"Ella me domina y me utiliza": la actriz Gillian Anderson reúne fantasías sexuales femeninas
Se publica el libro 'Vull', una recopilación de los deseos sexuales de mujeres de todo el mundo, compilados por la famosa actriz estadounidense
LondresPodrían ser otro tipo de X-Files, de expedientes X. Pero nada que ver con los misterios de ciencia ficción que investigaba el agente Dana Scully, a quien dio vida la actriz estadounidense Gillian Anderson. Más bien son los misterios de la X de sexo. Confesiones imposibles o casi imposibles de hacer de viva voz ya cara descubierta, y que sólo se atreven a explicitarse bajo condición de anonimato. Tras estas confidencias íntimas, unas pocas preguntas que abren la caja de los truenos: si piensas en sexo, ¿qué quieres realmente? ¿Qué quieres cuando nadie te está mirando? ¿Con quién fantasea cuando has cerrado las luces?
Compiladas por Anderson y con el título de Quiero. Cuéntanos qué piensas cuando piensas en sexo (Columna), se ha puesto a la venta este martes –el pasado viernes en Reino Unido– una recopilación –400 páginas– de poco más de 70 fantasías sexuales de mujeres de todo el mundo, a partir de una elección hecha por el actriz. Sin duda una muy exitosa fórmula de libro-operación comercial, que ha impactado el mercado anglosajón gracias, en parte, a una promoción hace meses por tierra, mar, X y otras redes, ya lo largo de la semana pasada también por medios convencionales . Sin olvidar el apoyo y la complicidad de las grandes cadenas de librerías del país, que recomiendan el volumen en todos sus establecimientos –al menos todos los de Londres que ha podido visitar a este corresponsal–, dándole un lugar preferencial. Y en breve también se podrá recomendar el audiolibro. La campaña de Navidad arranca con pensamientos húmedos.
Un ejemplo de qué pueden leer?: "Me gustaría tener pene. Es mi fantasía. Me encantan mis pechos y mi feminidad. Pero me gustaría tener pene para joder un clavo con una mujer o con muchas mujeres, con cuidado y protección, pero también con un deseo feroz y sentir el placer que sienten los hombres cuando tienen relaciones sexuales con las mujeres…" Esto lo escribe una ecuatoriana mestiza, que gana menos de 18.000 euros al año, que se considera bisexual y pansexual y no tiene hijos. Porque si bien los escritos no están firmados, sí que se indica la etnia, nacionalidad o lugar de residencia, el nivel de ingresos, si la autora tiene pareja o no y otros detalles, digamos sociológicos. La carta es mucho más extensa.
Pero hay quienes con dos líneas ultiman: "Practico sueños lúcidos. Cada noche que sueño, tengo relaciones sexuales con el actor Pedro Pascal". Lo escribe una mujer desde Suiza, con pareja, heterosexual y con hijos.
Otro ejemplo más desafiante: "En mis fantasías, siempre se me acerca una mujer mayor de aspecto severo que me hace someter plenamente a ella de manera consensuada. Ella me domina y me utiliza como quiere. Pero tengo miedo a explicarlo a los que me rodean, como mi marido o mi terapeuta. Creo que podría decirse mucho sobre una mujer más joven que sueña con una mujer mayor de edad de mi madre haciendo estas cosas. descubrí la masturbación como estudiante de secundaria, es lo único que puedo pensar para llegar al final, y no tengo ninguna duda de que la fantasía me va a seguir durante la maternidad y hasta la vejez La primera vez conmigo misma fue. extremadamente difícil, no porque no sabía cómo actuar, aprendí muy rápidamente lo que me hacía sentir bien. Pero parece que no podía llegar al clímax, hiciera lo que hiciera. Esto duró varios días hasta que estaba viendo una película con una protagonista femenina mayor y me di cuenta de que mis genitales tenían la capacidad de comunicarse conmigo. Dormitorio. Ahora, ahora mismo. Fuegos artificiales. Antes he intentado pensar en mi marido, porque eso es lo que se supone que debes hacer. Pero cuando lo hago nunca soy capaz de llegar por completo al orgasmo". Confesión de una estadounidense blanca, que gana menos de 18.000 euros al año, bisexual y pansexual, con pareja y sin hijos.
La idea de Quiero arranca de una propuesta editorial que nace a partir de la experiencia de Gillian Anderson como Jean Milburn, la terapeuta sexual de la exitosa serie de cuatro temporadas de Netflix Sex education.
El proyecto le ha obligado a leer las fantasías sexuales que le han enviado de forma anónima miles de corresponsales. Cuando los editores cerraron el plazo de recepción de textos, el monto hacía 800.000 palabras, suficiente para ocho volúmenes de 400 páginas. Por eso cree la actriz que "claramente había una necesidad" para expresar estos pensamientos.
Hay un precedente poco más que mítico, quizás olvidado, pero que ahora tal vez sea rescatado de entre el polvo de algunas estanterías y que también tiene, al menos en inglés, una muy reciente versión en audio. Se trata del libro My secret garden (Mi jardín secreto. Una antología de las fantasías sexuales femeninas), de Nancy Friday (1933-2017). Publicado en 1973, fue concebido como una respuesta a la objeción de un editor masculino a una fantasía erótica en otro de sus textos, una respuesta considerada tan peligrosa que se prohibió en la República de Irlanda. La lectura comparada de ambos volúmenes puede ayudar a captar la evolución de la sexualidad femenina, de los tabúes que le rodean y, también, de cómo cuesta plantarse ante el espejo, aunque nadie más esté presente, curioseando. No en vano, en la introducción la misma Gillian Anderson escribe: "Tenía miedo de poner por escrito mi propia fantasía". Lo ha puesto, pero en ninguna de las entrevistas que ha concedido para promover el libro le ha revelado.
Las cartas se dividen a partir de trece temas que podrían considerarse habituales cuando se habla de sexo: desde Fuerte y rápido hasta Los desconocidos o uno muy recurrente, y que puede incomodar a muchas lectoras y lectores, como es el Poder y sumisión. El catálogo de la imaginación humana es inabarcable. Por último, más allá de que algunos textos estén inevitablemente influenciados por el estilo de50 sombras de Grey, lo más destacable es que la fantasía siempre permite mantener su control. Hasta que se desborda y se hace realidad. El libro, en todo caso, ayuda a echar un vistazo a la otra cara de la Luna, la que nunca se ve, la que siempre permanece oculta.