Acuerdo para compensar a las víctimas del trabajo esclavo en la Segunda Guerra Mundial
Corea del Sur y Japón intentan curar las heridas históricas mientras dan pasos para aligerar las tensiones comerciales
LondresCorea del Sur y Japón intentan curar las heridas que todavía sangran del periodo 1910-1945 y que han entorpecido con mayor o menor medida las relaciones diplomáticas entre los dos países desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, unos problemas que son el origen último de las tensiones comerciales de los últimos casi cinco años. El ministro de Asuntos Exteriores surcoreano, Park Jin, ha anunciado este lunes que el sector privado del país, que fue compensado en virtud de un tratado del 1965 con Japón por el trabajo esclavo durante la Segunda Guerra Mundial y el periodo colonial, indemnizaría, a través de una fundación pública, a las víctimas de aquella explotación.
Horas después del anuncio de Seúl, Tokio ha indicado que iniciará conversaciones para aliviar los controles de exportación impuestos en 2019 sobre productos químicos, vitales para la industria de semiconductores de Corea del Sur. A su vez, el gobierno de Seúl ha indicado que suspendería una queja presentada contra Japón ante la Organización Mundial del Comercio mientras duren las conversaciones.
En unos momentos de una creciente tensión regional por las pruebas nucleares de Corea del Norte y por las amenazas de China sobre Taiwán, Estados Unidos ha acogido la reconciliación como un paso "innovador" que puede conducir al fortalecimiento de los vínculos entre sus dos aliados más importantes en la zona. La realpolitik se impone.
Por su parte, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha declarado que el fondo propuesto por Seúl ayudará "a las relaciones entre Japón y Corea del Sur a volver a un estado saludable". El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha elogiado a su vez el acontecimiento como "un paso fundamental para forjar un futuro para los pueblos coreano y japonés [en un] Indo-Pacífico libre y abierto".
Sentencia polémica
Se calcula que hasta 150.000 personas trabajaron como esclavos para compañías japonesas durante la ocupación de Corea, entre otras Mitsubishi Heavy Industries Ltd y Nippon Steel Corporation. A estas alturas quedan 67 procesos penales por resolver.
En 2018, el Tribunal Supremo de Corea del Sur dictaminó en tres casos diferentes que las víctimas tenían derecho a recibir salarios impagados e indemnizaciones por trabajos forzados de las empresas en las que fueron explotadas, las mencionadas Nippon Steel Corporation y Mitsubishi Heavy Industries. Desde entonces, doce personas más han ganado sus demandas, pero ninguna ha sido indemnizada hasta ahora.
Las dos corporaciones se negaron a cumplir el dictamen del Supremo alegando que el acuerdo de 1965 entre los gobiernos de Corea del Sur y Japón, que restablecía las relaciones diplomáticas, resolvía definitivamente la cuestión de las reparaciones por los daños de la época colonial y de la Segunda Guerra Mundial. Presentaron apelaciones contra las órdenes judiciales para liquidar sus activos en Corea del Sur. En respuesta a la sentencia, en 2019 el gobierno japonés impuso el control de las exportaciones de materiales clave para la producción de semiconductores y pantallas –industrias esenciales en Corea del Sur– y retiró a Corea de la lista de socios comerciales preferentes.
La decisión del gobierno surcoreano ha levantado reacciones inmediatas de las víctimas y de los partidos de la oposición, ya que no obliga a las empresas japonesas a pagar por el trabajo esclavo del que se beneficiaron. El líder del principal grupo de la oposición, el Demócrata, ha calificado la medida de "humillante" y ha acusado a la administración del presidente Yoon Suk-yeol de escoger "el camino de traicionar la justicia histórica". Lim Jae-sung, abogado de varias víctimas, ha escrito en un post de Facebook que esta "es una victoria completa de Japón, que ha dicho que no puede pagar ni un solo yen por el asunto de los trabajos forzados".
El ministro japonés de Asuntos Exteriores, Yoshimasa Hayashi, ha afirmado este lunes que el gobierno estaría de acuerdo en que las empresas japonesas hicieran contribuciones voluntarias al fondo de compensación. Y ha recordado que la administración de Kishida apoyó una fórmula de 1998 de "profundo remordimiento y sentidas disculpas" por el periodo colonial.
Historia turbulenta
Además de una historia común turbulenta, marcada por la anexión de Corea por parte de Japón en 1910, culminación de un periodo de presencia militar en el territorio durante el siglo XIX, las relaciones Tokio-Seúl habían ido de mal en peor a raíz de la ya mencionada sentencia del Supremo de Corea del Sur de 2018. El mismo año, un acuerdo negociado por Kishida, entonces ministro de Asuntos Exteriores japonés, firmado para compensar a las víctimas surcoreanas de esclavitud sexual a manos de Japón, se fue a pique. Durante la Segunda Guerra Mundial, y antes, las fuerzas armadas imperiales de Japón utilizaron a hasta 200.000 chicas y mujeres –que secuestraban y trasladaban impunemente a los llamados burdeles del ejército– para que sus soldados, tanto en el país como en China y el resto del sudeste asiático obtuvieran satisfacciones sexuales de lo que eran violaciones masivas.
Los relativamente recientes cambios de liderazgo tanto en Corea del Sur como en Japón han mejorado las perspectivas de deshielo. La semana pasada, Yoon declaró que Japón había pasado de ser "el agresor militarista del pasado a un socio que comparte con Corea del Sur los mismos valores universales".