Biden suda de lo lindo para sacar adelante su agenda
La Cámara de Representantes aprueba el plan de infraestructura en una jornada maratoniana y llena de incertidumbres
WashingtonJoe Biden tiene por fin su primer triunfo legislativo indiscutible, una ley que solidifica uno de los pilares de sus promesas electorales. Esta madrugada la Cámara de Representantes ha ratificado su plan de infraestructuras de 1,2 billones de dólares (poco más de 1 billón de euros), un texto que ha puesto al límite su presidencia y la unidad del Partido Demócrata.
No ha sido nada fácil llegar hasta aquí, más bien al contrario: el trayecto ha sido tortuoso, lleno de obstáculos que parecían insalvables y que han dejado en evidencia las profundas divergencias y desconfianzas entre las diferentes almas de los demócratas, hasta el punto que en más de una ocasión peligraba completamente que hubiera fumata blanca.
La de viernes ha sido una jornada maratoniana que ha acabado a las once y media de la medianoche con aplausos y abrazos entre demócratas. El plan de infraestructuras era fundamental en las aspiraciones de sacar adelante el proceso de reformas que quiere impulsar Biden, pero para el sector progresista tenía que ir íntimamente ligado a la aprobación inmediata del plan de gasto social y agenda climática que también se está debatiendo.
Hay una frase formada en los pasillos del Congreso de los EE.UU. que dice que nunca se puede apostar contra la capacidad de la demócrata Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, de contar los votos favorables a sus intereses. Y otra vez lo ha demostrado. A pesar de la exigua mayoría que tienen los demócratas en la cámara baja, tenía en la cabeza que un puñado de republicanos apoyarían el proyecto, y por lo tanto podría perder por el camino a algunos de los progresistas de su lado.
Dudas hasta el último momento
Horas y horas de discusiones y promesas sin ningún adelanto hacían temer lo peor, mientras el liderazgo demócrata seguía seguro que de viernes no podía pasar que se aprobara. Biden ha tenido que cancelar su viaje del fin de semana para quedarse en la Casa Blanca enganchado al teléfono, intentando jugar todos los ases que tiene para desbloquear la situación.
"Insto a todos los congresistas a votar la aprobación final del proyecto de ley de infraestructura esta noche", ha implorado muy entrada la noche en un tuit, cuando todo hacía pensar que no habría acuerdo. Al final, el sector moderado de los demócratas se ha comprometido a votar el plan social dentro de un par de semanas, y gran parte de los progresistas se han creído la promesa.
No todos. El núcleo duro del llamado 'Squad', el alma más progresista del partido del que forman parte congresistas como Alexandria Ocasio-Cortez o Ilhan Omar, se han negado a confiar, molestos por tener que ser ellos quienes cedían a las presiones y sin ninguna certeza más allá de una declaración pública. El voto favorable de 13 republicanos ha compensado la pérdida de estos demócratas, y ha permitido la victoria de Biden.
Para muchos, la aprobación llega tarde. Hacía tres meses que el Senado había dado luz verde al proyecto, con una votación más bipartidista de lo que es habitual. Muchos creen que, si el plan de infraestructuras se hubiera aprobado hace una semana, el batacazo en las elecciones del pasado martes no se habría producido.
Una apuesta de futuro
Sea como fuere, el texto ya está sobre el escritorio del Despacho Oval esperando la firma del presidente, y haciendo realidad la inversión más grande en infraestructura en décadas. Un billón de euros que no solo tienen que servir para recomponer unas infraestructuras actuales decrépitas, con especial atención a la mejora del sistema ferroviario y acceso a agua de calidad, sino que además presentan un mensaje hacia el futuro.
El proyecto incluye partidas para llevar internet de banda ancha a zonas rurales y remotas, la actualización de la red eléctrica, y una apuesta contundente por energías verdes y tecnologías contra la crisis climática, con especial atención al vehículo eléctrico.