"Nos colábamos en las piscinas de los hoteles haciéndonos pasar por turistas y, si nos pillaban, contestábamos en francés"

La dramaturga Marta Buchaca recuerda sus veranos en el apartamento de Tossa de Mar con toda la familia

Barcelona"Acabo de llegar de Menorca". La dramaturga Marta Buchaca ha pasado una semana de vacaciones con sus hijos y su hermana, la comunicadora Imma Sust. En la foto que comparte con el ARA se repite una escena veraniega entre hermanas, pero sin niños, en la playa de Tossa de Mar, y cuarenta años antes. La dramaturga pasó sus veranos hasta los quince años porque sus padres alquilaban un apartamento junto al de sus abuelos, cerca del apartamento de su tía, y también del de la familia de su tío. La rutina era siempre multitudinaria: "Había toda la familia y los amigos, éramos treinta personas en la playa todas las mañanas". Recuerda divertida ir pasando por los distintos apartamentos y recaudar buenas viandas alegando cada vez que no le habían dado merienda. También recuerda la cita semanal familiar de ir al locutorio a llamar a los abuelos.

Su compañero de travesuras era Xavi, un amigo íntimo con el que iban en bici a todas partes. "Por la mañana, playa, y por la tarde a jugar a las sacapuntas ya comer golosinas" con el dinero que conseguían pintar piedras y venderlas. "Nos colábamos en las piscinas de los hoteles haciéndonos pasar por turistas y, si nos pillaban, contestaban en francés", recuerda. Porque entonces el turismo ya había llegado al pueblo, pero no como que "no se puede estar". También solían jugar en el frontón. En definitiva, "pasaba por casa sólo para coger el bocadillo y volvía a las aventuras".

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Inspirada por aquella experiencia, ha alquilado una casa compartida en el Empordà con otras dos familias. La diferencia con la ciudad es abismal. "A mis hijos he querido darles el verano al pueblo. Salen a la plaza a jugar. Puedes darles unas responsabilidades que en Barcelona es imposible", comenta. Son seis criaturas en total. "Forman una tribu, cada uno tiene su rol. También hacen travesuras. El otro día se dedicaron a poner multas en los coches, oa picar y marchar corriendo. Lo que hemos hecho todos", añade.

El final del verano siempre llegaba en forma de drama. "Era terrible porque no volvíamos hasta el año siguiente", explica Buchaca en contraposición con su realidad actual que, al carecer de horarios, le permite más flexibilidad para llevar a los niños de vacaciones. De hecho, la comparación entre la crianza que ha vivido como hija y la que ha vivido como madre es el tema central de la obra que prepara para La Villarroel, Una bofetada a tiempo, "una comedia sobre educación y sobre cómo ponemos los límites y cómo los ponían nuestros padres".