Brasil

Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de cárcel por el intento de golpe de estado

El Tribunal Supremo brasileño logra la mayoría necesaria para sentenciar al expresidente del país

BarcelonaPor primera vez en la historia de Brasil un expresidente será condenado por intento de golpe de estado. La sala primera del Supremo del país, que juzga a Jair Bolsonaro, le ha condenado a 27 años y tres meses de cárcel. A Bolsonaro se le imputan cinco delitos, entre ellos el de intento de golpe de estado, por haber liderado un complot con el objetivo de impedir que Luiz Inácio Lula da Silva fuera investido presidente, tras perder las elecciones del 2022. Aunque no exitoso, el partido culminó con el edificio Bolsonaro el 8 de enero del 2023, según han determinado los jueces.

La juez Cármen Lúcia Antunes, una de los cinco magistrados que integran la sala, dio el tercer voto favorable a la condena, de forma que ya conseguía la mayoría necesaria. Por último, el último juez también se ha pronunciado a favor y el balance ha sido de cuatro contra uno. Se ha hecho pública entonces la sentencia a 27 años y tres meses, que aún puede recurrirse.

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"Este caso criminal es casi un encuentro entre Brasil y su pasado, su presente y su futuro", dijo la magistrada antes de votar. En opinión de Antunes, hay indicios suficientes de que Bolsonaro actuó "con el propósito de erosionar la democracia y las instituciones". Así, se sumaba a los argumentos del juez instructor, Alejandro de Moraes, que sostiene que el líder ultraderechista y siete de sus aliados son culpables de cinco delitos contra el orden democrático: participar en una organización criminal armada, intentar abolir violentamente la democracia, organizar un golpe de estado y otros dos cargos relacionados con los daño.

La sentencia ya era condenatoria este jueves cuando se habían pronunciado cuatro de los cinco jueces. Faltaba que se pronuncie el magistrado Cristiano Zanin, quien como presidente de la sala se ha encargado de proclamar el resultado del juicio, y también se ha sumado a la condena. El único magistrado contrario a la condena fue Luiz Fux, que rompió la unanimidad con sus compañeros el miércoles al absolver al expresidente de todos los cargos.

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La sentencia, que inhabilita a Bolsonaro a presentarse a unas elecciones hasta el 2060, no será definitiva. Que el veredicto no sea unánime abre la puerta a un camino de impugnaciones que podría durar hasta la campaña de las elecciones presidenciales previstas para el 2026. Esto podría traer cola, ya que el expresidente ha dicho repetidamente que tiene la intención de optar a la presidencia. Además los abogados de Bolsonaro, que actualmente se encuentra bajo arresto domiciliario, ya aseguraron que la sentencia es "absurdamente excesiva" y que presentarán los recursos correspondientes para recurrirla.

Represalias de EE.UU.

La condena —que también afecta a siete aliados de Bolsonaro, de los que 5 son militares— ha atizado las discordias con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aliado del expresidente, que ya había calificado el caso de "cacería de brujas" y había castigado a Brasil con aumentos de aranceles, sanciones para la mayoría de los miembros del alto tribunal brasileño.

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"Le conozco muy bien —dijo Trump elogiando a su aliado— Era un buen presidente". "Es muy parecido a lo que me intentaron hacer a mí, pero no lo lograron", ha valorado en relación a la sentencia. Fue más contundente el jefe de la diplomacia de Washington, Marco Rubio, quien calificó la falla del tribunal de "injusta" y aseguró que "Estados Unidos responderá con consecuencia a esta caza de brujas".

Lula da Silva se ha apresurado a responder que no teme más sanciones de EEUU, mientras el ministerio de Exteriores de Brasil ha tildado las palabras de Rubio de amenaza que "ataca a la autoridad brasileña e ignora los hechos y las pruebas convincentes de los registros".

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La condena ensancha aún más la grieta de la división política en Brasil. Una parte de la ciudadanía la interpreta como un paso imprescindible para proteger a las instituciones democráticas, mientras que muchos seguidores de Bolsonaro y sus aliados la denuncian como una maniobra de persecución destinada a impedirle presentarse a las elecciones del 2026. Por la izquierda, en cambio, la decisión supone una resolución de gran trascendencia y un precedente son castigados por haber intentado derrocar a la democracia.