América Latina

El peronismo y la ultraderecha se disputarán la presidencia de Argentina

El ministro de Economía Sergio Massa se ha impuesto al anarcocapitalista Javier Milei, con quien competirá en la segunda vuelta en noviembre

Berta Reventós Meseguer
y Berta Reventós Meseguer

Buenos AiresSergio Massa, el ministro de Economía del actual gobierno argentino y candidato peronista a la presidencia, ha ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina. Cuando casi la totalidad del país tenía asumida una victoria del anarcocapitalista Javier Milei, a quien las encuestas de las últimas semanas colocaban al frente de los tres candidatos principales y dejaban en tercer lugar a la conservadora Patricia Bullrich, el peronismo ha terminado imponiendo con 36,5% de los votos. Milei, que había proclamado confianza para ganar incluso en la primera vuelta, obtuvo el 30% de los sufragios y se enfrentará a Massa en una segunda vuelta el 19 de noviembre. Bullrich ha quedado fuera de la carrera con un 23,8% de las papeletas.

En la noche electoral, el ministro de Economía se encaramó emocionado al escenario de la sede electoral de la coalición peronista Unió por la Patria. Remarcó la voluntad de formar un gobierno de unidad nacional, “convocando a los mejores sin que importe su fuerza política”, e incidió en la importancia de “abrir una nueva etapa institucional a la política argentina”, desmarcándose indirectamente del actual gobierno peronista, que termina su mandato con la popularidad por tierra: tanto del presidente Alberto Fernández como de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que no esconden sus diferencias. El ministro de Economía ha subido 9 puntos porcentuales respecto a las primarias de agosto pese a la crisis de depreciación monetaria y de inflación que vive el país.

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Massa se dirigió a los argentinos que votaron en blanco, a los que se abstuvieron por desesperanza o malestar, a los que votaron a las fuerzas minoritarias de izquierda de Myriam Bregman y de centro de Juan Schiaretti, así como a los “miles de radicales (de la coalición conservadora) que comparten con nosotros los valores democráticos como la educación pública, la independencia de poderes y la construcción de valores institucionales”, y se comprometió con ellos en los próximos 30 días de campaña: “Haré el esfuerzo más mayor para ganarme su confianza”. Demasiado alargaba así la mano al amplio electorado que podría darle su voto de cara a la segunda vuelta del 19 de noviembre, porque ganar a Milei no será sencillo.

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Caras largas en la sede electoral de Milei

A las puertas de la sede de La Libertad Avanza, la coalición de Javier Milei, la noche electoral reunía a una multitud joven que, a ritmo de batucada, entonaba el cántico “La casta tiene miedo”, ya marca de la casa, y Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente de Brasil, se hacía selfies con sus seguidores argentinos. Dentro, las caras eran cada vez más largas a medida que avanzaban los resultados, hasta que llegó Javier Milei a levantar el ánimo: aseguró que el 30% de los votos –el mismo resultado que obtuvo en las PASO– es un resultado “histórico” teniendo en cuenta que su espacio político es nuevo y que, de todas formas, la mayoría de los argentinos han votado “para acabar con el kirchnerismo” que, según Milei, “es lo peor que le ha pasado al Argentina”. Enseguida tendió la mano a la coalición conservadora Juntos por el Cambio: “Más allá de nuestras diferencias, debemos entender que lo que tenemos delante es una organización criminal”. Milei concluyó el discurso con su característico “¡Viva la libertad, carajo!

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Es en los seis millones de votantes de la conservadora Patricia Bullrich donde está la clave de lo que pasará en la segunda vuelta de noviembre: ¿cómo se repartirán estos votos? ¿Quién sabrá seducir a su electorado, Massa o Milei? El lunes, en una entrevista radiofónica, Milei dejó caer que sumaría a Bullrich en un eventual gobierno, alabando su trabajo en materia de seguridad cuando era ministra con el expresidente Mauricio Macri, y remarcando que tienen “coincidencia plena” en esa área. Además, Milei y Bullrich coinciden desde siempre en el enemigo común: el kirchnerismo. La líder de Juntos por el Cambio recordaba el domingo que su partido “nunca será cómplice de las mafias que han destruido este país”: “No seré yo quien venga a felicitar a que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia argentina ”. Además, el expresidente Macri, que tiene una gran influencia en la coalición conservadora, ya ha expresado simpatías por Milei.

Pero también hay una derecha clásica que no estaría nada cómoda con un gobierno de Milei y que podría acabar optando por un voto en Sergio Massa. Es aquí donde el ganador de este domingo tendrá el reto de reafirmarse como el candidato del consenso, capaz de representar a todas las fuerzas del espectro ideológico, desde la izquierda de Bregman hasta la derecha de Bullrich.

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Este lunes, medio Argentina se levantaba aliviada por haber frenado la extrema derecha, y la otra mitad, decepcionada por seguir eligiendo “lo de siempre”. La que arranca ahora es una nueva campaña, intensa y polarizada, que revela el frágil momento en el que se encuentra el país internamente: la ciudadanía deberá decidir entre Massa y Milei, entre lo conocido y lo desconocido, el estado presente o el estado ausente, el gobierno de unidad o empezar de cero. Todo ello, con la vista puesta en el 19 de noviembre: la segunda vuelta que, entonces sí, definirá al próximo presidente de Argentina.