Kosovo da marcha atrás en la guerra de las matrículas, pero la cuerda con Serbia se tensa
Pristina pospone hasta septiembre la prohibición de los documentos serbios en su territorio
Mitrovica (Kosovo)Muchos lo denominan la guerra de las matrículas y este fin de semana ha dejado el último episodio de tensión, importante, entre Serbia y Kosovo. El domingo, sirenas antiaéreas sonaban en varios puntos del territorio kosovar mientras se bloqueaban carreteras y puntos fronterizos, se registraban movimientos de tropas y se convocaban reuniones de urgencia en los dos gobiernos. Para entenderlo hay que ir unos meses atrás, cuando Pristina anunció que, a partir de agosto, ya no aceptaría los documentos de identidad ni las matrículas serbias en su territorio, e insistía que se trataba de una medida de reciprocidad, puesto que Belgrado tampoco acepta sus documentos ni matrículas. Según estas medidas, que se tenían que empezar a implementar este lunes, las personas que entraran en Kosovo con carnés de identidad serbios recibirían un documento temporal kosovar válido durante 90 días y tendrían que sustituir su matrícula serbia por una de oficial de Kosovo.
El anuncio enseguida generó malestar entre la minoría serbia que vive en territorio kosovar, y en septiembre del 2021 ya cortaron carreteras y provocaron varios disturbios. Este domingo, la situación se repetía dejando estampas similares, y con una declaración de la misión de la OTAN –diciendo que está preparada para intervenir–. Después de horas de tensión, con llamamientos a la calma de varios gobiernos y organismos, el ejecutivo kosovar ha acabado dando marcha atrás: siguiendo las recomendaciones de Estados Unidos, pospone la aplicación de la medida al próximo 1 de septiembre.
Según un comunicado, el primer ministro kosovar, Albin Kurti, ha dicho que el aplazamiento tenía que poner freno a las barricadas colocadas por los serbios locales en protesta por la medida. Por su parte, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, apuntaba que está trabajando "para que se calme la situación". Belgrado considera que la intención de Kosovo con esta medida es contribuir a la expulsión de las comunidades serbias del norte de Kosovo. Los dos ejecutivos, además, se acusan de querer desestabilizar la región.
Alarma en internet, tranquilidad en la calle
Desde la autoproclamación de independencia de Kosovo en 2008, Serbia le ha negado cualquier tipo de reconocimiento y continúa considerándola una provincia más de su país. A pesar de que Pristina y Belgrado iniciaron conversaciones intervenidas por Bruselas en 2013 dentro del marco del Proceso de Berlín, la continua influencia de Serbia sobre las comunidades serbias de Kosovo es uno de los temas que más enfrentan a las dos partes, que de vez en cuando protagonizan escaramuzas diplomáticas de este tipo.
Las zonas de mayoría serbia del país continúan estando solo parcialmente integradas y son un posible foco de violencia, porque a menudo siguen abiertamente las órdenes de Belgrado. Que la OTAN siga desplegada en varios puntos del país –sobre todo em el norte, cerca de Serbia– es solo un síntoma de este clima de tensión casi permanente.
La nueva escalada de tensión tuvo un gran eco durante la tarde de domingo, hasta el punto que las redes sociales se inundaban de mensajes que alertaban del estallido de una nueva guerra en territorio europeo. Pero los ciudadanos de la zona están más que acostumbrados y lo relativizan. En Mitrovica Norte, zona de mayoría serbia del municipio kosovar de Mitrovica, Majlinda Peci asegura que no está sorprendida y admite que “las sirenas son molestas, pero aquí todo funciona igual: la gente sale a la calle sin problema”.
Otra periodista, Una Hajdari, optaba por resumirlo así: "Se han establecido barricadas similares varias veces a lo largo de los años y, si bien indican tensiones, pocas veces conducen a escaladas armadas".