'Todo se mueve' alerta de una estafa que promete aparecer en el programa a cambio de un pago
El espacio ha alertado de que una empresa publicitaria contacta con negocios o escuelas en su nombre, pero que no tiene ninguna relación
BarcelonaCon el aumento de los delitos cibernéticos, los piratas informáticos han encontrado nuevos métodos para engañar, estafar o robar información personal, y no siempre son engañas fáciles de detectar. Estos casos suelen dejar dos víctimas: a quien se le ha robado ya quien se le ha suplantado la identidad, y esta vez el programa de Helena Garcia Melero ha sido su víctima, poco después de celebrar el capítulo 1.500. El Todo se mueve ha alertado de que una empresa prometía la emisión de reportajes a cambio de dinero, haciéndose pasar por representantes del programa, canal o presentadora.
La periodista y colaboradora del programa Sara Loscos ha advertido y también lo han apoyado en X: "Resulta que hay una empresa de publicidad que está contactando con escuelas y comercios ofreciendo hacerles reportajes de su centro o de su negocio que después saldrán por TV3 al Todo se mueve, concretamente. Para los reportajes, esta empresa pide que les pague dinero. Esta compañía habla en nombre de TV3, del Todo se mueve, o de la propia Garcia Melero, pero no tienen ningún vínculo con nosotros". Ha añadido: "Queremos que quede muy claro que todos los reportajes y entrevistas que hacemos aquí en el programa son gratuitos, se deciden desde la dirección del programa y que nadie, ni ninguna empresa, ni ninguna persona, paga absolutamente nada por salir". "Sobre todo, queremos alertarle de que si le llegaba una de estas propuestas, seguro que no sale del programa Todo se mueve", ha concluido la comunicadora.
A pesar del regusto amargo del aviso, el magacín ha seguido con naturalidad y con su programación prevista: una entrevista con el expresidente de la generalidad Quim Torra, los consejos del dermatólogo Ramon Grimalt sobre salud y cuidado de la defensa de la novela nueva serie del 3Cat, Balandrau. Tampoco han faltado las clásicas denuncias que hace la ciudadanía por hablar de problemas de su cotidianidad, como es el caso de los cables de telefonía que sobrecargan las fachadas de los edificios en Ripollet.
