Miserias periodísticas del caso Daniel Sancho

El asesinato del cirujano Edwin Arrieta cuenta con todos los ingredientes de una gran historia de sucesos. Las televisiones lo saben y se han lanzado agresivamente a la caza de presuntas exclusivas. Y ahí comienzan los problemas. El programa En boca de todos, de Cuatro, vendía como exclusiva haber hablado con la madre del presunto asesino, pero después de toda la anticipación el espectador tenía que conformarse con una reportera leyendo por la calle medio whatsapp de la pobre mujer asediada en el que pedía que, un poquito de por favor, entre todos no se montaran películas. El lunes, el programa de Sandra Barneda Así es la vida aseguraba contar con una entrevista exclusiva con la hermana de la víctima. Pero era un audio aparecido antes en un diario colombiano que, extractado, ya había sonado en otros programas. Al día siguiente, en Antena 3, era Rebeca Haro en YAS Verano quien se ufanaba de tener declaraciones en exclusiva de esta misma hermana. De nuevo, eran de un medio colombiano y horas antes ya se habían podido escuchar también en En boca de todos. Agotada la familia directa, tocaba el turno de los amigos de Sancho, como el que aparecía en YAS Verano diciendo que no se lo esperaba. Sí, claro, y siempre saludaba. ¿Qué valor tiene un testimonio así? Tampoco podía aportar demasiado la entrevista —vendida así mismo como exclusiva— a la mujer que le vendió el kayak a Sancho. Sorprendentemente, no le dijo que lo quería para presuntamente lanzar ciertas bolsas con trocitos humanos al mar. Y después está la falta de una mínima elegancia, como poner en uno de los títulos de las imágenes la frase “Daniel Sancho: ¿de chef a descuartizador?”.

Como la familia está interesada en crear revuelo para presionar a la justicia tailandesa, el serial se alargará las semanas que sea necesario y se convertirá en cuestión nacional. Preparémonos para una intensa temporada de (mal) periodismo patriótico.