Barcelona

Victoria's Secret quiere volver a conquistar la calle, también en Barcelona

La marca de ropa interior ha abierto un establecimiento en el centro de Barcelona en pleno repleto de la empresa

BarcelonaDesde hace cuatro años, Victoria's Secret quiere volver a ser la marca de ropa interior querida por –ahora sí– a todas las mujeres. En pleno rebranding de la marca estadounidense, ha inaugurado una nueva tienda en Barcelona, ​​el primer establecimiento en la ciudad del distribuidor italiano Percassi, que desde 2018 se encarga de dar una nueva imagen a la marca. De hecho, esta nueva voluntad de encaje de Victoria's Secret en una sociedad que se afana por liberarse de la cosificación y la misoginia se ha podido ver a través de los maniquíes de constituciones variadas y colecciones que ponen la comodidad por delante del sex appeal.

Una gran mancha pinta el paseo de Gràcia de color rosa desde que la tienda de Victoria's Secret se ha instalado en el número 11. Así, se deja atrás la estética negra y metalizada de las pocas tiendas físicas que hasta ahora tenía la marca. Pero no se renuevan sólo las tiendas, también es nuevo, moderadamente, lo que vienen. En la tienda se pueden encontrar sujetadores que buscan la comodidad más allá de la sexualización con la intención de "apelar a todas las mujeres", ha afirmado Matteo Ortolina, el director general de ventas de Victoria's Secret de la distribuidora de Percase.

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Con este nuevo planteamiento buscan "llamar la atención del cliente local", asegura Ortolina. La empresa, con sede en Italia, lleva la gestión de Victoria's Secret desde 2018 en España, Francia, Portugal e Italiano, ya finales de octubre llegará a tener 50 tiendas abiertas, con la intención de romper la distancia con el cliente que los ha caracterizado en las últimas décadas.

En plena reconstrucción

En 2001 la compañía quiso aprovechar el fenómeno cultural en el que estaban inmersos organizando las pasarelas de Victoria's Secret, lo que al poco tiempo se convirtió en un show mediático, a caballo entre festival de cultura pop y alfombra roja de famosos. Pero el evento cayó por su propio peso: los desfiles no se centraban en seducir a las compradoras, sino en contentar la mirada de los hombres que más tarde debían validar los cuerpos de las mujeres consumidoras de la marca. Evidentemente, la compañía L Brands –propietaria también de firmas como Abercrombie & Fitch– se dio cuenta de que no era una fórmula que se adaptaba a la sociedad del momento y en el 2018 se hizo el último desfile en su punto más bajo: uno audiencia de 3,3 millones de espectadores y con una compañía que había perdido el 50% de su valor en tan sólo un año.

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Ahora bien, hace tan sólo un año se presentó la nueva versión de las pasarelas de Victoria's Secret: sin modelos llevando alas, sin denominarlas "ángeles"y con un espectáculo que se alejaba del show e incorporaba un documental artístico. Esta nueva versión fue el inicio de un rebranding que pretendía combatir la falta de diversidad de cuerpos y que en estos momentos sigue en una etapa de apertura de nuevas tiendas.