Mundo rural

"Estamos a kilómetros de distancia y hacemos red para ayudarnos"

Anoia organiza talleres abiertos de artesanía para dar a conocer el trabajo del sector e intentar captar nuevo talento para la zona

BarcelonaLa artesanía está históricamente relacionada con el trabajo manual, y muy vinculada a una tradición heredada de los maestros antepasados. Cesteros, alfareros, ebanistas, herreros, vidrieros y tejedores son algunos de los oficios artesanos más popularizados a lo largo de la historia. Hoy en día, buena parte de estos maestros reivindican un revulsivo que permita su supervivencia en un mundo primordialmente tecnificado y que abra sus puertas a la experimentación ya la innovación.

De esto tenemos algunos ejemplos muy recientes y muy cerca. Un proyector de luz inspirado en el pájaro panadero, hecho con lana, madera de cedro y barro blanco; un candelabro moldeado de arcilla en plancha y piel; colgantes con piezas de madera de olivo torneadas y barnizadas con cera de abeja y con metal de aluminio; una varilla de acero doblado en espiral en forja envuelto en tejido estampado; un colgante con ropa, baldosas y latón.

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Éstas han sido algunas de las incursiones vanguardistas que se han probado últimamente en la comarca del Anoia, en el marco de unos talleres abiertos que combinaban artesanos de diferentes disciplinas para conseguir productos mestizos. Ha sido básicamente un experimento impulsado por proyecto Anoia en Transición, del consejo comarcal, y que, más allá de la salida comercial que puedan llegar a tener estas fusiones, quiere conseguir la colaboración entre los artesanos dispersados ​​por los pueblos más solitarios de Anoia. "Las piezas que se crearon en estos talleres podrán evolucionar más o menos, pero nosotros priorizamos el concepto de la cocreación", dice Bet Parramon, una de las asesoras que conducen Anoia en Transición.

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Montserrat Soler, una veterana diseñadora de Òdena conocida como Mon, elabora bolsas y mochilas de cuero. En este último experimento se juntó en Sant Martí de Tous con una cesta y un ceramista para confeccionar juntos lo que ellos llaman el Niu, un objeto decorativo que puede utilizarse tanto de vuelo como de frutal y que combina el metal, las fibras naturales y su cuero. "No nos conocíamos mucho, pero el proceso de elaboración del Niu acabó siendo muy rápido", explica Mon, que desconoce las posibilidades comerciales que ahora tendrá el nuevo objeto. “Podríamos hablar de ello”, dice, y reconoce que éste no era el objetivo inicial del taller. "Gracias a este proyecto estamos haciendo red para ayudarnos entre artesanos que estamos a kilómetros de distancia", explica Mon.

Según el departamento de Treball, en Catalunya existen alrededor de 2.500 profesionales en activo con el carnet oficial de artesano emitido por la Generalitat, de un total de unos 10.000. En la comarca del Anoia hay inscritas alrededor de 160 personas en el censo de la comunidad artesana y creativa. Anoia en Transició tiene creada desde hace años la marca Artisania, una comunidad de veinte menestrales que reivindica los valores de la artesanía contemporánea para potenciar a los pueblos más pequeños y “hacer del territorio un espacio donde vivir, inspirarse y crear”, explican sus impulsoras. Inicialmente, Artisania está asentado sólo en cuatro municipios anoienses –El Bruc, Copons, La Laguna y Sant Martí de Tous–, aunque no descarta ir incorporando a otros pueblos de forma progresiva.

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En Bruc está Fransie Klaas, Frans, un joven de 29 años que, junto con su hermana Ruth, trabaja la circonia para hacer joyas. Se trata de una piedra que ya conocen de la bóbila centenaria que regentaban sus antepasados ​​y que ahora han aplicado a su pequeña empresa artesana. Se trata de un material cerámico muy resistente del que ellos reivindican unas propiedades presuntamente espirituales para “mejorar la claridad mental y agudizar el enfoque”. En su taller del Bruc se encontraron recientemente con otra joyera de Esparreguera y una tejedora portuguesa para diseñar juntos un llavero que mezcla cerámica, latón y ropa.

"Con otros artesanos hemos ido compartiendo recursos para ayudarnos en las tareas administrativas y de gestión empresarial, pero ahora estamos creando otras sinergias que nos ayudan incluso a aprender nuevas técnicas productivas", asegura Frans.

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Un arte poco valorado

La actividad artesana sigue siendo un campo todavía poco valorado en el mundo rural. Y es que, según algunos, en Catalunya se vive una doble moral al respecto. “Todo el mundo dice que la artesanía es muy necesaria, pero nadie compra”, lamenta Mon, que vende gran parte de su producción a clientes extranjeros, sobre todo de Estados Unidos, Francia y Alemania. Con esto sufre la dicotomía de reivindicarse como creadora sostenible que trabaja con materiales de proximidad pero con la obligación de vender sus piezas por internet y enviarlas a miles de kilómetros de distancia.

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Ella se crió en Igualada, pero en el 2013 decidió instalar su taller en la masía familiar de Òdena y ponerse a trabajar bajo la marca Nubuckcuir. Cada semana abre las puertas de su taller para que cualquier curioso pueda visitarla y conocer de cerca su proceso de creación. "Pero raramente me viene nadie", admite.

En cualquier caso, el Consejo Comarcal trabaja para revertir ese déficit de sensibilidad. “Queremos que la mancha de aceite se vaya extendiendo paulatinamente”, confía Belén Atienza, otra de las impulsoras del proyecto Anoia en Transición. Por este motivo, todos los talleres y ferias de Artisania son abiertos, gratuitos y regulares (los próximos serán en otoño), para atraer más público y, a ser posible, nuevos creadores. “Anoia es una comarca muy desconocida en Cataluña, está muy cerca de Barcelona y desgraciadamente todavía no se ve como una opción turística”, argumenta Atienza.

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El presidente del consejo, Jordi Parcerisas, reivindica el proyecto comarcal como una manera de “hacer valer la ruralidad a través de la artesanía y hacer de Anoia un polo de atracción tanto para creadores que se plantean una vida rural y de calidad como para visitantes atraídos por el entorno y la artesanía".

Uno de los últimos recién llegados a la comarca fue Emiliano Roca, un joven lutier argentino que estuvo más de una década en Terrassa y que acabó arraigando en el municipio de Copons. Precisamente allí nació el pasado diciembre la primera Feria Singular de la Cultura Artesana, una iniciativa que reivindica tanto la artesanía como el territorio. Y con el joven Roca, todo un goteo lento de nuevos valores. Muy lento. "Ve apareciendo gente nueva, pero tenemos un gran obstáculo", explica Atienza: la falta de vivienda.

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La dificultad de obtener residencia en los pequeños municipios de Anoia se ha convertido en un grave problema aún por resolver. Por eso, las ideólogas del programa Anoia en Transición admiten que su llamamiento para repoblar el territorio con nuevos artesanos todavía deben hacerlo "con la boca bien pequeña".