Guerra entre Israel y Palestina

Hamás tiene cien rehenes israelíes: ¿y ahora qué?

La crisis complica las opciones militares de Netanyahu

BarcelonaHamás ha secuestrado a al menos un centenar de israelíes, según han confirmado las autoridades de Tel Aviv. Hay militares, pero también civiles, incluidos niños, ancianos y discapacitados. Es un factor sobre la mesa del gobierno de Benjamin Netanyahu para decidir si pone en marcha una invasión terrestre sobre la franja de Gaza. La crisis de rehenes no tiene precedentes y los poderosos servicios de inteligencia israelíes, que no han evitado el peor ataque que ha sufrido el país desde 1973, no parecen en disposición de saber dónde están los prisioneros ni en qué estado se encuentran. Pero no será el único elemento a tener en cuenta: el mando militar israelí sabe que es muy probable que Hamás pretenda arrastrar a las tropas israelíes a una ratonera dentro de las zonas urbanas de Gaza.

Las televisiones israelíes y las redes sociales están llenas de testigos angustiados que buscan a sus familiares y amigos desaparecidos. Como Yoni Asher, residente en la ciudad israelí de Nir Oz, cercana a Gaza, que no sabe nada de su esposa y sus hijas de 2 y 4 años desde el ataque del sábado. Según ha explicado a la cadena pública Kan, solo ha podido localizar la señal del móvil de su mujer en la ciudad de Gaza. Los familiares revisan frenéticamente los vídeos difundidos por los combatientes en las redes sociales mientras se llevaban a los cautivos, exhibidos como trofeos.

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Funcionarios israelíes han dicho que algunos de los familiares ya han recibido mensajes de los secuestrados y desmienten las informaciones de la prensa local que aseguran que se ha abierto una negociación con mediación de Egipto. Creen que los han dispersado en distintos puntos de la Franja y que pueden ser utilizados como escudos humanos. Pero Israel no ha parado de bombardear la Franja desde el sábado.

Lo único que queda claro es que Israel se enfrenta a la peor crisis de rehenes de su historia. El último precedente es el del soldado Gilad Shalit, que fue secuestrado en el 2006 y retenido en Gaza durante cinco años. Lo liberaron a cambio de 1.000 prisioneros palestinos. Pero con 700 israelíes fallecidos y Netanyahu humillado es difícil que Israel acceda a un intercambio. Otros episodios terminaron en un baño de sangre: los 11 atletas secuestrados por una facción de la Organización para la Liberación de Palestina en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 terminaron muertos en la operación de rescate.

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“La realidad es que Hamás ha tomado rehenes como un seguro contra una represalia de Israel, sobre todo por un ataque masivo por tierra, y para cambiarlos por prisioneros palestinos –analiza Aron David Miller, de Carnegie Endowment–. Una cifra tan alta de rehenes a la fuerza tiene que limitar la respuesta de Israel”, asegura.

Lo cierto es que Netanyahu no lo tiene fácil: intentar liberarlos puede amenazar la vida de los rehenes y negociar sería regalar un triunfo a Hamás. El primer ministro israelí, que lidera un gobierno de coalición de la derecha con la ultraderecha, ha invitado a la oposición a formar un gobierno de unidad nacional. Sea como sea, esta situación le recordará una experiencia que admite que marcó su vida: en 1976 su hermano mayor, Yonathan, que era soldado de una unidad de élite, murió en una operación de rescate de rehenes en el aeropuerto de Entebbe, en Uganda.

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Dimensión desconocida

Pero la situación actual es totalmente distinta. En su larga carrera política, y pese al récord de muertes palestinas en Cisjordania en el último año, Netanyahu ha evitado una incursión terrestre en Gaza que supondría un infierno. Desde que ganó las elecciones del 2007, Hamás controla con mano de hierro este feudo de dos millones de civiles, en una de las zonas más densamente pobladas del mundo y con una población que ha sobrevivido a 15 años de asedio y que siente que no tiene nada que perder. No es por casualidad que su predecesor, Ariel Sharon, ordenó en el 2005 la retirada de los colonos y soldados que ocupaban la Franja.