El final inquietante de la entrevista a Josep Oliu

El sábado, Ricard Ustrell entrevistaba al presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, en el Colapso. Como explicó el propio banquero, solo acude a la televisión "en ocasiones muy especiales". De hecho, no recordaba haber ido nunca. Es fácil intuir que la marejada de fondo de la opa del BBVA ha propiciado esta necesidad excepcional, aunque Oliu se amparó en razones de coincidencia geográfica: "Soy de Sabadell. Y cuando me dijeron que Ricard me lo podía pedir, que también es de Sabadell, dije que con éste no puedo negarme". A Oliu le gustó recordar los vínculos del pasado entre su familia y la de Ustrell. Una manera delicada de establecer un pacto de cordialidad y salir de allí sin dañarse.

Ustrell estructuró la entrevista yendo de las cosas más generales y fáciles a otras más concretas y delicadas. Le hizo preguntas sobre el estatus y el poder, y el presidente del Sabadell fue hábil por la vía del eufemismo. Prefirió el término "trabajador acomodado" al de "burguesía" y habló de "influencia" y "responsabilidad" antes que atribuirse el término de "poderoso". También evitó considerarse "catalanista" y optó por el matiz de "profundamente catalán". Y ahí es donde Oliu empezó a romperse la garganta y donde se apreció un punto de nerviosismo en el lenguaje no verbal. Abordaron cuestiones de política, del Proceso, del traslado de la sede a Alicante y del regreso a Catalunya, todo con cuidadosa elegancia y sin voluntad de incidir en los detalles. La opa ocupó el último tramo de la entrevista, en la que Oliu se mostró reacio a las intenciones del banco vasco y aprovechó para recordar que en el 2020, con la pandemia y en un momento de cierta debilidad, ya no escucharon los cantos de sirena del BBVA ya sus clientes les fue muy bien: han convertido en ochenta y ocho mil. Si hubiéramos realizado esa operación, hoy estos diez mil, convertidos en acciones del BBVA, se habrían convertido en treinta y ocho mil". Ustrell, por cierto, no le preguntó por el dragón de los anuncios del Sabadell ni por la cancioncilla insaciable que nos acompañó todo el mes de abril a la televisión, ni qué pensaba de los anuncios donde supuestos accionistas del BBVA hablan de las bondades de la opa.

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El final de la entrevista fue algo más desconcertante. Al preguntarle por la edad, las ganas de seguir trabajando y su sucesión, en lo que parecía una clausura amable y lógica, Ustrell dio un giro inesperado: "¿Y una persona como usted piensa en la muerte?" El mejor recurso para garantizar que, en el futuro, el día en que la televisión tenga que hacer el obituario de Oliu, podrán recuperar la frase. Pero el más perturbador llegó en el remate final. Inmediatamente después de darle las gracias, la banda del programa cerraba la entrevista con un golpe musical de una sola estrofa de Maneskin: "Ime a devil, who's searching for redention. En mother fucking monster, who's searching for redemption". Una cola algo inquietante para despedirse de un banquero.