Asia

Adiós al oasis de libertad de prensa de Hong Kong

La presión de Pekín ha hecho cerrar tres medios en seis meses, signo de los nuevos tiempos que vive la isla

PekínCitizen News, un medio online pequeño pero crítico con el poder, es la última pieza en caer bajo la agresiva presión contra la prensa independiente en Hong Kong. La ley de seguridad nacional, impuesta por Pekín en 2020, es una poderosa arma con la cual cualquier medio de comunicación puede ser acusado de sedición por expresar opiniones o informaciones contrarias a la posición oficial del gobierno.

Citizen News ha preferido no esperar a que la policía llamara a su puerta y este martes, 4 de enero, ha dejado de operar. El ejemplo de lo que sucedió la semana pasada con Stand News, otro medio de internet también independiente, había servido de aviso: su local fue registrado por la policía y sus directivos detenidos.

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“Si continuamos, no podremos informar sobre las noticias que queremos explicar”, argumentaba el redactor en jefe de Citizen News, Chris Yeung, al anunciar el cierre el lunes. Para Yeung, en Hong Kong ya no se puede medir dónde están los “límites legales” ni estar seguros de que los artículos publicados en los últimos años no hayan violado las leyes actuales. El redactor en jefe aseguró que cerraban para proteger la seguridad de los trabajadores: unos cuarenta periodistas se han quedado sin trabajo.

Citizen News, fundado en 2017 por un grupo de periodistas veteranos a partir de una campaña de microfinanciación, es el tercer medio en menos de seis meses que cierra en Hong Kong y lanza un serio aviso sobre el deterioro de la libertad de prensa en la ex colonia, que había sido todo un referente en prensa independiente y de calidad en Asia.

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La semana pasada un gran dispositivo policial registró la sede del portal de información Stand News. Siete miembros de la dirección fueron detenidos y dos de ellos, Chung Pui-kuen y Patrick Lam, han sido acusados de "conspiración para publicar información sediciosa". El medio fue clausurado.

El pasado junio se vio obligado a cerrar el diario Apple Daily después de 26 años de historia. Era todo un referente de la prensa pro democracia y muy crítico con Pekín. Combinaba historias sensacionalistas con rigurosos artículos sobre corrupción o política. Sus activos han sido congelados y su fundador, el magnate Jimmy Lai, de 74 años, está en prisión.

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En la actualidad, declaradamente a favor de la democracia solo quedan el portal Hong Kong Free Press, que se publica en inglés, e Initium, un portal de noticias en chino que en agosto trasladó su sede a Singapur pero mantiene personal en Hong Kong.

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Del férreo control chino no se escapa tampoco la prensa tradicional. El diario South China Morning Post, un referente en Asia, ha recortado su independencia desde que fue adquirido por el grupo chino Alibaba. Los columnistas pro Pekín se han multiplicado y la crítica política se ha moderado.

La radiotelevisión pública, RTHK, ha pasado de ser un medio independiente a estar al servicio del gobierno.

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Incluso la prensa internacional empieza a tener problemas parecidos a los que tiene en China. En noviembre la administración de Hong Kong se negó a renovar la acreditación a una periodista de The Economist, un medio que tradicionalmente había mimado para vender su posición de éxito como plaza financiera mundial.

El acoso a los medios ha ido acompañado por la persecución de los disidentes. Activistas, políticos, abogados o simples estudiantes han sido detenidos por participar en manifestaciones o difundir sus convocatorias.

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El cierre de Citizen News se anunció al mismo tiempo que en el Parlamento de Hong Kong juraban los cargos los nuevos diputados elegidos bajo la reforma de la ley electoral, que solo permite presentarse a “patriotas” y que ha eliminado la oposición demócrata. En la sala sonaba el himno de China. Todo un símbolo de los nuevos tiempos que vive la ex colonia.

En su rueda de prensa semanal, la jefa del gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, ha desvinculado el cierre de medios con la aplicación de la nueva ley de seguridad nacional, que según ella ha restablecido la estabilidad en el territorio. No ha dudado en criticar las peticiones internacionales de libertad para los detenidos aduciendo que atentan contra el estado de derecho de la ex colonia y que los periodistas no pueden estar por encima de la ley.

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Una réplica de aquello que pasa en el continente

La situación en Hong Kong va por el camino de convertirse en una réplica de lo que sucede en el continente. En China no hay prensa independiente y además se mantiene un obsesivo control sobre los contenidos que se publican en internet. Por ejemplo, en el último año se han clausurado centenares de páginas web sobre feminismo o movimientos LGTB+.

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Los “periodistas ciudadanos”, personas que publicaban en la red información sobre lo que pasaba en Wuhan al principio de la pandemia o sobre las inundaciones en Henan, han sido silenciados. En China se aplica la vigilancia residencial en lugar designado, que permite detener a alguien y aislarlo sin acceso a abogado mientras es investigado al menos durante un periodo de seis meses. Normalmente, los detenidos acaban siendo acusados de “provocar desórdenes” o amenazar la seguridad nacional. El último informe de Reporteros Sin Fronteras denunciaba la opresión que sufren los periodistas en China, donde al menos 127 están detenidos.