Verdum

La noche en que terminé mi primera novela, cuando la estaba imprimiendo (sentía de fondo la impresora escupiendo hojas), tuve un ataque de pánico.

De eso hace ya veintisiete años, pero queda una marca perenne. Dar por terminada una novela no es ninguna broma. De modo que, este lunes, cuando hube enviado las correcciones de las galeradas de una novela nueva, solté un limpio y prudente soplido para no bajar la guardia y que no me saliera de golpe la angustia acumulada durante los años de redacción.

Cargando
No hay anuncios

Extrañamente, el bufido se convirtió en un ruido vibrante, como de papeles por encima de mí. Por un momento me vino a la cabeza la impresora. los ojos y vi un verdum que batía las alas chocando con el techo y con los libros de arriba de todo. techo de un palacio romano.

Entre los libros que el pájaro sobrevolaba, estabaEl cuervo, de Poe, yLas planetas del verdum, de Carner. Este último libro explica que en la Virreina había un "curioso sujeto" con un verdum enjaulado. por cualquier sitio y lee".

Cargando
No hay anuncios

En mi caso, pensé, el verdum elegiría no una página sino un libro entero. Al no encontrar la salida, se paró encima deAnna Karenina que, por lo que sea, tengo en un sitio arriba, como un pájaro petrificado en la rama más alta. Luego el verdum voló y se detuvo sobre los libros escritos por mí, también puestos altos, porque difícilmente los toco.

Este verano tengo el encargo de escribir unas páginas sobre la Karénina. También estoy a punto de publicar una novela. Mira que había libros para elegir.

Cargando
No hay anuncios

Confío en que la visita fuera un buen augurio. Augurio viene de ave y no puede ser más halagüeño ver un verdum entrar en casa, ponerse entre los libros y recuperar la libertad.