Mirada larga para una Girona llena de vida
GeronaLejos de la ciudad gris y aburrida, Girona ha ido ganando vida y dinamismo con el paso de los años, entendiéndose ella misma como un espacio de vida compartida, de aprendizajes y de generación de riqueza en el sentido más amplio del término. Hemos pasado de 60.000 a 110.000 habitantes en poco más de 40 años, lo que comporta retos y oportunidades. Desde el gobierno de la ciudad hemos encarado este futuro trabajando con tres objetivos muy claros: 1) que toda la política se enfoque en mejorar la vida de la gente; 2) que Girona preserve su identidad, y 3) que la ciudad futura esté cada vez más conectada con su entorno natural y su área urbana.
Y eso, ¿cómo lo concretamos?
Porque queremos a Girona, debemos ponerlo al día manteniendo la identidad que le ha hecho ser única: el patrimonio, la lengua, sentirse una capital de nuestro país. La ciudad mediana donde se puede ir a todas partes a pie y en bicicleta, la cohesión y el proyecto compartido. Hacerlo hoy es sin duda más difícil, en el contexto imperante de globalización e individualismo. Pero no es imposible. La educación y la cultura, con la promoción de un fuerte tejido asociativo, deben permitirnos construir esta Girona llena de vida.
Ahora bien, el proyecto de futuro de Girona debe construirse, indiscutiblemente, a través de la mejora de la calidad de vida: con más y mejores servicios y equipamientos, que confieran más bienestar y también más seguridad a la gente. En este camino el acceso a la vivienda asequible es un elemento clave, por lo que hemos desplegado la estrategia Misión Vivienda. Hemos regulado los pisos turísticos, se están construyendo 100 viviendas asequibles y proyectamos hasta 800. Igualmente, presionamos cada día al Estado y la Generalitat para que movilicen sus pisos vacíos.
En los próximos años la gente de Girona también verá mejoras con impacto directo en su vida a través de nuevos equipamientos. Tenemos previstos una veintena que serán realidad próximamente y que tendrán usos vecinales, sociales, culturales, sociosanitarios o deportivos. De la cubierta de la pista de Fontajau a la apertura de la Casa de la Tecnología. De la inauguración de la comisaría de Can Burrassó en las nuevas gradas retráctiles en La Mercè. Y si hablamos de servicios, sin duda debemos mencionar el reto de los residuos, en los que como gobierno trabajamos duro para mejorar la situación.
Paralelamente, Girona debe dejar de mirar dentro de murallas, como hizo a principios de siglo XX, y esto hoy significa trabajar en clave de área urbana, como estamos haciendo con el proyecto para extender la Girocleta a Salt, promoviendo mayores frecuencias de las líneas de autobús o extendiendo la conectividad en bicicleta a los municipios vecinos. Después de completar y mejorar los carriles bici de Vilablareix, Sant Gregori, Sarrià de Ter y Campdorà (que la Generalitat tiene pendiente enlazar hasta Celrà), ahora proyectamos otras dos conexiones con Salt.
Esta mirada larga y profunda también debe servir para revitalizar los barrios. Aquí, tres propuestas integrales y de gran impacto. Las nuevas centralidades de Girona deben construirse a partir de Can Gibert, con la llegada del Campus de Salud; Puente Mayor, a partir del Pla de Barris, y Girona Este, a partir del Plan Integral. Y, sin duda, la calle Barcelona, la gran reforma pendiente en la ciudad, que debe transformarse como paradigma de la ciudad amable que imaginamos y que debe dejar de ser carretera para convertirse en avenida. Girona, ahora sí, debe ser la ciudad de los barrios que ejerce con generosidad la capitalidad del área urbana.
Esta es la Girona llena de vida que nos imaginamos y que proyectamos.