Fumar mata. ¿Dormir poco también?
El sueño es una función biológica vital y su carencia puede afectar a nuestra salud y nuestro bienestar
BarcelonaEs probable que hayas oído hablar de personas que afirman no dormir nada a causa de su insomnio. Aunque esto es imposible (de hecho, el récord Guinness de tiempo sin dormir es de 11 días), los efectos de dormir poco o mal a corto y largo plazo pueden ser profundamente perjudiciales para nuestra salud física y mental. Sin embargo, ¿es posible morir por falta de sueño?
El sueño es una parte esencial de nuestra vida, una función biológica vital que nos permite regenerar nuestro cuerpo y mente. Sin embargo, en una sociedad cada vez más activa y conectada, es fácil subestimar el impacto que tiene la falta de sueño en nuestra salud y nuestro bienestar. Cuando hablamos de falta de sueño, no sólo nos referimos a aquellos momentos en los que no conseguimos conciliar el sueño, sino también a la calidad del sueño. El insomnio crónico o el hecho de dormir de forma irregular e insuficiente pueden tener un impacto relevante y directo en nuestro estado de salud.
Uno de los primeros efectos de la privación de sueño es la disminución de nuestra capacidad de concentración y atención. Esta falta de lucidez puede afectar a nuestra capacidad para llevar a cabo tareas simples, como conducir un vehículo u operar maquinaria, y puede aumentar hasta 11 veces el riesgo de sufrir accidentes mortales. De hecho, estar despierto durante 24 horas seguidas es equivalente, en lo que se refiere a la falta de atención y bajos reflejos, a tener niveles de alcoholemia en sangre superiores a los permitidos para la conducción. Por otra parte, la falta de sueño debilita a nuestro sistema inmune y nos expone a sufrir múltiples enfermedades, desde el resfriado común hasta el cáncer.
En el ámbito hormonal, un mal descanso desregula la leptina y la grelina, hormonas encargadas de controlar el apetito y la saciedad. Junto a la fatiga y la falta de energía, son la combinación perfecta para favorecer la aparición de obesidad y diabetes.
Desde la perspectiva de la salud cardiovascular, el sueño es también crucial. Mientras dormimos, el corazón y los vasos sanguíneos no trabajan con la misma intensidad que cuando estamos despiertos, lo que les proporciona un descanso esencial. De hecho, no dormir lo suficiente se ha relacionado con una presión arterial elevada, enfermedades cardiovasculares e ictus.
Además de los efectos físicos, la falta de sueño puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental. De hecho, se ha asociado a un mayor riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos.
Es importante entender que, si bien es poco probable que una persona fallezca exclusivamente por falta de sueño, los efectos acumulados de esta privación pueden ser muy peligrosos e incluso letales. La falta de sueño no sólo afecta a nuestra calidad de vida, sino que también puede poner en riesgo nuestra salud y nuestro bienestar general.
Por este motivo, es crucial priorizar un buen descanso y buscar ayuda si se sufre de insomnio crónico o de otros trastornos del sueño, ya que nuestra vida podría depender de ello. Es hora de dar la importancia que merece a nuestro tiempo de descanso y priorizarlo como una parte esencial de nuestra rutina diaria.
Dr. Antoni Esteve
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