últimas tendencias e innovaciones de sus sectores específicos. El segundo es que se ha internacionalizado mucho y eso potencia una mirada abierta. Somos la zona más exportadora del sur de Europa. La tercera característica es que la empresa catalana siempre ha tenido una mirada de responsabilidad hacia el entorno, hacia los empleados, hacia el territorio en el que está instalada, hacia la estructura social y hacia el territorio físico.

¿Y estas características se daban a conocer?

— Esto, que es un hecho histórico, quizás nunca se había articulado de una manera muy concreta y siempre se había hecho de forma discreta. En general, las empresas lo hacían con esta forma de ser catalana, de no hablar demasiado. Y esto ha cambiado en los últimos años, afortunadamente, porque lo que sí se ha visto es que más allá de la bondad que la empresa devuelva a su entorno parte de lo que obtiene, también hay una mirada más moderna de atacar a los grupos de interés, empezando por los propios empleados, pero también por los clientes y por el resto de proveedores y distribuidores. Cada vez se valora más que una empresa, más allá de tener buenos resultados y ser sólida financieramente, tenga una mirada que va más allá, que se preocupe de forma clara no sólo de los buenos resultados de la sostenibilidad económica sino también de la sostenibilidad ambiental y del cuidado del entorno social.

¿Cuál es la percepción de las empresas?

— Más allá de la legislación, el compromiso de las empresas catalanas es muy grande. El concepto del propósito sirve para concretar actuaciones. Esto es muy importante, por dos motivos. El primero tiene que ver con las grandes transformaciones sociales en las que debe participar la empresa. Es necesario tener un gobierno que haga lo que debe hacer y un tercer sector activo, pero si las empresas no participan todo esto queda incompleto. Las empresas son un elemento transformador social de primer orden. Muchos de los grandes retos de la sociedad no pueden resolverse si las empresas no tienen una fuerte participación. El segundo motivo es que es imprescindible que ese camino de responsabilidad social que habíamos empezado no lo perdamos. Estoy preocupado. Desafortunadamente, existen corrientes muy fuertes en diferentes ámbitos que son preocupantes. Alimentados por la situación que vivimos en Estados Unidos con Donald Trump, hay gente que pone en cuestión temas muy consolidados. Esa mirada ejemplar de la empresa que habíamos conseguido está en riesgo.

A veces parece que vayamos atrás...

— Al inicio, la responsabilidad social era una tendencia minoritaria, pero después pasó a ser una corriente mayoritaria y nadie discutía esa tendencia. Algunas empresas hacían más que otras, pero nadie lo discutía. De repente el entorno ha cambiado. Empieza a haber dudas de si las empresas deben preocuparse por temas de igualdad o de sostenibilidad. Hay voces que cuelan que las empresas vuelvan a finales del siglo pasado, en las que sólo tenían que ganar dinero. Esto parecía superado. La empresa, obviamente, debe tener beneficios y debe velar por el bien de sus accionistas, pero también debe preocuparse por los empleados, los clientes, los proveedores o los distribuidores de su territorio.

¿Qué papel juega la renovada Cámara de Comercio de Barcelona?

— La Cámara de Comercio de Barcelona es una organización de derecho público que tiene la obligación de llevar la voz de los diferentes sectores empresariales para acompañar a las empresas y representarlas ante las administraciones. Nosotros estamos preocupados por ese cambio de tendencia que se está dando en algunos entornos del mundo. Creemos firmemente que las empresas deben seguir dando ejemplo en todos estos ámbitos de responsabilidad social y que una empresa no puede ir bien a largo plazo si la sociedad no va bien. La empresa debe preocuparse individual y colectivamente para que el conjunto del país vaya mejor. Esto implica revisar las prácticas internas que hagan que las cosas vayan mejor en estos ámbitos.

¿Cómo influye la incertidumbre en la que se ha instalado el mundo?

— Vivimos en un mundo lleno de cambios acelerados en muchos ámbitos sociales, tecnológicos y estratégicos. Cuando estás en un entorno de cambios, el mundo de la empresa es un gran instrumento para acompañar a la evolución de las personas. Donde el ciudadano tiene mayor oportunidad de ver buenas prácticas es en una empresa que funciona bien. La empresa tiene la responsabilidad social de acompañar a sus profesionales en un entorno de cambios. Por poner un ejemplo, la inteligencia artificial. Si queremos que la sociedad catalana esté preparada, no debemos tener miedo a formar a los jóvenes. Es necesario actualizar los conocimientos y hacer evolucionar la mirada.

Como retos de futuro, ¿dónde es necesario hacer hincapié?

— Cualquier individuo de la sociedad juega distintos papeles. Por una parte, puede emplearse de una empresa. Además es consumidor. Por otra parte, puede ser proveedor de otra empresa, miembro de una entidad social, votante de la política del país... Debemos entender que todos tenemos muchas cosas que decir. Cuando votamos, pero también cuando consumimos. Es muy necesario entender por qué compramos un producto y qué empresa está detrás. Debemos valorar otras cosas aparte del producto o el servicio que contratamos. Debemos estar dispuestos, por ejemplo, a pagar un poquito más para proteger un negocio local que hace las cosas bien y que contribuye a crear una red social de calidad. Debemos premiar a las empresas que hacen bien las cosas.

¿Qué preocupaciones tienen las empresas?

— Los empresarios me dicen que el tema más complicado que tienen es encontrar a la gente adecuada con el talento necesario para desarrollar la empresa, para hacerla crecer y poner en marcha nuevos proyectos. La gente que tiene talento elige la empresa en la que trabaja. Ya no ocurre como antes. Cuando el trabajador elige la empresa donde desea trabajar, elige empresas que tienen un propósito. Tener propósito y apostar por la responsabilidad social no es una moda que queda bien, sino un aspecto imprescindible para ser competitivo. Para ser competitiva, la empresa necesita tener el mejor talento y motivarlo. El propósito de la empresa debe estar alineado con el propósito de los individuos que la conforman. Más allá del crecimiento y del beneficio, los trabajadores quieren empresas que estén comprometidas con el entorno social y que tengan buenas prácticas internas. No es para quedar bien ni cumplir la ley, sino que es imprescindible para ser competitivas. Las empresas más exitosas a medio o largo plazo son aquéllas que tienen una práctica interna muy avanzada en estos ámbitos.