Los escenarios de futuro y los riesgos de Trump en Irán

El ataque de Washington a Teherán sitúa al presidente republicano en una posición inédita y llena de incertidumbre

DamascoTanto en su carrera empresarial como política, Donald Trump se ha caracterizado por apostar fuerte y por correr mayores riesgos que sus adversarios. Sin embargo, pocas de sus apuestas han sido tan arriesgadas. como la de ordenar un bombardeo masivo contra las instalaciones nucleares iraníes. Durante más de veinte años, todos sus predecesores en la Casa Blanca habían sopesado esta opción pero la habían desestimado por los peligros que comportaba. Sin embargo, es cierto que Irán nunca había tenido una posición tan débil.

El sector más ideológico de las bases trumpistas, representado por Steve Bannon, lleva días expresando su rechazo a una intervención en Irán. nuestra batalla", ha tuiteado horas después del bombardeo la congresista trumpista Marjorie Taylor Greene.

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Su malestar es lógico, puesto que Trump había sido muy crítico con el intervencionismo de sus predecesores, una idea que condensa su lema «América primero». Por eso la apuesta de Trump parte de la expectativa de que Irán se rendirá y, por tanto, que podrá cerrar el capítulo iraní y concentrarse en el desafío global que representa China, su gran prioridad. Sin embargo, eso mismo pensaban George W. Bush u Obama, pero Oriente Medio parece tener una capacidad de atracción irresistible en la Casa Blanca.

Presència militar dels Estats Units al Pròxim Orient
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Si Irán no se rinde, como quiere Trump, los escenarios se complican para los intereses del presidente estadounidense. Un ataque contra las bases de EEUU en la región o incluso el cierre del estrecho de Ormuz, forzaría al ejército de EEUU a tomar represalias abriendo un ciclo que podría cobrarse bajas estadounidenses, hasta ahora inéditas. Pero no es el único escenario preocupante para el inquilino de la Casa Blanca.

Si el régimen iraní dobla la apuesta y se retira del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que sugeriría que esta vez sí busca crear armas nucleares, Washington se vería forzado a realizar una intervención más directa. Esto podría traducirse en operaciones militares que incluyeran un despliegue de soldados sobre el terreno para destruir los depósitos de combustible y.

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Esta opción también podría acarrear importantes bajas de soldados estadounidenses, ya que es de esperar que los depósitos de uranio estén bien protegidos por cientos o miles de soldados. La operación no sería tan fácil como la de asesinar a Bin Laden, que sólo contaba con un pequeño escolta. En 1980 Jimmy Carter ya intentó llevar a cabo una operación de similares características para rescatar a los rehenes de la embajada estadounidense en Irán que acabó con un fracaso estrepitoso. De hecho, algunos analistas atribuyeron a esta desgraciada expedición su derrota en las urnas unos meses después.

Cualquiera de estos escenarios, con bajas estadounidenses sensibles, podría interpretarse como una derrota o una humillación. Trump podría verse empujado a entrar más profundamente en el avispero iraní. En un primer momento, la intervención en Vietnam también debía ser puntual y limitada, y todo el mundo sabe cómo acabó.

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La pelota está en el tejado de Teherán

Aparte de una invasión de Irán –que sería mucho más complicada que la operación frustrada en Irak, dado que es un país mucho más extenso y populoso–, Trump podría optar por armar algunas corrientes de la oposición, entre ellas las milicias kurda y baluchi. Esta posibilidad –incitar a un cambio de régimen– también presenta bastantes riesgos. Si el fruto de la guerra de los soviéticos en Afganistán fue el nacimiento de Al Qaeda, y el de la Guerra de Irak trajo la creación del Estado Islámico –o ISIS por sus siglas en inglés–, ¿qué monstruo podría generar una guerra civil en Irán con intervención extranjera? ¿Rusia o en China podrían intervenir armando el régimen o las milicias islamistas afines?

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Difícilmente, en un escenario de estas características, el régimen caería de forma rápida e indolora. Más bien estallaría una guerra civil muy sangrienta. Y el caos no quedaría circunscrito dentro de las fronteras de Irán, sino que podría irradiar inestabilidad a toda la región. Si así fuera, Trump sería señalado como el gran culpable de miles de muertes innecesarias, al igual que George W. Bush aún carga sobre los hombros el fiasco de Irak.

Ahora bien, si Irán se rinde, Trump será considerado por los teóricos de larealpolitikcomo un estratega genial. Lo mismo ocurre con el fútbol en función de si entra el balón o no, y en este caso el balón está en el tejado del Guía Supremo, el ayatolá Jamenei.