El nuevo gobierno francés vuelve a estar en la cuerda floja
El primer ministro Bayrou fuerza los presupuestos por decreto y se expone a una moción de censura en la que Le Pen es clave

ParísMenos de dos meses después de su nombramiento, el nuevo gobierno francés vuelve a estar en la cuerda floja. El primer ministro, François Bayrou, y su ejecutivo podrían ser censurados este miércoles. Bayrou, como era previsible, no encontró el apoyo parlamentario necesario para aprobar los presupuestos de este año y anunció que no los someterá a votación en la Asamblea Nacional.
El gobierno ha utilizado una herramienta constitucional, el artículo 49.3 de la carta magna francesa, para aprobarlos sin necesidad de que el Parlamento los vote ni los pueda revocar. "Ningún país puede vivir sin presupuestos", se ha justificado este lunes el primer ministro ante la Asamblea. Bayrou reconoció que no son unos presupuestos "perfectos", pero apeló a la "responsabilidad" del gobierno.
Recurrir al 49.3 ha tenido como respuesta inmediata una moción de censura por parte de Francia Insumisa, que se votará el miércoles. El guión es el mismo que el de hace dos meses, cuando la Asamblea censuró al gobierno del conservador Michel Barnier sólo tres meses después de ser nombrado. Barnier aprobó los presupuestos sin pasar por la Asamblea y el bloque de izquierdas y la extrema derecha le derribaron de inmediato.
Bayrou podría acabar como su predecesor, aunque tiene opciones de salir vivo. El primer ministro ya hizo frente a una primera moción de censura hace cuatro semanas, pero en esa ocasión la salvó. Ahora podría ser diferente porque la extrema derecha de Marine Le Pen duda de si votar o no la censura, mientras que los socialistas han anunciado finalmente que no apoyarán, pero pueden haber votos disidentes, como ya hubo en otra moción que se votó en enero. El resultado de la votación es, pues, incierto.
Para acabar de complicar la situación, tras asegurar que no votarán la moción de censura de la izquierda, el Partido Socialista ha anunciado que presentará otra moción de censura. Es una decisión kafkiana que sólo se explica por la voluntad del partido de distanciarse del gobierno y reafirmar que es un partido de la oposición, pero sin derribar a Bayrou. Confían en que su moción tampoco prospere. "Este presupuesto no es un buen presupuesto. Sin embargo, necesitamos un presupuesto para Francia", ha asegurado el portavoz socialista, Arthur Delaporte.
División interna
En el Partido Socialista existe división interna. Hay presión de una parte de la formación para derribar a Bayrou, de centroderecha, sobre todo después de hablar en una entrevista de "sentimiento de inmersión migratoria". Luego puntualizó que estaba a favor de la inmigración, pero que había que ponerle límites claros. Pese a la decisión de la cúpula socialista de no apoyar la censura –lo ha anunciado a primera hora de la tarde de este lunes–, se da por supuesto que algunos diputados no seguirán la consigna de voto. Si hay una veintena de disidentes –y finalmente los de Le Pen votan la moción–, Bayrou caerá.
El ex primer ministro socialista Lionel Jospin ha hecho un llamamiento a los socialistas a no votar la censura para evitar que la crisis política se agrave y ha advertido de que es necesario un gobierno estable ante una situación económica "dramática". Según Jospin, "votar a la censura no sería responsable". Su opinión ha hecho decantar la balanza en la cúpula del partido.
Cálculos de la extrema derecha
Los de Le Pen siguen debatiendo internamente, calculando las consecuencias políticas de votar la censura. No para el país, sino para sus propios intereses. Por un lado, supondría demostrar que tienen la sartén por el mango. Pero, por otro, contribuir al caos ya la inestabilidad política que vive Francia podría girársele en contra a Le Pen, que aspira a ser la próxima presidenta de Francia. Reagrupament Nacional ha anunciado que no decidirá hasta el miércoles el sentido de su voto.
La situación de inestabilidad política que vive Francia es la consecuencia de la inexistencia de mayorías claras en la Asamblea Nacional. Desde las elecciones legislativas de julio del año pasado, ningún grupo político tiene una mayoría clara, lo que obliga al gobierno a buscar mayorías sumando diferentes fuerzas. Desde julio, ningún gobierno ha logrado pactar los presupuestos.