Desconfianza, impagos y disputas marcaron el inicio del Tren de Olot hace 130 años
Una copla irónica decía que el ferrocarril moriría en el primer tramo, en 1895, en Amer
GeronaHace 130 años, el ferrocarril de Olot en Girona inauguró el primer tramo de la explotación ideada para unir Girona con la capital de la Garrotxa. Fue el trayecto inicial entre Salt y Amer. La línea hasta Olot no fue terminada hasta 1911. La concesión había sido otorgada, por orden de 18 de abril de 1883, a Domènec Puigoriol Fabregat (Vilagrassa, 1834 - Girona, 1889), un hombre del Urgell tras celebrarse en el tren interesado.
El otorgamiento pasó de unos promotores a otros sin que se pudiera conseguir el capital necesario para convertir el proyecto en realidad. Puigoriol sólo apareció en el primer instante, en un momento burocrático. El traspaso de la concesión fue a parar, el mismo año 1883, a manos de la Compañía Española de Ferrocarriles Económicos, domiciliada en Barcelona y representada por Eduard Martínez Suñer.
Presencia de capital inglés
Para poner en servicio el primer tramo hubo que obtener varias prórrogas de la concesión y transferirla, finalmente, a una compañía inglesa –The Olot and Gerona Railway Company Limited–, que a partir de 1891 dio un empuje diferente a los trabajos iniciales. Con la aportación de material británico, demostró que la cosa iba en serio, pero las desavenencias entre la compañía y el constructor Gerard Rodés originaron conflictos sonados antes de la inauguración del primer tramo, traducidos en pleitos, embargo de material y retraso en el pago de los salarios a los obreros que abrieron el trazado.
Realmente, el tren de Olot fue una obra lenta, entregada por etapas sudadas, en medio de la crisis finisecular, el desastre colonial y las vicisitudes de las empresas constructoras del proyecto: el tramo entre Salt y Girona fue explotado a partir de mayo de 1898; entre Amer y Les Planes, en mayo de 1900; entre Les Planes y Sant Feliu de Pallerols, en enero de 1902; entre Sant Feliu de Pallerols y Sant Esteve d'en Bas y Olot, en agosto y noviembre de 1911, respectivamente.
Una inauguración glacial
El escepticismo general presidió la jornada inaugural de 1895. Una copla irónica, cantada por unos jóvenes de los alrededores de Salt, resumió la desconfianza de la población a la que pretendía servir:
Secundario carril de Amer
naciste con mala salta
inglesas tienen tu caja
y en Amer tu muerte.
Carrilas de tal calibre
para ir por esta altura
de segura sepultura
pidamos a Dios nos libre.
Según la prensa de la época, el comienzo del servicio fue un fracaso. Una de las publicaciones, El Baluarte, apuntó: "Los vítores, arcos de triunfo, adorno de estaciones, músicas, fuegos de artificio, banquillos y demás públicos regocijos que son costumbre en semejantes casos, han sido reemplazados por el más quieto mutismo, patrullas de la guardia civil custodiando la línea arma al brazo, zozobra en el público, temiendo algún adeuda buen número de mensualidades, en una palabra, por la más glacial indiferencia por parte de todos".
Contratiempo para culminar el proyecto
La compañía inglesa, con su domicilio social en Londres, contó con su sede administrativa en París y una representación en Barcelona y Madrid. El apoyo financiero de la banca de José María de Abaroa, en la capital francesa, fue indispensable para mantenerla viva.
Lejos de las disputas internas entre el constructor y la compañía, lo cierto es que los empleados carrilaires hicieron circular los convoyes. La gente se acostumbró a la nueva forma de viajar y las industrias de las poblaciones del recorrido se beneficiaron. En 1897, el horario de servicios indicaba tres salidas diarias de la estación de Salt (a las 9.30 de la mañana ya las 15 hy las 18 h de la tarde) y tres de la de Amer (7.40 de la mañana y 13 hy 16.30 h de la tarde).
El tren no murió en Amer, pero un percance en la vida de la compañía inglesa hizo suspender, en 1902, el ritmo de apertura de los tramos pendientes para llegar al final de la ruta. La dificultad no fue superada hasta 1909, cuando se constituyó la Compañía del Ferrocarril de Olot en Girona, después de una operación renacionalizadora del capital. La nueva entidad, vinculada fundamentalmente a la banca Arnús, hizo avanzar el camino de hierro hacia Olot, una vez agujereado el collado de Bas por medio de un túnel de 235 metros. Entonces sí, con muchos años de retraso, la inauguración total del trayecto fue entusiasta, esperanzada y festiva, eso sí, con una avería, cerca de las Presas, no prevista en el programa oficial. Era el 14 de noviembre de 1911.