Cabaret Pop

El espectáculo mediático (fallido) de los Sarkozy, ¿el principio de algo más?

El expresidente francés ingresó el martes en prisión tras organizar un show de despedida con familiares y simpatizantes en París. Desgraciadamente para él, el intento de erigirse en víctima no resultó nada creíble.

26/10/2025

BarcelonaUn análisis mínimamente frío y detallado del mediático ingreso de Nicolas Sarkozy en la cárcel parisina de La Santé deja en evidencia la estrategia el expresidente francés, que queda en ridículo. A primera hora del martes, quien ocupó el Elíseo durante cinco años –entre el 2007 y el 2012– salió de un callejón del carísimo 16º redondeo de la capital francesa para dirigirse hacia el penalti. La puesta en escena era trágica. Él y su esposa, la modelo retirada Carla Bruni, bajaban por esta estrecha calle cogidos de la mano y completamente solos en dirección a la esquina, donde hay una replaceta. Allí les esperaba el coche que debía llevarle a él en prisión, y que estaba rodeado de prensa y de simpatizantes. De hecho, más de prensa que de simpatizantes.

Bruni, una de las tops más aclamadas de los años 90 y posterior década, iba toda de negro y sin muestra de ningún elemento que diera a entender que es rica. Aunque sabía que medio mundo tendría la mirada puesta en ella, iba prácticamente sin maquillar ni peinar materializando una puesta en escena coherente con la situación. Él, que no renunció a la americana porque a los expolíticos parece quedarles enganchada de por vida, no llevaba corbata y el color mayoritario era el negro. Encarnaban la pura imagen de luto en un momento trágico para el matrimonio, que ha visto como a él la justicia francesa le ha condenado a 5 años de cárcel por haber financiado una campaña presidencial con dinero proveniente del régimen del sátrapa dictador libio Muamar Gadafi.

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Aparte de medios y algunos simpatizantes –muchos de edad avanzada–, en la replaceta les esperaban todos los hijos de él, incluida la púber Giulia, que tiene 14 años y es la única descendiente de Sarkozy y Bruni. El mandatario, nacido en el exclusivo barrio de Neuilly-sur-Seine hace 70 años de padres con ascendencia húngara y griega, tiene otros tres hijos aparte de la menor. En primer lugar, los dos de su primer matrimonio, con Marie-Dominique Culioli. Son el productor musical y DJ Pierre Sarkozy, conocido como Mosey, y el político y abogado Jean Sarkozy. Ambos le esperaban junto al coche que se lo llevó al presidio donde pasará en los próximos tiempos, aunque por su edad y sus posibilidades muy bien defendido es posible que sea bastante menos tiempo del que dice la sentencia. En la escenificación de la despedida también estaba Louis Sarkozy, hijo del político y Cécilia Ciganer-Albéniz, una familiar de Alberto Ruiz-Gallardón con la que llegó al Elíseo pero estuvo poco.

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Calentando motores (para nada)

Todos exhibieron ante los medios una unidad familiar monolítica que llevaban días explotando en las redes, donde aprovecharon para difundir la convocatoria del homenaje a Sarkozy. La idea era intentar rodearse de ciudadanos que les ayudaran a fijar a los medios la narrativa de que esta condena es injusta y que el pueblo está con ellos. Lo cierto es que si se busca en Google Maps como es la confluencia de las calles Pierre Guérin y Rue de la Source se puede observar que, a lo sumo, pueden caber tres coches aparcados. Si se tienen en cuenta estos reducidos tamaños, que el espacio estaba invadido de medios gráficos y que la convocatoria de los hijos de Sarkozy había sido repicada por todos los medios posibles de Francia, puede concluirse rápidamente que la despedida triunfal del expresidente francés fue todo un fiasco.

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En las imágenes del momento se escuchan muy altas las voces de los simpatizantes porque estaban mezclados con la prensa. Del mismo modo, la foto icónica de Bruni dando las gracias a la gente con las manos como si rezase tampoco es natural, ya que no la hacía tanto cara a la gente como cara las cámaras de vídeo y de fotos allí acampadas. Una vez que el político salió hacia la cárcel, Bruni volvió a casa con su hija, que también hacía el gesto de oración mirando a la multitud. Sólo Jean Sarkozy las acompañó. El resto de la familia se quedó en la calle rodeada de gente que ni aplaudía ni gritaba nada porque básicamente eran sólo mirones que no habían querido perderse el show.

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Sinceramente, la épica que le querían dar a esta despedida cae a pedazos. Sobre todo si se tiene en cuenta que en determinados momentos incluso se reían y que la cara de seriedad o de tristeza era subjetiva. De hecho, hay un momento entrañable en el que una mujer se hace una selfie con la hija más pequeña de Sarkozy y ésta pone para el retrato como si nada. Quizás más les hubiera valido optar por la vía urdangarinesca de hacerlo todo con nocturnidad y discreción. A juzgar por cómo les ha salido, puede que para las posibles secuelas de estas idas y vueltas de prisión del mandatario opten por esperarle en casa con un buen plato de caldo caliente en la mesa. Lo reconfortará más que el calor recibo del pueblo.

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¿Habrá alguna exclusiva cociéndose?

Sin embargo, quizás nos estamos perdiendo algo, ya que en el mundo de las celebritas siempre hay crueles intenciones de trasfondo. Teniendo en cuenta que en esta amplia, recompuesta y diversa familia todo el mundo se dedica al show business, no se puede descartar que ahora que el pater familias no estará para generar demasiados ingresos todos tengan que empezar a facturar. Y ya se sabe que cuando les toca remangarse, esos personajes que nunca han conocido a la clase obrera no se les ocurre ir a repartir currículos. Suelen refugiarse en el abrigo de los medios, donde el reclamo que suponen les es compensado con una buena suma de dinero a cambio de hacer poco.

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Ojalá fuera la búsqueda de un boost de fama lo que les ha motivado a representar a este pesebre parisino. Ojalá sea que Netflix les estuviera esperando con las cámaras puestas en marcha porque ya están rodando un docureality como si fueran los Harry y Meghan de Francia. Quizás esto sirva para algunas bien pagadas entrevistas a la prensa para seguir defendiendo lo indefensable... De momento, sabemos que la hija pequeña tiene un Instagram abierto –que estos días ha debido crecer mucho...– donde está muy activa y que todos los demás hijos de Sarkozy viven de su imagen pública. ¡Incluso su ex Cecilia le defendía en las redes antes del encarcelamiento! Quizá soñar con un reality es demasiado. Pero son todos demasiado listos –en este ámbito– para dejar perder toda esa atención y todo ese poder de convocatoria. Sobre todo porque no volverán a tenerlo nunca más.