Cómo evitar que los anuncios te sigan por internet

DuckDuckGo prepara un sistema para bloquear automáticamente los códigos de rastreo publicitario ocultos en las aplicaciones para móviles Android

BarcelonaBuscar un producto o servicio en Google, visitar el perfil de una marca en Instagram, instalar en el móvil la aplicación de una empresa... y a partir de entonces empezar a ver anuncios precisamente de aquello en muchas de las páginas, aplicaciones y plataformas digitales que visitamos. Hace unos años todavía nos sorprendía, pero a estas alturas ya tenemos asumido que los anunciantes disponen de herramientas para seguirnos en nuestra actividad digital e ir insistiendo en sus mensajes comerciales hasta que, en muchos casos, cedemos a la tentación y compramos, nos damos de alta o nos descargamos lo que nos proponen. Este sistema se denomina retargeting y es la base del negocio de la publicidad digital, que las agencias pueden cobrar más cara que la convencional porque tiene un grado muy superior de certeza de que el consumidor está potencialmente interesado en el objeto del anuncio.

Todo este entramado también sostiene en gran manera la creación de dispositivos, servicios y aplicaciones muy baratos o incluso gratuitos (los videojuegos son uno de los ejemplos principales) pero que solo son viables gracias a lo que ingresan por dejarse utilizar como antenas de datos de sus usuarios. El problema es que toda esta información captada de forma generalmente implícita se va acumulando en forma de perfiles personales cada vez más detallados, y no todo el mundo está dispuesto a aceptar que agregadores tan populares como Google o Facebook, o tan desconocidos como Experian y Acxiom, los conozcan mucho mejor que su propia familia. Afortunadamente, hay varias opciones para bloquear el rastreo de nuestra actividad digital por parte de terceros.

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La más inmediata es usar, en el ordenador y en el móvil, un navegador web con función de bloqueo de los códigos ocultos de rastreo incrustados en la mayoría de las páginas web que visitamos. En este espacio he recomendado a menudo el uso de Brave, que usa el mismo código básico que Google Chrome pero que añade una capa que puede hacer dos cosas, juntas o por separado: bloquear los anuncios (que en la mayoría de los casos también contienen rastreadores) y bloquear otros rastreadores incluidos en las webs. Si os acostumbráis a visitar con Brave las páginas de los servicios que utilizáis en vez de descargar e instalar las aplicaciones respectivas, estaréis evitando buena parte de la vigilancia.

En cambio, si tenéis el dedo flojo a la hora de instalar aplicaciones, ya sean para pagar el aparcamiento, para ligar o para pedir comida desde el sofá, hasta ahora estabais literalmente vendidos. Las aplicaciones nativas para Android e iOS (para entendernos, las que se descargan de la Play Store y la AppStore e instalan un icono en la pantalla de inicio del teléfono) contienen todavía más códigos de rastreo que las páginas web, y solía ser casi imposible bloquearlos. De aquí, claro, la insistencia de las marcas para que usemos la aplicación y no la web, si es que tienen.

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Esta imposibilidad de bloquear el rastreo mediante las aplicaciones empezó a desmoronarse en el mes de abril de este año, cuando Apple incluyó en sus sistemas operativos móviles iOS 14 e iPadOS 14 la función App Tracking Transparency (ATT), que obliga a los creadores de aplicaciones para iPhone e iPad a especificar en las descripciones qué datos del usuario, su terminal y su conexión capturan, y encima les exige pedir explícitamente al usuario, en el momento en el que las instala, si acepta ser rastreado. Sse estima que más de la mitad de los usuarios de iPhone responden que no. Justo es decir que varios investigadores han detectado aplicaciones que ignoran el deseo de privacidad manifestado por el usuario y que siguen capturando datos, pero son relativamente pocas y en cualquier momento pueden ser penalizadas por Apple.

Como los usuarios no rastreables son mucho menos valiosos para los anunciantes, una parte considerable de la inversión publicitaria digital que antes apuntaba a los dispositivos de Apple se ha trasladado a los de sistema Android: por ahora, Google no ofrece nada tan radical como el ATT; no podría ser de ninguna otra manera, puesto que su negocio es vender anuncios, no teléfonos.

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Ahora bien, a los usuarios de Android, que en el mundo triplican a los de iOS (aquí casi los cuadruplican), también se les empieza a abrir la posibilidad de bloquear el rastreo y la captura de datos por parte de las aplicaciones que tengan instaladas. La empresa del buscador web DuckDuckGo, ya centrado en la privacidad (no usa ningún perfil del usuario para personalizar los resultados de búsqueda), está añadiendo a su aplicación de navegador web para Android la nueva función App Tracking Protection (ATP), que detecta e intercepta los intentos que cualquier aplicación instalada en el teléfono haga para enviar datos a terceras empresas, entendiendo como tales las que no coinciden con la que ha creado la aplicación en cuestión. Obviamente, mientras estéis dentro de las aplicaciones del universo Facebook, no podréis evitar que la apli de Instagram le pase datos vuestros al barco insignia de la casa, y lo mismo pasa con los múltiples servicios de Google.

En cambio, si vuestra aplicación de alquiler de patinetes intenta comunicarse con Facebook o Google para marcaros como usuario de estos vehículos de dos ruedas, la ATP de DuckDuckGo no se lo permitirá. Los primeros usuarios de la función hablan maravillas de ello: no solo están descubriendo que el 96% de las aplicaciones de Android más populares contienen códigos ocultos de rastreo, sino también que la mayoría están activos mientras no se usa el teléfono, y encima pueden revisar dónde habrían ido sus datos si la ATP no las hubiera bloqueado. Dentro de la misma aplicación de DuckDuckGo os podéis apuntar a una lista de espera para que os activen la ATP cuando se abre al público en general.

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El micrófono que te espía

En relación con el rastreo digital y los anuncios que nos siguen, quizás conocéis la leyenda urbana sobre aplicaciones que activan subrepticiamente el micrófono del móvil para escuchar todo lo que decimos y mostrarnos a continuación anuncios relacionados. En realidad no es así: ni siquiera la voraz Facebook ha tenido el valor de hacerlo, porque los recursos necesarios serían enormes y, sobre todo, porque no le hace falta, puesto que os conoce al dedillo sin tener que escucharos.

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Esto no quiere decir que no haya aplicaciones móviles que pueden espiar mediante el micrófono del teléfono. Y no hablo del software espía israelí Pegasus, que alguien puso a escuchar al expresidente del Parlament Roger Torrent, sino de una empresa del sector publicitario: la agencia Dentsu, la quinta del mundo por volumen de facturación, presumía hace una semana en el congreso TechSpirit Barcelona de una plataforma que puede activar el micrófono del usuario para saber qué anuncios de radio y de televisión está viendo en cada momento. Eso sí, aseguran que solo la tienen instalada consumidores que cobran para dejarse espiar de este modo.