Israel vuelve a atacar a los Cascos Azules en medio de una intensificación de los combates en Líbano
Medios estadounidenses informan que la operación de castigo de Tel Aviv contra Teherán está "lista" e Irán advierte a la ONU de una "respuesta decisiva"
LondresLa guerra en Oriente Próximo sigue escalando en todos los frentes: Gaza, Líbano e Irán. A última hora de este miércoles se ha conocido un nuevo ataque de fuerzas israelíes contra la misión de pacificación de Naciones Unidas. El quinto en una semana. Los hechos ocurrieron esta mañana en una posición cerca de Kafer Kela, un pueblo del sur del Líbano. Un tanque israelí disparó contra su torre de vigilancia. Ambas cámaras fueron destruidas y la torre resultó dañada en lo que llaman "fuego directo y aparentemente deliberado sobre la posición".
El pasado domingo, los Cascos Azules también informaron de que dos tanques israelíes destruyeron la puerta principal de un puesto en Ramyah y "entraron por la fuerza en la posición". El incidente ocurre poco después de que el lunes el jefe de la misión rechazara la llamada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que UNIFIL se retire de las "zonas de combate". El ataque de este miércoles no ha provocado heridos, pero supone la reiteración de las acciones desafiantes de Tel Aviv contra Naciones Unidas y los gritos de alerta de la comunidad internacional.
Por otra parte, la dimensión de la respuesta de Israel al ataque de Irán sobre su territorio del pasado 1 de octubre estaría "a punto" y podría tener lugar en los próximos días. En cualquier caso, siempre antes del 5 de noviembre, fecha de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, según informaciones que difundía este miércoles la CNN. La cadena citaba una "fuente familiarizada con el asunto". Y ha añadido que altos cargos de la administración Biden "esperan" que Israel ataque antes de finales de este mes. Y si bien la misma fuente referida por la CNN cree que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, "parece muy sensible" a cualquier posible impacto de la represalia contra Irán en el proceso electoral de Estados Unidos, no por eso parece que deba tener ninguna intención de contenerse o alargar la espera.
En este sentido, como si desde Teherán se diera por hecho que Tel-Aviv se apresura ya a lanzar su golpe, la diplomacia de los ayatolás ha intentado en los últimos días y horas nuevos contactos para evitar lo que parece del todo inevitable. La semana pasada, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, visitó Líbano, Siria, Arabia Saudí, Qatar, Irak y Omán para transmitir mensaje de dureza y, a la vez, de cierta cautela. Y este miércoles, el jefe de Asuntos Exteriores ha llegado a Jordania antes de viajar a Egipto y Turquía con el mismo objetivo.
Antes, Araghchi advirtió el martes por la noche al jefe de Naciones Unidas, António Guterres, que Teherán no dudará en responder si Netanyahu finalmente da la orden de atacar a su país. "Mientras Irán hace todos los esfuerzos posibles para proteger la paz y la seguridad de la región, estamos plenamente preparados para una respuesta decisiva y lamentable ante cualquier aventura" de Israel, le comunicó Araghchi durante una llamada telefónica, según la información difundida por la oficina diplomática iraní hecha pública este miércoles.
La amenaza del responsable de Exteriores de la república islámica coincide, en el tono, con la del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien la semana pasada prometió que la medida de la represalia de su país contra Teherán sería "mortal, precisa y sorprendente". Lo mismo ha reiterado Benjamin Netanyahu desde hace dos semanas.
¿Cuál es el escenario que se abriría a continuación? Es imposible predecir, pero la gravedad de una situación ya extremadamente grave estaría en función de la magnitud del ataque hebreo sobre Irán. En este sentido, The Washington Post y otros medios estadounidenses han informado esta semana de que el primer ministro israelí habría garantizado a Joe Biden, durante la conversación telefónica que mantuvieron la semana pasada, que no atacarían ni la infraestructura nuclear ni las instalaciones petroleras. Así, Tel-Aviv limitaría el alcance de su respuesta a instalaciones militares. Sea cual sea finalmente, los movimientos militares y diplomáticos en Oriente Próximo, Europa y Estados Unidos hacen pensar en una cuenta atrás lenta, pero implacable.
La inoperancia e impotencia de Naciones Unidas ha quedado de manifiesto una vez más durante la reunión del Consejo de Seguridad, que esta tarde del miércoles ha abordado la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza, especialmente en el norte, donde la ONU asegura que no ha entrado ayuda humanitaria en las dos primeras semanas de octubre. Al menos hasta este miércoles. A primera hora, y fruto de la presión ejercida por Washington a raíz del leve ultimátum para que mejore la situación en treinta días, con la advertencia de que se detendrían algunos envíos de armas, las Fuerzas de Defensa de Israel han autorizado la entrada de 50 camiones. Pero Tel-Aviv tiene su argumentario bien aprendido, y durante la misma reunión del Consejo de Seguridad, el embajador israelí ante Naciones Unidas ha culpado a Hamás del retraso en la entrega de la ayuda.
Intensificación de los combates
Mientras, el balance de víctimas mortales sigue aumentando. Tanto en Gaza como en Líbano. El ministerio de Salud de la Franja, que controla Hamás, ha informado este miércoles de que los fallecidos son ya 42.409 y el número de heridos se eleva a casi cien mil (99.153). En Líbano, 2.367 personas perdieron la vida desde el inicio de la escalada entre Israel y Hezbolá, y la invasión ordenada por Netanyahu, y 11.088 resultaron heridas.
Que el frente contra Hezbollah no tiene freno lo ha dejado bien claro el ministro de Defensa, Yoav Gallant. En unas declaraciones alusivas a unas posibles conversaciones de paz con la milicia chií, aseguró que "sólo negociaremos bajo el fuego; ya lo dije en Gaza y lo digo aquí". Y que las operaciones del ejército hebreo en Líbano se intensifican también lo demuestra el ataque aéreo que este miércoles ha matado al alcalde ya otras 15 personas de la ciudad del sur del país de Nabatiyeh.
El golpe ha generado temores de que Israel esté ampliando su campaña contra los combatientes chiís de Hezbolá y que incluya objetivos en oficinas gubernamentales y considere legítimos también el asesinato de funcionarios civiles. El bombardeo sobre Nabatiyeh ha sido el primer ataque importante contra estas instituciones desde que se inició la ofensiva israelí.
El ataque, en el que 52 personas también resultaron heridas, sugiere que Israel también quiere castigar a Amal, un poderoso partido político chií aliado de Hezbolá que juega un papel en el gobierno del municipio y que tiene una fuerte presencia en la zona.
Entre los fallecidos, además del alcalde Ahmad Kaheell hay al menos cuatro miembros del comité de crisis de la población, encargados de organizar los esfuerzos de socorro para los cientos de miles de personas que han sido desplazadas desde finales de agosto.