No-ficción

Movistar+ reivindica a Lola Flores más allá de los clichés

La plataforma estrena 'Lola', una docuserie que analiza con ojos contemporáneos la aportación artística de la folclórica

BarcelonaLas plataformas en streaming se han convertido en ávidas recuperadoras de los mitos populares de la televisión analógica. Después de nombres tan dispares como Jesús Gil, la Veneno, Marianico el Corto o Parchís, ahora le llega el turno a uno de los grandes iconos del siglo XX español: Lola Flores. La docuserie Lola llega este jueves a Movistar+ e intenta mostrar a la bailaora, actriz y cantante con un prisma que la relaciona más con la actualidad.

Para hacerlo, el director Israel del Santo se ha zambullido durante un año en la intensa impronta audiovisual que dejó Flores, especialmente cuando, en la década de los noventa y en el inicio del nacimiento de las televisiones privadas, quiso dejar narrada su vida en múltiples programas, sobre todo en Antena 3, o bien las entrevistas que le hizo Jesús Quintero, de cuando todavía se podía fumar en el plató. La colección de anécdotas es impresionante, y pocas personas de su época supieron construirse tan bien el personaje –icono gitana según ella misma pregonaba, sin serlo realmente– y convertir un breve encuentro con Winston Churchill en poco menos que una amistad.

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"He intentado modernizar la imagen de Lola Flores para que llegue a generaciones que no convivieron con ella", explicaba Del Santo al ARA. "Y, para los que sí la conocían, pues que tengan una colección mucho más completa". El último gran esfuerzo para explicar la figura de la artista fue Lola, la película, estrenada en 2007. El relato de esta serie arranca con su nacimiento, en el seno de una familia modesta, durante los años de la República y muestra también el impacto de la Guerra Civil, el franquismo, el estallido de los ochenta y los noventa... "Se fue transformando a lo largo de cinco décadas. Ella podía con todo", asegura Del Santo. Anteriormente, este director había firmado títulos como Adventum (sobre los primeros años de la conquista de América), El Palmar de Troya (que se centra en una delirante secta católica) o El corazón del imperio (una historia de Roma explicada por sus protagonistas).

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La docuserie alterna clips de Flores en acción –ahora bailando, ahora actuando, ahora explicando una batallita con los ojos volcánicos clavados en la cámara– con numerosas entrevistas. Por un lado, a su clan; y, por el otro, a historiadores y personalidades del mundo musical, como Martirio, Sílvia Pérez Cruz, Miguel Poveda, la Mala Rodríguez o María José Llergo.

Una de las apuestas de la serie es sacar la figura de Lola Flores del cliché folklorizante del franquismo. En este sentido, se recuerda que las coplas eran composiciones musicales popularizadas en los veinte y que, en muchas ocasiones, se trataba de canciones evocadoras de los bajos fondos. Las mujeres que aparecían en ellas raramente se podrían considerar el ideal nacionalcatólico, puesto que a menudo eran las amantes de los hombres casados, las prostitutas, las descastadas. Y detrás de muchas de estas coplas había una reivindicación de estas mujeres, hasta el punto de que en Lola se llega a comparar este empoderamiento –por la vía de autoafirmarse en aquello que la norma social considera pecado– a la actitud de las cantantes de trap contemporáneas. La silabación sincopada de algunas de sus canciones, así mismo, acerca a Lola Flores al rap más de lo que podría parecer en un principio.

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"Queríamos dejar claro que, ya no Lola Flores, sino la copla, es un movimiento musical que estalla en la República", recuerda Del Santo. "Es posible que, a primera vista, a alguien le pueda parecer un género gris o casposo, pero cuando lo revisas descubres que las letras trascendían mucho más allá. Hay letras que podrían ser de C Tangana o de la Mala Rodríguez. Y Rosalía toma inspiración de Lola Flores. De hecho, su actitud, de hacérselo todo ella misma, tiene más que ver con el punk que con la copla". El director, de 45 años, admite que antes de recibir el encargo no conocía especialmente la obra o la vida de Flores, más allá de los tópicos, pero asegura que esto le ha dado mucha capacidad a la hora de retratarla sin apriorismos. Y, sobre todo, "rescatar su dimensión artística", según el responsable de Lola, puesto que la parte biográfica acabó comiéndose también su aportación al flamenco.

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Otro de los ángulos de la serie es mostrar cómo se trataba de una artista rabiosamente intuitiva, que se enorgullecía de no tener imitadoras, puesto que ella, cinco minutos antes de subir al escenario, no sabía qué diantre bailaría. "Me he pasado un año viendo archivos y tengo claro que era una mujer de pura intuición", dice Del Santo. "Tenía muchísimo carácter y algunas ideas claras que era capaz de llevar hasta las últimas consecuencias. Y muchas, muchas ganas de ser artista, de trascender a la época. «Ni canta ni baila, pero no se la pierdan», aseguraba que habían dicho en la prensa internacional. Pero no hay registro de que esto apareciera nunca. Solo era ella, alimentando muy bien su leyenda".

Lola es una producción de 100 Balas para The Mediapro Studio y consta de cuatro episodios de 50 minutos.