Guerra en Gaza

Los documentos que revelan el plan de Trump-Netanyahu para rehacer Gaza

Washington discute con socios internacionales el proyecto de la "Riviera del Mediterráneo oriental"

BarcelonaLa pesadilla actual de Gaza tiene ya un futuro de ensueño. Sin los palestinos, probablemente. O, en el mejor de los casos, con los palestinos como individuos de segunda en un territorio destinado a borrar los restos del horror presente y convertirlo en la "Riviera del Mediterráneo oriental", como lo definió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace unos meses. Así, la administración estadounidense trabaja ya con socios internacionales en un plan de reconstrucción de la Franja que, si alguna vez se llevara a cabo, podría redibujar aún más el enclave, hoy por hoy una extensión de terreno de 360 ​​kilómetros cuadrados donde, según cálculos de las Naciones Unidas de abril, el 92% de las viviendas han sido destruidos o dañados, y donde cálculos estadounidenses indican que hay once mil bombas que no han estallado.

El documento, de 38 páginas y bautizado como Gaza reconstitution, economic aceleration and transformation trust (GREAT Trust), propone que Estados Unidos administre la Franja durante al menos una década bajo un régimen de tutela, con el objetivo declarado de transformarla en un polo turístico y tecnológico de alcance global. El esquema, avanzado por el Washington Post este lunes, considera la "reubicación voluntaria" de los más de dos millones de palestinos que viven actualmente en Gaza, ya sea en terceros países dispuestos a acogerlos o en zonas "seguras" dentro del mismo enclave durante la reconstrucción.

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Aquellos que decidan irse recibirían un cheque de 5.000 dólares y ayudas por cuatro años de alquiler y comida por un año. Además, los propietarios obtendrían un "token digital" con el valor de su terreno, canjeable en el hipotético futuro de ensueño por una vivienda en una de las seis u ocho "ciudades inteligentes con IA" que se levantarían en Gaza. Todo sonaría a delirio cuando las bombas siguen cayendo, pero el pasado miércoles Trump y su enviado especial para Gaza y Ucra abordaron la cuestión en una reunión en la Casa Blanca en la que también va participar Jared Kushner, yerno del presidente, e inversor y promotor inmobiliario como ellos mismos, y el ex primer ministro británico Tony Blair.

El supuesto plan calcula que cada salida voluntaria ahorraría unos 23.000 dólares al fondo en comparación con el coste de mantener a los desplazados en alojamientos temporales y abastecerlos de servicios básicos. Los impulsores del proyecto, vinculados a empresarios israelíes ya antiguos responsables de Boston Consulting Group, aseguran que la inversión inicial de cien mil millones de dólares podría cuadriplicarse en una década, gracias a la creación de complejos hoteleros, fábricas de vehículos eléctricos, centros de datos y grandes urbanizaciones.

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Una visión inmobiliaria y geopolítica

Trump ya había dejado vislumbrar esta idea durante la campaña electoral del 2024, cuando prometió "detener rápidamente" la guerra y reconstruir Gaza con la mentalidad de un promotor inmobiliario. Poco después de instalarse en la Casa Blanca, afirmó que Estados Unidos "tomará el control de la Franja" y que "todo el mundo ama la idea". A su lado, Netanyahu calificó la propuesta de "visión valiente".

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El pla Trump-Netanyahu per fer de Gaza un pol turístic i tecnològic

Una operación similar equivale a borrar la memoria de la Franja actual. A una escala infinitamente menor, este planteamiento urbanístico se ha visto antes, por ejemplo, en Punta Carretas, Montevideo. El antiguo penalti, por el que pasaron miles de represaliados de la dictadura de Uruguay, cerró 1985 y en 1994 abría como centro comercial. Allí, hasta cierto punto, se ha preservado una memoria que evoca qué fue ese lugar, pero en el complejo turístico y tecnológico de Trump y Netanyahu, con diez megaproyectos de ciudad, todo parece imposible. Gaza se convertiría en un centro logístico clave para el corredor económico entre India, Oriente Medio y Europa. La fachada marítima albergaría complejos turísticos e islas artificiales al estilo de Dubai, mientras que en el interior se construirían ciudades con rascacielos de hasta veinte plantas, zonas verdes, hospitales y escuelas. Lo administraría el GREAT Trust. El 30% del suelo de Gaza sería calificado de "público".

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Israel mantendría derechos de seguridad "globales" al menos el primer año, mientras empresas occidentales de seguridad privada y fuerzas de terceros países garantizarían el orden hasta que una policía local "desradicalizada" estuviera preparada para tomar el relevo. El plan prevé una transición de diez años hasta ceder la administración a una entidad palestina reformada, que eventualmente se uniría a los Acuerdos de Abraham, el esfuerzo diplomático de la primera administración Trump para que Israel y los estados árabes normalizaran relaciones. Sin embargo, en ningún momento se menciona la creación de un estado palestino.

Contrastes y rechazo

La propuesta –poco menos que un globo sonda– llega cuando la guerra roza ya los dos años. La ofensiva israelí, desatada tras el ataque de Hamás del 7 de octubre del 2023, ha dejado a más de 60.000 palestinos muertos. Cerca de medio millón de personas sufren hambre catastrófica. Ante este escenario, varios gobiernos y organizaciones han presentado planes alternativos. La Autoridad Palestina, Egipto y Emiratos Árabes proponen un gobierno de transición con apoyo internacional que conduzca a la reconciliación palestina y, eventualmente, al estado propio. Las capitales árabes rechazan de lleno cualquier proyecto que implique la expulsión de los habitantes de Gaza.

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Netanyahu, por su parte, sólo ha estado claro en dos puntos: Hamás debe ser desarmada e Israel debe mantener el control de la seguridad. Asimismo, ministros de su coalición más a la derecha reclaman la anexión permanente de la Franja y el regreso de colonos israelíes. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha defendido "abrir las puertas de Gaza a la inmigración voluntaria" y retener el territorio "para siempre". Tel-Aviv también descarta la creación de un estado palestino.

El debate sobre desplazar a la población palestina no es nuevo: se llevó a cabo en 1948 (Nakba), con el desplazamiento de 700.000 personas a raíz de la fundación del Estado de Israel, ya se planteó después de la guerra de 1967 y, con intermitencias, ha resurgido cada vez que el conflicto se ha reproducido. El primer ministro Netanyahu ha admitido conversaciones con varios países de la zona para acoger a gazatinos, desde Libia y Etiopía hasta Somalia, pero es un escenario poco realista. El powerpointSin embargo, existe, y se convierta o no en realidad, dice mucho de las intenciones de Tel-Aviv y Washington.